Una dulce espera: El glaciar Perito Moreno a punto de romperse

La naturaleza no obedece al calendario gregoriano. Tiene en vilo a turistas y cámaras de todo el mundo, aguardando el estruendoso espectáculo que aconteció por última vez hace dos años, el 12 de marzo de 2004. El frío reinante se respira, adquiere cuerpo, presencia y sonido e invita al caminante a bajar la voz y contemplar. Todos esperan, cuando todavía no llegó el otoño, que el glaciar deshoje parte de su cuerpo helado.


Fuente: Imágenes Argentinas, Atribución 2.5 de Creative Commons

El hechizo no atrapa sólo a los afortunados que pueden observar al glaciar con sus propios ojos, respirar su alma y vibrar con su energía. También en Buenos Aires y otras ciudades del país la gente se mantiene en frente de los televisores para seguir el espectáculo. Por unos días, la naturaleza es noticia. Pero al contrario de la vertiginosidad habitual que suelen imponer los medios, la demora no se transforma en ansiedad: se mantiene vigente, con constancia, en radios, diarios, internet, televisión y cable.

Cuando todo pase, quizá la sabia naturaleza nos haya enseñado a valorar la paciencia y a comprender la larga duración de los procesos ambientales. También sus problemas, las heridas que le inflinge la contaminación en sus distintas formas, no consisten generalmente en hechos espontáneos. Por el contrario, son predecibles e incluso evitables. Se originan mediante un proceso acumulativo que dura años y requieren profunda reflexión, conciencia y respeto por parte del hombre, en lugar de soluciones mágicas. La magia es patrimonio natural.

SECCIÓN: AGUA

Foto en La Nación: Horacio Córdoba.

Comentarios

C. W. Karl dijo…
Agradezco sinceramente que me hayas citado en tu blog, el cual me ha resultado muy interesante.

En lo que respecta a la Patagonia, es una formidable reserva ecológica natural que debe ser preservada de la contaminación, para nosotros y las generaciones venideras.


Un abrazo!