ComAmbiental entrevistó a Patricio Schwanek, el realizador de los documentales Asecho a la ilusión y Redención que retrataron de manera contundente a dos comunidades afectadas por emprendimientos de megaminería.
Desde su Catamarca natal, habló acerca del rol del cine político-ambiental en la Argentina, de la Ley de Glaciares, de las próximas elecciones en Catamarca y de la importancia de la autodeterminación de los pueblos. ComAmbiental retomó el diálogo con uno de sus primeros entrevistados: 5 años después, qué diferencias existen en el contexto de su trabajo como documentalista y cuál es el rol de la comunicación frente a las problemáticas ambientales.
CA: ¿Cómo surgió la idea de hacer Asecho a la Ilusión y qué representó para vos hacer ese documental?
Schwanek: Me pasaron dos cosas. Me dí cuenta de que estaba contando una parte de la realidad rural de mi provincia con una mirada un poco ingenua donde no prestaba atención a los conflictos en el campo. Paralelamente conocí la historia de una familia que había perdido todo con la llegada de una minera en el departamento de Andalgalá y la situación me indignó tanto que sentí la necesidad de dar a conocer esa historia de injusticia para que por lo menos quedara una denuncia. Así empezó.
CA: ¿Cuál es la diferencia con Redención?
Schwanek: Asecho fue el primero de los documentales que trataba la cuestión de la minería y tuvo una respuesta muy grande, mucho interés por saber qué estaba pasando con la industria minera. De alguna manera mostró lo que las grandes empresas podían hacer, llevándose por delante a las personas. El saldo, incluso para mí mismo, era un poco negativo y me preguntaba qué sentido tiene contar una historia que al final cuenta fracasos.
Redención tiene que ver con eso porque hecha cinco años después cuento cómo una comunidad reacciona (la de Tinogasta) y esa reacción termina impidiendo la llegada de un emprendimiento (de minería de uranio a cielo abierto). En este documental no me pongo a analizar aspectos tratados en el primero ni en la cuestión de fondo si está bien o no que haya minería. Lo que prestamos atención es en la autodeterminación de las comunidades, es decir el derecho que tiene una comunidad por decidir sobre su propio destino. Fue como cumplir un ciclo: contamos un problema y su solución.
CA: ¿Notás alguna diferencia en el contexto nacional desde que hiciste Asecho hasta que terminaste con Redención?
Schwanek: En el primero tenía la sensación de estar perseguido por contar esa clase de historia y en cambio en Redención tuve la impresión de que había una opinión pública que estaba bastante enterada de lo que estaba pasando y estaba tratando de hacer oír el problema. Es un enorme cambio en solo cinco años.
CA: El cineasta y político Fernando “Pino” Solanas te tomó como referente para otros documentales sobre el saqueo y la contaminación de los recursos naturales en la Argentina. ¿Cómo fue trabajar con él?
Schwanek: Con Pino Solanas nos conocimos a partir de Asecho a la ilusión y empecé a trabajar con él en tres películas. La verdad es que poder trabajar con alguien que tenía y tengo como un representante muy alto del Cine Argentino fue una experiencia muy buena. Con él pude ver cómo el cine político-ambiental es de interés para el público argentino, que está interesado en saber cuál es la realidad del país y saber qué se puede hacer para cambiar si hay algo que no está bien. Entiendo, como mis profesores decían, que el cine no hace la revolución, la revolución la hacen las personas. El paso siguiente sería organizar para reclamar, algo que excede a los realizadores y en todo caso me compete como ciudadano.
CA: Viendo el caso de Pino Solanas, ¿creés que es inevitable que de cineasta adoptes un rol más activo en la política?
Schwanek: Espero que no (se ríe). Personalmente creo que Pino puede darle mucho a la Argentina, se lo ha dado en los últimos 40 años. Es inevitable que uno termine convirtiéndose en militante de las cosas que uno cree (y de hecho Schwanek colabora en Proyecto Sur – Catamarca) pero en mi caso tengo la sensación de poder aportar más cosas en lo mío, en lo más específico que yo sé hacer. Uno puede aportar desde donde está. No hablo mal de la política. Sería bueno que en la política no haya tantos abogados y sí haya gente de otros lugares también.
CA: ¿Cómo vislumbrás el año electoral, sobre todo en Catamarca?
