BREVE. El gobierno nacional comunicó hoy la quita de concesión a la empresa TBA (Trenes de Buenos Aires) sobre las líneas Sarmiento, donde ocurrió la tragedia de Once, y también Mitre. En el mismo acto, decidió que ambas estarán gestionadas por las empresas Metrovías, actual concesionaria del subterráneo, y de Ferrovías, que ya manejan la línea San Martín.
La decisión se toma tres meses después de la tragedia en la que murieron 51 personas, en la terminal ferroviaria de Once. Este fue el punto por el cual el Estado Nacional intervino la empresa y se vio en la obligación de hacer un control exhaustivo de su gestión. Antes de ello, el gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación, realizó proyectos con el grupo Cirigliano, dueña del Grupo TBA.
No obstante todo ello, lo que la noticia también confirma es el modelo de gestión privada del transporte público. Este fue el tema de debate profundo que también surgió frente a la tragedia. Ahora, el grupo Roggio parece ser el nuevo beneficiado. Incorpora en su cartera los trenes Mitre y Sarmiento, mientras seguirá manejando el subterráneo y el tren Urquiza, además de su participación en las líneas San Martín y Roca.
Desde la perspectiva de los familiares de las víctimas de Once, Paolo Menghini opinó que se trataba de un paso positivo. Sin embargo, remarcó: "No hay que olvidarse de que el Estado es parte de lo que pasó y hay funcionarios que tienen responsabilidad por la falta de control". El Estado Nacional, a través de la Secretaría de Transporte, es el responsable último de la prestación, justamente por tratarse de un servicio público.
En las horas posteriores a la tragedia, el ex-presidente del INTI, Enrique Martínez, había escrito: "Se llegó al límite en la contradicción latente al brindar un servicio público, entre servicio y lucro". Y agregaba: "El Estado debe ser único responsable del servicio público ferroviario. La concesión mata". Esta visión de servicio público, por sobre el lucro, fue compartida por ComAmbiental, y es lo que aún no cambió en Argentina.
La decisión se toma tres meses después de la tragedia en la que murieron 51 personas, en la terminal ferroviaria de Once. Este fue el punto por el cual el Estado Nacional intervino la empresa y se vio en la obligación de hacer un control exhaustivo de su gestión. Antes de ello, el gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación, realizó proyectos con el grupo Cirigliano, dueña del Grupo TBA.
No obstante todo ello, lo que la noticia también confirma es el modelo de gestión privada del transporte público. Este fue el tema de debate profundo que también surgió frente a la tragedia. Ahora, el grupo Roggio parece ser el nuevo beneficiado. Incorpora en su cartera los trenes Mitre y Sarmiento, mientras seguirá manejando el subterráneo y el tren Urquiza, además de su participación en las líneas San Martín y Roca.
Desde la perspectiva de los familiares de las víctimas de Once, Paolo Menghini opinó que se trataba de un paso positivo. Sin embargo, remarcó: "No hay que olvidarse de que el Estado es parte de lo que pasó y hay funcionarios que tienen responsabilidad por la falta de control". El Estado Nacional, a través de la Secretaría de Transporte, es el responsable último de la prestación, justamente por tratarse de un servicio público.
En las horas posteriores a la tragedia, el ex-presidente del INTI, Enrique Martínez, había escrito: "Se llegó al límite en la contradicción latente al brindar un servicio público, entre servicio y lucro". Y agregaba: "El Estado debe ser único responsable del servicio público ferroviario. La concesión mata". Esta visión de servicio público, por sobre el lucro, fue compartida por ComAmbiental, y es lo que aún no cambió en Argentina.
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