Hace algunas semanas, causó gran repercusión el estreno mundial del documental "La educación prohibida". En ella se hace una crítica furibunda al sistema de educación moderno, que justamente es el motivo de la celebración hoy el Día del Maestro, pues se conmemora la obra de Domingo Sarmiento. En esta breve nota ensayísitica, algunas consideraciones para incorporar la perspectiva de la educación ambiental dentro de la perspectiva posmoderna crítica: "La crisis de la educación es la crisis del pacto intergeneracional puesta en evidencia por la crisis ambiental", se propone en estas líneas.
La cita precedente describe en gran medida algunos puntos claves para poder pensar una educación que recupere la idea misma de educación con un sentido público. Como bien escribe Tomaz Tadeu da Silva en "El proyecto educacional moderno: ¿identidad terminal?" debemos distinguir las críticas posibles que pueden hacerse desde un pensamiento posmoderno y postestructural, de otra crítica que también le realizó el neoliberalismo. Si nos remitimos a la primera perspectiva, debemos pensar entonces que aquí educación moderna es la concepción heredera de Sarmiento, donde justamente la escuela era un frente de batalla de la civilización contra la barbarie.
Por supuesto, hubo muchos cambios desde que se usó este sistema para homogeneizar culturalmente a las masas de inmigrantes que venían a reemplazar a los pueblos originarios, considerados el origen de la barbarie que continuaron los mestizos y los hombres de tierra adentro, como los caudillos. No obstante ello, tampoco todo se ha transformado, sino que muchas de estas concepciones aún continúan. La más importante, al parecer, es que la educación está -a grandes rasgos- puesta al servicio de un sistema capitalista basado únicamente en el conocimiento científico con aplicación tecnológica. Nos enseñan a ser, sobre todo, "buenos trabajadores", "buenos ciudadanos" e, implícitamente, "buenos consumidores".
La generalización es poco generosa con los maestros que siguen la enseñanza de Paulo Freire: "Enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades de su construcción". Pero otra cosa tal vez sería faltar a un diagnóstico más profundo. En esto no decimos nada nuevo, sino que aún es vigente el pensamiento de Louis Althusser, con todas las revisiones que su obra puede merecer. Se trata de pensar el sistema educativo en su aspecto estructural, como reproductor ideológico de la cultura predominante: el consumismo. Dicho esto, coincidimos más con los post-estructuralistas, al recuperar el valor del cambio histórico. Es el dilema de todo análisis social.
Volvamos a da Silva: "Los cuestionamientos pos modernos y pos estructuralistas a los principios modernos no pueden separarse de la conmoción causada por los diversos movimientos sociales, que abarcan desde el feminismo hasta las luchas ecológicas. La sospecha bajo la que se encuentra la propia idea de progreso como esencialmente bueno y deseable; la caracterización de la ciencias y del conocimiento dominantes como fuertemente atravesados por una visión masculina, eurocéntrica y blanca; la descripción de los cánones educacionales y culturales como cargados de perspectivas muy particulares e interesadas de nación, clase, género y etnia".
Nos interesa remarcar la importancia de la crítica ambientalista. Si bien hay diversas perspectivas y matices de "lo verde", una idea compartida es que la crisis ecológica pone en cuestión el "pacto inter-generacional" de la misma modernidad. Justamente, la idea del "progreso", o que todo tiempo futuro será mejor. ¿Qué condiciones para la vida humana tendrán nuestros hijos y nietos? ¿Serán mejores cuando hablamos de crisis de biodiversidad, de cambio climático, de contaminación y escasez hídricas? Por supuesto, es una crítica que hacer también a la propia sociedad actual y las desigualdades existentes hoy. En este sentido, concibo el elemento identitario (diferencial) del movimiento ambiental unido a un proyecto educacional posmoderno, en los términos expuestos arriba.
La "crisis de la educación" actual, por lo tanto, es la propia crisis del pacto intergeneracional puesta en evidencia por la crisis ecológica. ¿Qué es la educación sino un diálogo entre generaciones? Más aún, es una idea común que cuando hacemos "educación ambiental", la intervención consiste en que los niños reciben una enseñanza en la escuela (de sus docentes o de un actor externo a la institución) que luego debe ser transmitida por ellos a sus padres. Esta inversión del rol clásico educador - educando puede ser leída desde cierto posmodernismo como un avance en el quiebre de las estructuras jerárquicas. Desde una perspectiva posmoderna crítica, no es más que una inversión de la responsabilidad de la actual generación adulta.
Ver también:
Libro "Los pedales de la bicicleta. La evaluación de la educación ambiental".
Documental "La educación prohibida".
Por Pablo Gavirati
(UBA - CONICET)
Para ComAmbiental
(UBA - CONICET)
Para ComAmbiental
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El sistema educativo, el sistema consumista. Imagen extraida de Taringa. |
"La educación para la sustentabilidad debe entenderse en este contexto como una pedagogía basada en el diálogo de saberes y orientada hacia la construcción de una racionalidad ambiental. Esta pedagogía incorpora una visión holística del mundo y un pensamiento de la complejidad. Pero al fundarse en una ética y una ontología de la otredad, va más allá del mundo cerrado de las interrelaciones sistémicas del mundo objetivado de lo ya dado, abriéndose a lo infinito del mundo de lo posible y a la creación de lo que aún no es. Es la educación para la construcción de un futuro sustentable, equitativo, justo y diverso. Es una educación para la participación, la autodeterminación y la transformación; una educación que permita recuperar el valor de lo sencillo en la complejidad; de lo local ante lo global; de lo diverso ante lo único; de lo singular ante lo universal".