Schwanek: El gobierno de Catamarca viene gobernando hace 18 años entonces me da la sensación de que si alguien tenía una idea a lo largo de 18 años ya la usó, la gastó. Entonces estaría bueno que hubiera algún tipo de cambio. Es mi humilde opinión personal. Sería un tiempo interesante para que la sociedad de Catamarca haga una reflexión sobre el pasado reciente y evalúe el proyecto de provincia que quiere.
CA: Con parte de tu familia en el exterior ¿cómo ves la realidad argentina para los próximos meses?
Schwanek: Me da la sensación de que lo que está pasando en el mundo está pidiendo sociedades más comprometidas, más participantes. No basta con ir a votar, a su vez hay que acompañar los procesos aplaudiendo, movilizándose o ganando una plaza.
La Ley de Glaciares creo que es un caso claro. Algunos temas parece que pueden solucionarse o tener una perspectiva diferente y resultan siendo más de lo mismo. No me parece que esté en vía muerta sino que todavía no está resuelto. Y en cuestiones que tienen muchos intereses económicos por detrás, la ciudadanía no puede desentenderse.
Esto no es una crítica a nadie en particular pero a veces tenemos gran capacidad en declamar amor a la patria y después andamos contribuyendo con los problemas de manera contradictoria. Creo que tenemos discursos de palabra y no de acción. Siento que cada vez necesitamos frases más contundentes para decir las mismas cosas. Quizás un individuo no pueda hacer el cambio pero creo que puede ser portador de un testimonio y creo que nos están faltando más ejemplos que sostengan su palabra en la conducta.
LA ENTREVISTA DEL MES
Por Pamela Sioya
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Patricio Schwanek en acción. Foto de su Facebook. |
Desde su Catamarca natal, habló acerca del rol del cine político-ambiental en la Argentina, de la Ley de Glaciares, de las próximas elecciones en Catamarca y de la importancia de la autodeterminación de los pueblos. ComAmbiental retomó el diálogo con uno de sus primeros entrevistados: 5 años después, qué diferencias existen en el contexto de su trabajo como documentalista y cuál es el rol de la comunicación frente a las problemáticas ambientales.
CA: ¿Cómo surgió la idea de hacer Asecho a la Ilusión y qué representó para vos hacer ese documental?
Schwanek: Me pasaron dos cosas. Me dí cuenta de que estaba contando una parte de la realidad rural de mi provincia con una mirada un poco ingenua donde no prestaba atención a los conflictos en el campo. Paralelamente conocí la historia de una familia que había perdido todo con la llegada de una minera en el departamento de Andalgalá y la situación me indignó tanto que sentí la necesidad de dar a conocer esa historia de injusticia para que por lo menos quedara una denuncia. Así empezó.
CA: ¿Cuál es la diferencia con Redención?
Schwanek: Asecho fue el primero de los documentales que trataba la cuestión de la minería y tuvo una respuesta muy grande, mucho interés por saber qué estaba pasando con la industria minera. De alguna manera mostró lo que las grandes empresas podían hacer, llevándose por delante a las personas. El saldo, incluso para mí mismo, era un poco negativo y me preguntaba qué sentido tiene contar una historia que al final cuenta fracasos.
Redención tiene que ver con eso porque hecha cinco años después cuento cómo una comunidad reacciona (la de Tinogasta) y esa reacción termina impidiendo la llegada de un emprendimiento (de minería de uranio a cielo abierto). En este documental no me pongo a analizar aspectos tratados en el primero ni en la cuestión de fondo si está bien o no que haya minería. Lo que prestamos atención es en la autodeterminación de las comunidades, es decir el derecho que tiene una comunidad por decidir sobre su propio destino. Fue como cumplir un ciclo: contamos un problema y su solución.
CA: ¿Notás alguna diferencia en el contexto nacional desde que hiciste Asecho hasta que terminaste con Redención?
Schwanek: En el primero tenía la sensación de estar perseguido por contar esa clase de historia y en cambio en Redención tuve la impresión de que había una opinión pública que estaba bastante enterada de lo que estaba pasando y estaba tratando de hacer oír el problema. Es un enorme cambio en solo cinco años.
CA: El cineasta y político Fernando “Pino” Solanas te tomó como referente para otros documentales sobre el saqueo y la contaminación de los recursos naturales en la Argentina. ¿Cómo fue trabajar con él?
