En el día del árbol, desmonte y deforestación

Mientras hoy se festeja el Día Nacional del Árbol, en la Argentina la deforestación no se detiene. Las causas principales: el avance de la frontera agropecuaria por el negocio de la soja y la proliferación de bosques artificiales para la industria maderera. Los ecosistemas naturales y los pobladores tradicionales, en riesgo.

El norte que lucha por existir

El proceso de creciente deforestación de los bosques nativos tiene sus ribetes más trágicos en las provincias del norte del país. Después de la buena noticia de la concreción de la Reserva Pizarro en la provincia de Salta y la entrega de 800 hectáreas a la comunidad wichi, todavía se desmontan 250 mil hectáreas por año en el país. La nueva área protegida tiene 21.298 hectáreas: lo que se protege es solo un 10 por ciento de lo que se destruye, según Greenpeace.

Ayer en el programa Blog Periodismo de Autor se denunció como el vicepresidente de la Legislatura de Santiago del Estero, el diputado Pedro Simón, actúa como parte en una causa de expropiación de campos pertenecientes por hecho o derecho a pobladores de la zona para, podadora mediante, utilizarlos para el nuevo gran negocio de pocos: "la fiebre de la soja".



El Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero (Mocase) lucha por revertir esta situación. Su presidenta, Nelly Véliz, explicó a Greenpeace que "los campesinos de Santiago del Estero hace veinte años que nos organizamos y luchamos por la tierra, el agua y el monte; que son el medio de vida de las familias que habitamos y cuidamos el monte santiagueño desde hace varias generaciones, y que actualmente nos vemos seriamente amenazados por los constantes desalojos y desmontes".

Mientras tanto, en Chaco cinco meses después de la inundación sobrevino la sequía. Ese es el cuadro que pintó la semana pasada el noticiero de Canal 13, donde se denunció además que el agua está contaminada con arsénico y agroquímicos. A pesar de que Greenpeace señaló la buena señal del gobierno provincial de frenar los desmontes, lo cierto es que la pérdida de años del bosque de quebracho y algarrobo, el ex Impenetrable, deshizo el ecosistema natural que regulaba el ciclo hídrico.

¿Un futuro para los bosques de Argentina?

Estanislao Zeballos impulsó en Argentina la creación del Día del Árbol, que se festejó por primera vez el 29 de agosto de 1901. Más de un siglo después, se puede decir que no se cumplió con el objetivo propuesto: en las ciudades los espacios verdes escasean y en los ecosistemas naturales, también. Tampoco el día se reflejó en gran medida en la prensa mientras que hoy no tenemos mucha conciencia de la importancia del árbol (los bosques y las selvas) en nuestras vidas.

Noemí Cruz, coordinadora en el NOA de Greenpeace, dice al respecto que "los bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos". Sin embargo, según advierte la página de Greenpeace: "En la Argentina se desmonta un equivalente a 40 canchas de fútbol por hora".

Por día se desmonta un área similar a la de media Capital, tituló el 13 de agosto La Nación, como recuerda cada vez que trata el tema: es el medio que más difunde la problemática de la deforestación (aunque es también, paradójicamente o no, uno de los más entusiastas promotores de la soja). Allí vuelve a sonar la misma alarma: "el país perdió en el último siglo un 70 por ciento de sus bosques".

La novedad, la esperanza, es que desde la nueva secretaría de Medio Ambiente se está impulsado el tratamiento de la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección de Bosques, según otro artículo del mismo día de La Nación. Se buscaría frenar los desmontes y actuar en un marco normativo difícil en que son las provincias las dueñas de sus "recursos naturales".

"Al amparo de una confusión entre federalismo y feudalismo ha habido una apertura indiscriminada de la frontera agrícola que está poniendo en peligro nuestros bosques, en los que nos queda sólo el 30 por ciento de la selva primigenia", expresó el diputado Miguel Bonasso, a quien se le encomendó trabajar por la reglamentación de las leyes de presupuestos mínimos, que aún adeuda el Estado y que debilita el poder de control sobre daños al medio ambiente.

Las dos pautas jurídicas forman parte de las reformas introducidas en la Constitución en 1994.

Greenpeace saluda la propuesta con cautela: todavía falta definir un criterio claro de política forestal ambiental, donde se respete a biodiversidad de los bosques en contra de los monocultivos de soja y pinos, que dejan más ganancias en el presente pero el fantasma de la desertificación en el futuro. La organización pretende un ordenamiento territorial de los bosques nativos.

FOTO: Acción Jaguares y Rex Weyler en Greenpeace

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SECCIÓN: Comunicación: Política Ambiental - Periodismo Ambiental
Tierra: Bosques



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