Basura Cero: Un compromiso incumplido

En diciembre de 2012, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se comprometió a reducir los residuos enviados a los rellenos sanitarios ubicados en la Provincia con diferentes metas. La última de las fechas se cumplió anteayer, el primero de agosto de 2014, cuando se debió haber reducido un 78 por ciento. En este contexto deben discutirse las recientes noticias sobre los supuestos logros de reducción sustancial de residuos. Más allá de los números, es preocupante la opción por las "soluciones tecnológicas" para los residuos orgánicos, más costosas y mucho menos ecológicas.

Por Eduardo Soler

El gobierno porteño publicitó un plan que no pudo cumplir. 


Más allá del interesante análisis que propuso ayer Félix Cariboni en su columna, una cuestión no se destacó en la prensa. El gobierno de Mauricio Macri no cumplió con su propio compromiso de reducción de residuos que realizara en diciembre de 2012. Si aceptamos que la Ciudad redujo el envío a la CEAMSE de un 30 por ciento en 2013, debemos decir que el compromiso asumido para ese plazo fue del 44 por ciento. 

Incluso más, el diario Clarín dice en su artículo que "se consiguió respetar el acuerdo que firmó la Ciudad con el Gobierno bonaerense, a fines de 2012, por el cual no se pueden mandar a los rellenos más de 5.400 toneladas por día. Hoy se envían entre 3.200 y 3.500 toneladas". Esto último es como mucho una verdad a medias, porque el compromiso publicitado para la fecha era enviar sólo 1.350 toneladas por día. 

Dicho de otra forma, el objetivo que estaría cumpliendo hoy el gobierno porteño está retrasado nueve meses. Porque, en todo caso, el envío de "entre 3.200 y 3.500 toneladas" representa una reducción cercana al 44 por ciento, respecto de la marca tomada de 6 mil toneladas por día en el año 2012. Sin embargo, aquella era la meta que se había asumido para noviembre de 2013, según el cronograma oficial. 

Los números del cumplimiento de la Ley de Basura Cero son otros, más exigentes. El compromiso asumido en 2012 es relevante porque lo hizo justamente el gobierno de Macri. Y, en este marco, debemos dirigir la atención también sobre otro asunto, en parte señalado en la columna de ayer de Cariboni. En aquel momento nos preguntábamos por una "solución mágica", hoy hablamos sobre esta reducción "milagrosa".

Por esto mismo, comenzamos el análisis por el sistema MBT dirigido a los residuos orgánicos, que según el plan del gobierno en diciembre de 2012 era responsable por sí mismo de reducir el 10 por ciento de los residuos. En ese momento, desde ComAmbiental difundíamos un comunicado conjunto de Greenpeace, FARN, Los Verdes y Fundación Ciudad alertando sobre el riesgo que traía esta tecnología.

Desde Los Verdes, por ejemplo, se alertaba que el  "MBT es paso previo para la incineración, no sirve para el compost ni para recuperar recursos porque es basura contaminada". Sin embargo, hoy el dirigente de esta agrupación, Juan Carlos Villalonga, que es también Presidente de la APrA señala que se necesita una nueva planta de MTB para 2015, que aseguraría lograr los cambios de reducción "con velocidad".

Por su parte, Greenpeace resaltó el hecho de que se trata de una reducción récord, aunque no hizo énfasis en la metodología. En declaraciones periodísticas, Consuelo Bilbao expresó que las causas son la planta de áridos y la "política de reciclado". Expresó también que "falta un tratamiento para los residuos orgánicos", que representan la mitad de los residuos, pero justamente no se señala la impresión sobre el sistema MTB.

Como escribió Cariboni: "dichas plantas no `recuperan´ residuos orgánicos, porque los mismos vienen tan mezclados que solo se les brinda un tratamiento para bioestabilizarlos, reducir un poco su volumen y usarlos como cobertura del mismo relleno sanitario". El punto importante aquí, justamente, es que la planta MTB busca ser un paliativo para hacer un tratamiento de residuos orgánicos sin que estén separados en origen.

Y, si volvemos a observar el plan oficial, se señalaba que para esta fecha iba a existir una reducción significativa de 2 mil toneladas por días por "tratamiento de húmedos", es decir, la fracción orgánica. Sin embargo, en toda la gestión del PRO en la Ciudad, que ya lleva más de seis años, no existió justamente una campaña sistemática para lograr la separación en origen. Por eso mismo, ¿cómo se logrará este pase de magia o este nuevo giro milagroso para poder tratar la fracción orgánica de nuestros residuos?

Para poder descifrar este acertijo, volvamos a las palabras de Villalonga: "Los objetivos de la Ley en 2005 planteaban este cambio de un modo mucho más suave. Eso es menos costoso y más fácil. Sin embargo, la Ciudad lo está haciendo a una velocidad y con una decisión que permiten ser optimistas y pensar que en 2015 se estarán cumpliendo los objetivos de reducción acordados con la provincia en 2012". Como observamos, incluso de este modo no se están cumpliendo las metas publicitadas.

Y la conclusión es sencilla, si se la observa bien. La Ley de Basura Cero señalaba una reducción progresiva, porque necesitaba justamente de la participación ciudadana. Como esto no se hizo, por propia impericia del gobierno, ahora se debe recurrir a un mecanismo más costoso: la solución tecnológica. Tampoco se trata de una novedad, porque este debate se planteó cuando se propuso la propia Ley de gestión de residuos.

¿Por qué es importante esto? Desde una visión ambiental, la gestión de los residuos urbanos no es solamente reducir la basura, que desde ya es importante. Sobre todo en el caso de los residuos orgánicos, un tratamiento correcto debiera ir apuntado a su compostaje. De este modo, podrían usarse los nutrientes para una estrategia de huertas urbanas, contribuyendo con la soberanía alimentaria y la salud de la población.

En este aspecto, entonces, coincidimos con Greenpeace, pues lo que falta es mucho: "extender el servicio de  recolección diferenciada, mantener en el tiempo las campañas de comunicación para lograr un cambio cultural y comenzar a dar tratamiento a la fracción de residuos orgánicos". La preocupación es que el optimismo presentado sobre la reducción récord no se condice con el plan de trabajo del gobierno.

Ni el fin justifica los medios, ni los medios garantizan el fin.


Leer también:
Félix Cariboni: El "milagro" de la reducción de basura (2-8-2014)
ComAmbiental: Una solución mágica para el problema de la basura (diciembre 2012)




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