Schwanek: Con Pino Solanas nos conocimos a partir de Asecho a la ilusión y empecé a trabajar con él en tres películas. La verdad es que poder trabajar con alguien que tenía y tengo como un representante muy alto del Cine Argentino fue una experiencia muy buena. Con él pude ver cómo el cine político-ambiental es de interés para el público argentino, que está interesado en saber cuál es la realidad del país y saber qué se puede hacer para cambiar si hay algo que no está bien. Entiendo, como mis profesores decían, que el cine no hace la revolución, la revolución la hacen las personas. El paso siguiente sería organizar para reclamar, algo que excede a los realizadores y en todo caso me compete como ciudadano.
CA: Viendo el caso de Pino Solanas, ¿creés que es inevitable que de cineasta adoptes un rol más activo en la política?
Schwanek: Espero que no (se ríe). Personalmente creo que Pino puede darle mucho a la Argentina, se lo ha dado en los últimos 40 años. Es inevitable que uno termine convirtiéndose en militante de las cosas que uno cree (y de hecho Schwanek colabora en Proyecto Sur – Catamarca) pero en mi caso tengo la sensación de poder aportar más cosas en lo mío, en lo más específico que yo sé hacer. Uno puede aportar desde donde está. No hablo mal de la política. Sería bueno que en la política no haya tantos abogados y sí haya gente de otros lugares también.
CA: ¿Cómo vislumbrás el año electoral, sobre todo en Catamarca?
Schwanek: El gobierno de Catamarca viene gobernando hace 18 años entonces me da la sensación de que si alguien tenía una idea a lo largo de 18 años ya la usó, la gastó. Entonces estaría bueno que hubiera algún tipo de cambio. Es mi humilde opinión personal. Sería un tiempo interesante para que la sociedad de Catamarca haga una reflexión sobre el pasado reciente y evalúe el proyecto de provincia que quiere.
CA: Con parte de tu familia en el exterior ¿cómo ves la realidad argentina para los próximos meses?
Schwanek: Me da la sensación de que lo que está pasando en el mundo está pidiendo sociedades más comprometidas, más participantes. No basta con ir a votar, a su vez hay que acompañar los procesos aplaudiendo, movilizándose o ganando una plaza.
La Ley de Glaciares creo que es un caso claro. Algunos temas parece que pueden solucionarse o tener una perspectiva diferente y resultan siendo más de lo mismo. No me parece que esté en vía muerta sino que todavía no está resuelto. Y en cuestiones que tienen muchos intereses económicos por detrás, la ciudadanía no puede desentenderse.
Esto no es una crítica a nadie en particular pero a veces tenemos gran capacidad en declamar amor a la patria y después andamos contribuyendo con los problemas de manera contradictoria. Creo que tenemos discursos de palabra y no de acción. Siento que cada vez necesitamos frases más contundentes para decir las mismas cosas. Quizás un individuo no pueda hacer el cambio pero creo que puede ser portador de un testimonio y creo que nos están faltando más ejemplos que sostengan su palabra en la conducta.
Datos personales
Patricio Schwanek siempre tuvo la fantasía de contar historias con imágenes. Estudió Cine en Córdoba cuando recién comenzaba a dictarse allí la carrera y más tarde se perfeccionó en Italia. Los documentales son solo una parte de su trayectoria, también trabajó en ficciones y cumplió otros roles como camarógrafo, editor, guionista o productor.
En los próximos meses realizará documentales del Oeste de la Argentina para la Televisión Pública Digital y trabajará junto a una fundación para difundir el uso de nuevas tecnologías en escuelas rurales de la provincia de Catamarca. Mientras tanto escribe guiones y elabora proyectos de producción.
También procura insertarse poco a poco en la industria cinematográfica europea ya que en Croacia lo esperan su esposa y su hijo recién nacido. “Cambia un poco el idioma pero me siento como en casa porque son lugares de conflicto”, dijo con humor a ComAmbiental.
Epílogo"Cuando un realizador cuenta una historia, no tiene toda la verdad sino su propia perspectiva y en muchos casos son producto de su época con lo cual no es mérito del realizador sino que tiene que ver con el momento histórico que marcan las personas y quizá termina contando una historia que la gente quiere oír. No hay iluminados, sino un rumor hecho por las personas que nos dice de donde venimos y con un poco de suerte hacia donde vamos."
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