"Sí, quiero". Luego de las protestas del movimiento ambientalista y el compromiso del oficialismo, la Cámara de Diputados finalmente aprobó ayer la Ley de protección de Bosques nativos, que ahora pasará a la Cámara de Senadores. De esta manera, en la primera sesión ordinaria avanza la medida para prohibir la tala indiscriminada sin un previo ordenamiento territorial.
Greenpeace, la ONG que protagonizó el pedido por la sanción de la ley a través de varias acciones, se mostró conforme con la media sanción. Hernán Giardini, coordinador de la campaña de biodiversidad, afirmó mediante un comunicado: "Hoy se dio un primer paso muy importante para detener los desmontes irracionales que son cada vez más frecuentes en el norte de nuestro país y producen pérdida de biodiversidad, desertificación e inundaciones. La ley además protegerá a cientos de campesinos e indígenas que permanentemente son desalojados por las topadoras".
La organización había hecho un mapa de la posición de los diputados frente al proyecto, según el cual la gran mayoría de los integrantes de la cámara estaba indecisa, mientras que los representantes de las provincias del norte se mostraban -paradójicamente o no- en contra del proyecto. Durante la discusión, que se realizó en el mismo seno del bloque kirchnerista, prevaleció lo dicho por el presidente Néstor Kirchner, quien había tomado este tema como una política clave en el discurso de apertura de la Legislatura de este año y del anterior.
Página 12 realizó una buena crónica del camino de la ley, incluidas las últimas modificaciones para tratar de lograr el consenso de los diputados contrarios al proyecto: "Las provincias reclamaron `la soberanía sobre sus territorios´ y hasta `compensaciones económicas por cuidar el medio ambiente´". El matutino destascó además la exposición de Miguel Bonasso, presidente de la Comisión de Recursos Naturales, que dio la defensa oficial del proyecto y atacó a los intereses sojeros y madereros.
Por su parte, Clarín reprodujo varias de las posturas de los diputados. La crítica más virulenta fue la de Carlos Sosa, diputado por el Renovador Salteño, quien afirmó que "cuatro atorrantes que son los de 'granpis' no nos van a decir a nosotros cómo cuidar el medio ambiente". Sin embargo, no piensan lo mismo organizaciones como la Federación Agraria Argentina, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y la Organización de Naciones y Pueblos Indígenas en Argentina (ONPIA) que apoyan el proyecto que debe dar su último paso en el Senado antes de convertirse en ley.
Greenpeace, la ONG que protagonizó el pedido por la sanción de la ley a través de varias acciones, se mostró conforme con la media sanción. Hernán Giardini, coordinador de la campaña de biodiversidad, afirmó mediante un comunicado: "Hoy se dio un primer paso muy importante para detener los desmontes irracionales que son cada vez más frecuentes en el norte de nuestro país y producen pérdida de biodiversidad, desertificación e inundaciones. La ley además protegerá a cientos de campesinos e indígenas que permanentemente son desalojados por las topadoras".
La organización había hecho un mapa de la posición de los diputados frente al proyecto, según el cual la gran mayoría de los integrantes de la cámara estaba indecisa, mientras que los representantes de las provincias del norte se mostraban -paradójicamente o no- en contra del proyecto. Durante la discusión, que se realizó en el mismo seno del bloque kirchnerista, prevaleció lo dicho por el presidente Néstor Kirchner, quien había tomado este tema como una política clave en el discurso de apertura de la Legislatura de este año y del anterior.
Página 12 realizó una buena crónica del camino de la ley, incluidas las últimas modificaciones para tratar de lograr el consenso de los diputados contrarios al proyecto: "Las provincias reclamaron `la soberanía sobre sus territorios´ y hasta `compensaciones económicas por cuidar el medio ambiente´". El matutino destascó además la exposición de Miguel Bonasso, presidente de la Comisión de Recursos Naturales, que dio la defensa oficial del proyecto y atacó a los intereses sojeros y madereros.
Por su parte, Clarín reprodujo varias de las posturas de los diputados. La crítica más virulenta fue la de Carlos Sosa, diputado por el Renovador Salteño, quien afirmó que "cuatro atorrantes que son los de 'granpis' no nos van a decir a nosotros cómo cuidar el medio ambiente". Sin embargo, no piensan lo mismo organizaciones como la Federación Agraria Argentina, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y la Organización de Naciones y Pueblos Indígenas en Argentina (ONPIA) que apoyan el proyecto que debe dar su último paso en el Senado antes de convertirse en ley.
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