(Manifiesto por la Vida, Principio 22).
La cita precedente describe en gran medida algunos puntos claves para poder pensar una educación que recupere la idea misma de educación con un sentido público. Como bien escribe Tomaz Tadeu da Silva en "El proyecto educacional moderno: ¿identidad terminal?" debemos distinguir las críticas posibles que pueden hacerse desde un pensamiento posmoderno y postestructural, de otra crítica que también le realizó el neoliberalismo. Si nos remitimos a la primera perspectiva, debemos pensar entonces que aquí educación moderna es la concepción heredera de Sarmiento, donde justamente la escuela era un frente de batalla de la civilización contra la barbarie.
Por supuesto, hubo muchos cambios desde que se usó este sistema para homogeneizar culturalmente a las masas de inmigrantes que venían a reemplazar a los pueblos originarios, considerados el origen de la barbarie que continuaron los mestizos y los hombres de tierra adentro, como los caudillos. No obstante ello, tampoco todo se ha transformado, sino que muchas de estas concepciones aún continúan. La más importante, al parecer, es que la educación está -a grandes rasgos- puesta al servicio de un sistema capitalista basado únicamente en el conocimiento científico con aplicación tecnológica. Nos enseñan a ser, sobre todo, "buenos trabajadores", "buenos ciudadanos" e, implícitamente, "buenos consumidores".
La generalización es poco generosa con los maestros que siguen la enseñanza de Paulo Freire: "Enseñar no es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades de su construcción". Pero otra cosa tal vez sería faltar a un diagnóstico más profundo. En esto no decimos nada nuevo, sino que aún es vigente el pensamiento de Louis Althusser, con todas las revisiones que su obra puede merecer. Se trata de pensar el sistema educativo en su aspecto estructural, como reproductor ideológico de la cultura predominante: el consumismo. Dicho esto, coincidimos más con los post-estructuralistas, al recuperar el valor del cambio histórico. Es el dilema de todo análisis social.
Volvamos a da Silva: "Los cuestionamientos pos modernos y pos estructuralistas a los principios modernos no pueden separarse de la conmoción causada por los diversos movimientos sociales, que abarcan desde el feminismo hasta las luchas ecológicas. La sospecha bajo la que se encuentra la propia idea de progreso como esencialmente bueno y deseable; la caracterización de la ciencias y del conocimiento dominantes como fuertemente atravesados por una visión masculina, eurocéntrica y blanca; la descripción de los cánones educacionales y culturales como cargados de perspectivas muy particulares e interesadas de nación, clase, género y etnia".
Nos interesa remarcar la importancia de la crítica ambientalista. Si bien hay diversas perspectivas y matices de "lo verde", una idea compartida es que la crisis ecológica pone en cuestión el "pacto inter-generacional" de la misma modernidad. Justamente, la idea del "progreso", o que todo tiempo futuro será mejor. ¿Qué condiciones para la vida humana tendrán nuestros hijos y nietos? ¿Serán mejores cuando hablamos de crisis de biodiversidad, de cambio climático, de contaminación y escasez hídricas? Por supuesto, es una crítica que hacer también a la propia sociedad actual y las desigualdades existentes hoy. En este sentido, concibo el elemento identitario (diferencial) del movimiento ambiental unido a un proyecto educacional posmoderno, en los términos expuestos arriba.
La "crisis de la educación" actual, por lo tanto, es la propia crisis del pacto intergeneracional puesta en evidencia por la crisis ecológica. ¿Qué es la educación sino un diálogo entre generaciones? Más aún, es una idea común que cuando hacemos "educación ambiental", la intervención consiste en que los niños reciben una enseñanza en la escuela (de sus docentes o de un actor externo a la institución) que luego debe ser transmitida por ellos a sus padres. Esta inversión del rol clásico educador - educando puede ser leída desde cierto posmodernismo como un avance en el quiebre de las estructuras jerárquicas. Desde una perspectiva posmoderna crítica, no es más que una inversión de la responsabilidad de la actual generación adulta.
La educación censurada, por Eduardo Soler. La educación ambiental como educación prohibida, como crítica estructural al sistema puede ser trabajada también desde el análisis de una medida concreta. Esta es, la no distribución de los manuales de educación ambiental preparados por un área de la Secretaría de Ambiente de la Nación. Esto constituye un acto mismo de censura, de prohibición, ocasionado por los lobby minero y sojero, con las consecuencias que bien explica Luciano Iribarren en esta columna de hace unos meses: "La peligrosidad de la educación ambiental".
Ver también:
Libro "Los pedales de la bicicleta. La evaluación de la educación ambiental".
Documental "La educación prohibida".
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