Eco-etiquetas para el consumo responsable

Distintas empresas empezaron a implementar símbolos nuevos en las etiquetas de sus productos para identificar procesos más responsables en torno a la obtención, fabricación, comercio o recuperación posconsumo de esos bienes. Conocer qué significan es el primer paso para cambiar de hábitos y demandar un mercado más amigable con el ambiente y la sociedad.

El costo ambiental de un producto puede desprenderse de su etiqueta. Foto: ComAmbiental
El poder de consumo marca decisiones de gran peso que, a diferencia de los comicios electorales, se toman todos los días, más allá de afinidades partidarias, ideologías o documentos. Las empresas están obligadas a consignar en el envase del producto, las características del contenido, pero ¿cuántos consumidores se guían por esa información al momento de comprarlos? Leer o no leer, esa es la cuestión.

La abogada Lorena González Rodríguez del Instituto “El derecho por un Planeta Verde” dependiente de la Fundación Justicia para Todos explica que la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor es completa y se integra a la Ley General del Ambiente, entendiendo que el consumo sustentable implica “el uso de los recursos naturales sin comprometer a las generaciones futuras”.

Con ese criterio encontramos la palabra "orgánico" en los productos que no requirieron químicos sintéticos para fertilizantes, fungicidas, antibióticos, conservantes o colorantes, ya sea durante su producción primaria, su procesamiento o su comercialización. Por ejemplo, hay emprendimientos de diseño que confeccionan ropa de bebé con tela de algodón de este tipo.

Por otro lado, los orgánicos más difundidos son los alimentos que a diferencia de los convencionales son más saludables y sabrosos: hortalizas, cereales, oleaginosas, frutas, pollo, huevos, vinos, jugos, té, yerba, aceites y lácteos, entre otros. Estos a su vez pueden tener el sello de una certificadora habilitada por SENASA, como la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), que cumplimenta estándares para la venta en la Argentina como también para la exportación a mercados exigentes en Europa, Estados Unidos y Japón.

En la industria pesquera, algunas marcas de atún en lata incorporaron la leyenda “Dolphin safe” o “Protegemos a los delfines” que indica que esas empresas mejoraron el método de pesca del atún para evitar que delfines que nadan cerca, mueran atrapados en las redes.

También hay otra insignia azul con un pez certificada por OIA y la organización mundial MSC (Marine Stewardship Council), que la pesquería de vieira patagónica ostenta este mérito en todo el mundo, debido a que opera de forma responsable, social y económicamente justa, en conformidad con las regulaciones locales, nacionales e internacionales, minimizando su impacto ambiental y manteniendo la biodiversidad marina.
Según el Centro Desarrollo y Pesca Sustentable (CeDePesca), hay progresos similares en otras ramas, no así con el pescado más popular que es la merluza común. Su pesca fue prohibida nuevamente por 60 días en una zona común con Uruguay, porque la sobrepesca y el descarte de los ejemplares juveniles redujo el recurso en un 80% en los últimos 20 años, según sostiene la Fundación Vida Silvestre. Si la merluza no recupera su capacidad de reproducción, peligra la actividad económica de la que depende, por ejemplo, el 40% de los trabajadores de Mar del Plata.

El envase también cuenta. Por principio, los mejores envases son los reutilizables, retornables o reciclables y es en el diseño donde se puede innovar para que -sin perder su funcionalidad- también cuiden el ambiente. Por citar un caso, los tetrabrik empezaron a sumar la sigla “FSC” (Forest Stewardship Council) porque contiene cartón proveniente de bosques manejados con un criterio de sustentabilidad consensuado mundialmente. Un equivalente es “PEFC” (Programme for the Endorsement of Forest Certification). Ambas siglas son oportunas, considerando que Naciones Unidas declaró el 2011 Año Internacional de los Bosques.

Otro rubro que empezó a ocuparse es la cosmética, aunque hay que tener cuidado porque muchos productos de belleza catalogados como “de origen natural”, en realidad tienen elementos que incluso pueden ser nocivos para la salud.

Para diferenciarlos, la OIA acredita la “cosmética natural certificada” que tiene ingredientes  orgánicos, biológicos, ecológicos, preferentemente de sistemas renovables, y la “cosmética orgánica certificada” que se compone de al menos un 95% de ingredientes sin químicos sintéticos. En ambos casos se verifica también que los cosméticos no hayan sido testeados en animales, ya que su fin ornamental no justifica los experimentos criticados por las asociaciones protectoras de los derechos de los animales.

Recomendaciones. La abogada Lorena González Rodríguez admite que estos productos son la excepción en los supermercados o se encuentran en ferias o mercados puntuales.“Quizá faltan elecciones y concientización”, lamenta. Para que el consumo sea sustentable González Rodríguez insiste en que la etiqueta aclare “de dónde proviene el producto, quién lo elaboró, cómo lo produjo” y que el consumidor “compre más cerca” porque el transporte propio y del producto también genera un impacto, “compre orgánico y opte por reglas de comercio justo”.

Link de interés: Directorio Verde

Comentarios

Lorena Sanchez dijo…
Excelente que ahora los consumidores puedan conocer lo que consumen.
www.peruvianorganic.com