La Guerra contra el medio ambiente

A pesar de que todas las guerras traen desgracias para los pueblos, la destrucción mutua de vidas, ciudades y más vidas sigue sucediendo justificada por causas más o menos injustas que no consiguen resolverse con el diálogo sino por la violencia. Sin embargo, el impulso destructivo del hombre, su gran poder, tienen una víctima indefensa, la más inocente de todas: la naturaleza.

La guerra entre Israel y el Líbano (o el Hezbollah) está lejos de ser una excepción y muy cerca de ser la desencadenante de una de las tragedias ecológicas más importantes de los últimos tiempos, la más grande que sucedió en el Mediterráneo. Se trata del derrame de petróleo que comenzó entre el 13 y el 15 de julio con los bombardeos israelíes a la planta energética de Jiyyeh, 30 kilómetros al sur de Beirut.

Sin embargo, recién desde el alto al fuego logrado desde el lunes pasado pudieron comenzarse con las tareas de recuperación de 150 kilómetros de costa de Líbano y Siria, que podrían también llegar a Turquía, Chipre y Grecia, además de los daños que puede ocasionar en las mismas aguas y el lecho marino. Por esto, es imprescindible que la tregua continúe.


La demora de casi en mes en comenzar las tareas hace casi imosible poder limpiar con eficiencia las 10 o 30 mil toneladas de petróleo que, se cree, invadieron las aguas del Mediterráneo. Dos especies están directamente amenazadas ahora: el atún de aleta azul que desoba en el lecho marino y la tortuga verde, en peligro de extinción. El daño se extiende a las actividades humanas.

"Si se compara esto con cualquier otro derrame en la historia, la intervención puede ayudar dentro de las primeras 48 ó 72 horas; ya tenemos 20 días de retraso. El daño ya está hecho. Toda la comunidad de pescadores estará afectada por dos o tres años antes de que se restablezca el ecosistema. El sector turístico también", afirmó el ministro libanés de Medio Ambiente, Yakub Sarraf, según la BBC.

El funcionario y la organización ambientalista libanesa Green Line declararon que se trata de la peor crisis ecológica del país. El desastre es comparable a escala internacional con el del buque de Exxon Valdez en Alaska en 1989. Luisa Colasimone, representante del Plan de Acción Mediterránea del PNUMA, indicó que los efectos de la contaminación podrían durar 100 años ya que el Mediterráneo es un mar con poco intercambio de agua con otras fuentes.

El jueves 17 se reunieron en el Pireo, Grecia, representantes de ese país Líbano, Siria, Turquía y la Unión Europea, bajo la coordinación del PNUMA, para intentar encontrar una solución al conjunto. A pesar de que las organizaciones ambientales libanesas pretenden que Israel pague los costos, estimados en unos 200 millones de dólares, no hubo participantes de este país.

Por su parte, la Asociación Amigos de la Tierra pidió que se realice una investigación independiente para saber si Israel utilizó municiones con uranio empobrecido, lo que agregaría un componente más a la contaminación provocada por la guerra. También, según Terra, el conflicto habría ocasionado el incendio de medio millón de árboles.


SECCIÓN: Contaminación hídrica




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