La semana pasada la presentación de dos textos ecologistas en la 33º Feria del Libro convocó a alrededor de 600 personas para sorpresa y alegría de los disertantes. Entre las dos mesas, quedaron reflejadas las perspectivas de los sectores público, periodístico, científico, normativo y civil.
El medio ambiente no le importa a nadie ($34.-) tuvo su presentación en sociedad el miércoles 25, mientras que el viernes 27 fue el turno de Una verdad incómoda ($89.-). Ambos prometen profundizar el debate en la sociedad argentina, todavía débil en cuanto a concientización y toma de medidas.
El biólogo y periodista Sergio Federovisky presentó su libro El medio ambiente no le importa a nadie (Planeta, 267 páginas), que compila diferentes conflictos ambientales acaecidos en la Argentina, acompañándolos con un análisis más profundo desde lo intelectual. Según Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace, esta obra "permite trascender las crónicas periodísticas" que muchas veces, "no tienen la rigurosidad" que requiere el tratamiento complejo de los temas ambientales.
Para el presidente de Parques Nacionales, Héctor Espina, el libro rescata la importancia de "la participación pública para defender un modelo de vida y la exigencia al Estado para que intervenga" en los problemas ambientales. Federovisky "sitúa el caso de Esquel como un punto fundacional, donde la gente decide desechar un proyecto económico que le prometía ingresos, por un modo de calidad de vida, un proyecto de vida", resaltó el funcionario agradecido también por el apoyo del periodista en la gestión de la Reserva Pizarro (Salta) contra los "negocios cortoplacistas".
Para lograr ese nivel de participación ciudadana, Espina insistió en la necesidad de que el consumidor tome conciencia de "porqué es importante conservar las cuencas o el patrimonio genético, por ejemplo". Ante los problemas ambientales, en el imaginario social sobrevuelan dos mitos falsos: "Lo que no tiene solución, no es un problema" y "La ciencia puede solucionar todo" -denunció Espina- por lo cual tendemos a no hacer nada y esperar. En este sentido, dijo que la Argentina muestra logros después de la reforma constitucional de 1994 y que "el ambiente como política de Estado no es algo que se impone sino que se construye en el tiempo", en un proceso de avances y retrocesos.
En el juego de mecanismos sociales, la voluntad no basta. En su rol como presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, el diputado nacional Miguel Bonasso repitió que el área que presidía era "la Cenicienta" a la que sólo le prestaron atención -tanto por parte de los demás legisladores como los medios- después de que el pueblo de Gualeguaychú instaló el tema ambiental en la agenda política y pública.
Una cuestión de ética y moral
En la presentación de Una verdad incómoda (Gedisa), el científico Vicente Barros del CIMA se refirió a la notoriedad que cobró el cambio climático, atribuyéndolo a diferentes factores:
-los fundamentos científicos y la visibilidad del problema en la vida cotidiana (ejemplos: el huracán Katrina, las olas de calor más frecuentes e intensas, etc.)
-la difusión dada por Al Gore a través de sus conferencias y su documental
-la compleja resolución del problema y su grave impacto en la economía global
-su impacto como condicionante de la crisis energética.
Ya sobre el tapete, la resolución del cambio climático, según Villalonga, dependerá de cómo respondamos: "¿Cuándo vamos a parar? ¿Hasta dónde vamos a tolerar que los ecosistemas entren en crisis? ¿Cuánta gente vamos a poner en riesgo? ¿A cuántos millones de personas vamos a someter a situaciones de crisis económicas, enfermedades y los impactos de climas más extremos?"
Al debate ético y moral, el recientemente nombrado Ministro de Medio Ambiente de la Ciudad, Juan Manuel Velasco, ejemplificó poniendo en duda cuál de las propuestas tendría más consenso popular: "Siga consumiendo la misma energía que la producimos con energía nuclear” o “Ahorre energía y haga un sacrificio”. "No sé si la primera opción no tendría más consenso que la segunda. Por eso la importancia del liderazgo y la voluntad política para convencer a los consumidores de que dejen de consumir", expresó el creador de Iniciativa Verde.
Velasco prosiguió: "Hay algunos políticos concientes de esto y otros no. Hay que trabajar mancomunadamente para generar conciencia y acción. ¿Cuántos periodistas les preguntan a los candidatos a Jefe de Gobierno qué proponen respecto del cambio climático? ¿Cuántas personas se preguntan eso? Les preguntan sobre la inseguridad, sobre las inundaciones –como algo más próximo– pero no de la perspectiva del cambio climático.
Cuando el micrófono se abrió a la audiencia surgieron denuncias que derivaron en propuestas tales como:
- Mayor control, quizá incluso por parte de los jóvenes.
- Multas efectivas. Sin coimas.
- Trabajo en equipo entre la actividad pública, privada y civil.
- Trabajo desde la escuela con los niños y sus familias, en el marco del barrio.
En ambos casos, la presentación de la problemática ambiental en el ámbito de debate de la Feria del Libro, como el año pasado, es un paso más para una construcción de una agenda pública sobre el tema. Pero, como plantea el interrogante del libro, para que el medio ambiente le importe a alguien, tendremos que pasar de las palabras a la acción, y cuando ese alguien sea el Estado aplicando políticas concretas, estaremos en el camino de la solución y no el de la resistencia.
