Plataforma de pensamiento crítico y ambiental: superficie, fondo y medio

En la última semana, nació, agonizó y sobrevive a tientas, un documento que reivindica el rol del pensador crítico frente a los intelectuales oficialistas, orgánicos al gobierno nacional. Sin embargo, fue el propio lugar de los "trabajadores de la cultura" el que quedó entre paréntesis frente al lugar de los medios masivos para difundir estos mensajes. En este devenir, el debate de fondo, en el que es fundamental la crítica ambiental, queda soslayado, desplazado por el "debate sobre el debate". 

COLUMNA.
Por Eduardo Soler



Superficie. La "Plataforma para la recuperación del pensamiento crítico" fue presentada en sociedad a través de internet. Iniciativa de algunos, circuló para recibir la adhesión de firmas de otros. En el intervalo, fue enviada a distintos medios de comunicación. El resultado es previsible: como el tono era crítico respecto al oficialismo, los medios masivos tradicionales "cubrieron" el lanzamiento enfatizando un supuesto enfoque de oposición. Entre otras cuestiones, La Nación destacó la figura de su columnista, Beatriz Sarlo.

En este movimiento, algunos de los firmantes originales, como Norma Giarracca y Guillermo Saccomano, decidieron retirar su firma, a pesar de que se mantienen de acuerdo con el contenido de la Plataforma. Fue recién allí, entonces, cuando los medios identificados con el gobierno atendieron el acontecimiento. Para Página/12, por caso, la noticia era la "pelea" entre los intelectuales que realizaban sus críticas a Carta Abierta. Las cuestiones de fondo no recibieron prácticamente atención alguna.

Algo similar ocurrió también en la columna publicada ayer por Horacio González, director de la Biblioteca Nacional y miembro eminente de Carta Abierta. La mayor parte de sus líneas fue ocupada en lo que podemos llamar el meta-discurso. Es decir, el debate sobre el debate, más que el debate en sí mismo. La crítica, de todos modos, también puede introducirse a esta incipiente Plataforma, en tanto se pondera más qué hacen los medios con el documento, que la identidad propia del pensamiento crítico.

Fondo. Para no terminar de caer en el mismo vicio, es necesario destacar algunas de la cuestiones expuestas en la Plataforma. Las mismas refuerzan críticas provenientes del pensamiento ambiental. Sobre todo, desde parte del movimiento vinculado a las luchas territoriales. Así, luego de recordar nombres como Javier Chocobar (comunero tucumano), Roberto López (indígena qom de La Primavera) y Cristian Ferreira (campesino del MOCASE), señalan:
"Muchas de las últimas muertes están vinculadas a la carencia de tierra, y detrás de cada nombre hay una historia de vida que se remonta a la histórica lucha de los pueblos originarios contra el despojo del que han sido objeto. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo, que el discurso oficial oculta".
Antes también, habían contrapuesto uno de los argumentos principales sobre estos asesinatos políticos, en tanto y en cuanto se enmarcan en una confrontación de modelos sociales. Esta es la apelación a que el gobierno nacional no tiene responsabilidad, sino que los crímenes en todo caso corresponden a las autoridades provinciales. Se trata de una consideración muy sensible, porque uno de los principales capitales simbólicos del kirchnerismo es no reprimir la protesta social. Así:
"Muertes que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. Ahora descubrimos que desde 1994 somos un país federal, y que por lo tanto las muertes dependen de las policías provinciales, o de los caciques locales. Curiosa apelación al federalismo, cuando es el gobierno nacional el que ejerce el centralismo unitario y decide de hecho los presupuestos provinciales, el que resuelve candidaturas, impone ministros y se abraza con los gobernadores casi al mismo tiempo de ocurridos los hechos".
Tiempo atrás, en otra columna en ComAmbiental habíamos señalado este aspecto central del debate. Fue también en respuesta a una carta pública de Mempo Giardinelli a la Presidenta. Allí decíamos que el discurso político kirchnerista externaliza los pasivos ambientales, al tiempo que lo que sucede en "el interior" del país también resulta una externalidad para el debate en la opinión pública. Es por ello que bajo esta lógica lo siguiente no sea considerado una contradicción, porque está "por fuera" de la discusión:
"Quieren aparecer como actores de una gesta contra las `corporaciones´, mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos o las petroleras – y el propio grupo Clarín, hoy señalado como la gran corporación enemiga – han recibido enormes privilegios de este gobierno. Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza."
Medio. No se trata tampoco de ser lapidario con el gobierno, de forma tal que lo quisieran hacer los medios tradicionales, hablando de Clarín y La Nación. Pero tampoco ser condescendientes, como resulta el caso de Tiempo Argentino y Página/12, criticado hace semanas por censura en la cobertura del asesinato de Cristian Ferreyra. Es por eso que el rol de los intelectuales debe ser dado al mismo tiempo que el rol de los medios, y allí es cuando resulta fundamental rescatar el papel de los medios comunitarios.

Se trata, simplemente, de escapar del pensamiento binario.

Comentarios

Anónimo dijo…
¿No es en definitiva lo que ha hecho el Kirchnerismo desde el día que asumió?. Mostrarse defensor de los derechos humanos,(no todos)que les convenía?. Como también asociarse a aquellos poderosos, o corruptos conocidos de siempre, porque también les eran favorables?
Lo digo sin dejar de reconocer todo lo bueno que se hizo.
Pero reconozcamos que hay vacíos muy grandes, o deudas de gobierno como las aquí mencionadas