El medio ambiente no le importa a nadie ($34.-) tuvo su presentación en sociedad el miércoles 25, mientras que el viernes 27 fue el turno de Una verdad incómoda ($89.-). Ambos prometen profundizar el debate en la sociedad argentina, todavía débil en cuanto a concientización y toma de medidas.
El biólogo y periodista Sergio Federovisky presentó su libro El medio ambiente no le importa a nadie (Planeta, 267 páginas), que compila diferentes conflictos ambientales acaecidos en la Argentina, acompañándolos con un análisis más profundo desde lo intelectual. Según Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace, esta obra "permite trascender las crónicas periodísticas" que muchas veces, "no tienen la rigurosidad" que requiere el tratamiento complejo de los temas ambientales.
Para el presidente de Parques Nacionales, Héctor Espina, el libro rescata la importancia de "la participación pública para defender un modelo de vida y la exigencia al Estado para que intervenga" en los problemas ambientales. Federovisky "sitúa el caso de Esquel como un punto fundacional, donde la gente decide desechar un proyecto económico que le prometía ingresos, por un modo de calidad de vida, un proyecto de vida", resaltó el funcionario agradecido también por el apoyo del periodista en la gestión de la Reserva Pizarro (Salta) contra los "negocios cortoplacistas".
Para lograr ese nivel de participación ciudadana, Espina insistió en la necesidad de que el consumidor tome conciencia de "porqué es importante conservar las cuencas o el patrimonio genético, por ejemplo". Ante los problemas ambientales, en el imaginario social sobrevuelan dos mitos falsos: "Lo que no tiene solución, no es un problema" y "La ciencia puede solucionar todo" -denunció Espina- por lo cual tendemos a no hacer nada y esperar. En este sentido, dijo que la Argentina muestra logros después de la reforma constitucional de 1994 y que "el ambiente como política de Estado no es algo que se impone sino que se construye en el tiempo", en un proceso de avances y retrocesos.
En el juego de mecanismos sociales, la voluntad no basta. En su rol como presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, el diputado nacional Miguel Bonasso repitió que el área que presidía era "la Cenicienta" a la que sólo le prestaron atención -tanto por parte de los demás legisladores como los medios- después de que el pueblo de Gualeguaychú instaló el tema ambiental en la agenda política y pública.
Una cuestión de ética y moral
En la presentación de Una verdad incómoda (Gedisa), el científico Vicente Barros del CIMA se refirió a la notoriedad que cobró el cambio climático, atribuyéndolo a diferentes factores:
-los fundamentos científicos y la visibilidad del problema en la vida cotidiana (ejemplos: el huracán Katrina, las olas de calor más frecuentes e intensas, etc.)
-la difusión dada por Al Gore a través de sus conferencias y su documental
-la compleja resolución del problema y su grave impacto en la economía global
-su impacto como condicionante de la crisis energética.
Ya sobre el tapete, la resolución del cambio climático, según Villalonga, dependerá de cómo respondamos: "¿Cuándo vamos a parar? ¿Hasta dónde vamos a tolerar que los ecosistemas entren en crisis? ¿Cuánta gente vamos a poner en riesgo? ¿A cuántos millones de personas vamos a someter a situaciones de crisis económicas, enfermedades y los impactos de climas más extremos?"
Al debate ético y moral, el recientemente nombrado Ministro de Medio Ambiente de la Ciudad, Juan Manuel Velasco, ejemplificó poniendo en duda cuál de las propuestas tendría más consenso popular: "Siga consumiendo la misma energía que la producimos con energía nuclear” o “Ahorre energía y haga un sacrificio”. "No sé si la primera opción no tendría más consenso que la segunda. Por eso la importancia del liderazgo y la voluntad política para convencer a los consumidores de que dejen de consumir", expresó el creador de Iniciativa Verde.
Velasco prosiguió: "Hay algunos políticos concientes de esto y otros no. Hay que trabajar mancomunadamente para generar conciencia y acción. ¿Cuántos periodistas les preguntan a los candidatos a Jefe de Gobierno qué proponen respecto del cambio climático? ¿Cuántas personas se preguntan eso? Les preguntan sobre la inseguridad, sobre las inundaciones –como algo más próximo– pero no de la perspectiva del cambio climático.
Cuando el micrófono se abrió a la audiencia surgieron denuncias que derivaron en propuestas tales como:
- Mayor control, quizá incluso por parte de los jóvenes.
- Multas efectivas. Sin coimas.
- Trabajo en equipo entre la actividad pública, privada y civil.
- Trabajo desde la escuela con los niños y sus familias, en el marco del barrio.
En ambos casos, la presentación de la problemática ambiental en el ámbito de debate de la Feria del Libro, como el año pasado, es un paso más para una construcción de una agenda pública sobre el tema. Pero, como plantea el interrogante del libro, para que el medio ambiente le importe a alguien, tendremos que pasar de las palabras a la acción, y cuando ese alguien sea el Estado aplicando políticas concretas, estaremos en el camino de la solución y no el de la resistencia.
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