La Presidente Cristina Fernández fue una de las principales oradoras en la VI Cumbre Mundial de la Energía del Futuro, realizado en los Emiratos Árabes Unidos. Con un discurso que combinó el pedido de justicia en el ámbito internacional y la apuesta al extractivismo energético para el "crecimiento" nacional. En este artículo, se argumenta que para acabar con la pobreza es necesario cuidar de un ambiente sano, lo cual implica una mirada más integral del bienestar.
La tapa de Página/12 resalta hoy la crítica a los "países desarrollados" puesto que estos buscarían "limitar el crecimiento de los emergentes con duros controles ambientales al mismo tiempo que son los principales responsables de la emisión de gases tóxicos". “La equidad implica entender que los ciudadanos de algunos países ricos, en particular, tienen un patrón de consumo energético que no es sustentable porque no se puede universalizar”, expresó en este sentido la Presidente. Por supuesto, que esta cuestión señalada es real y atendible, de hecho es la base del principio de la ONU denominado "responsabilidades comunes pero diferenciadas" en las problemáticas ambientales a nivel global.
Sin embargo, esta visión también tiene varias posibles críticas, que pueden sintetizarse en que hablar de "naciones ricas" y "naciones pobres" es una simplificación que esconde las complejidades e interrelaciones del sistema-mundo. De tal modo que, por caso, actividades económicas (y consumos energéticos) que se hacen en el Sur global sirven al Norte global, y viceversa. Pero mucho más importante aún, que las clases dominantes en los países "en vías de desarrollo" tienen también un alto nivel de consumo, por lo que puede evaluarse en términos de injusticia y de insustentabilidad. Es decir, que el discurso sobre lo internacional no puede estar alejado de la consideración de lo nacional.
La Presidente estaba en uno de los lugares más propicios para realizar esta reflexión. Los países de Oriente Medio tienen uno de los PBI más altos del planeta, pero esto no se corresponde necesariamente con la lucha con la pobreza. Más bien, justamente la posesión que tiene Emiratos Árabes de buena parte del petróleo mundial, lo convirtió en un enclave de riqueza para la aristocracia que controla el país para sostener también el consumismo de los países centrales. Claro que esto también ocasionó guerras por las pretensiones imperiales de Estados Unidos, sobre todo. Pero en tiempos de paz el resultado del crecimiento es el derroche de las elite, como el mostrado en el centro de convenciones de Abu Dhabi.
En América Latina, esto ha sido estudiado como la "Maldición de la Abundancia" por Alberto Acosta. El extractivismo se articula como una transferencia de "recursos naturales" del Sur hacia el Norte, que empezó en los tiempos de la Conquista y hoy se extiende en relaciones neo-coloniales. Uno de los casos más emblemáticos es la mega-minería. Pero también con los agro-negocios, ya que como remarcó la propia Presidente nuestro país es el principal exportador de "bio-combustibles" (agro-combustibles), que son producto de la sojización de Argentina para "alimentar los autos de los ricos", como dijera alguna vez el líder cubano Fidel Castro como reproche al entonces presidente de Brasil Lula da Silva.
Desde esta perspectiva, el énfasis no es sólo la inequidad entre los países del Norte y del Sur, sino fomentar políticas que puedan "descolonizar" esta relación. La Presidente expresó que los países del Norte hablan de "cambio climático" y que los países del Sur hablan de "acceso al desarrollo", y en este punto el límite es fino con la otra consideración, de que el patrón de consumo de los ricos "no se puede universalizar". Por lo tanto, la discusión debe concentrarse en el Desarrollo mismo, mucho más cuando se lo entiende como un imperativo de "crecimiento económico", reducido a su vez al aumento del PBI como medida del éxito de una nación. Y en este sentido aquel eslogan: "Energía para seguir creciendo".
“Detener el motor del crecimiento y el desarrollo económico impactaría terriblemente en la calidad de vida de numerosos pueblos y, por lo tanto, no sería compatible un medio ambiente sustentable con gran cantidad de población a nivel global sumida en la pobreza”, dijo la Presidente. Y ante ello agregó la frase que se convirtió en tapa de Página/12: “No habrá un medio ambiente sano mientras haya franjas numerosas de la población global sumidas en la más extrema pobreza”. Desde el ambientalismo, en cambio, la afirmación fundamental sería otra: "No podrá terminarse con la pobreza si no existe un medio ambiente sano". La frase se aplica para el futuro, pero también para el presente inmediato.
Cuando reiteramos "medio ambiente sano", hablamos de una visión más integral. Donde el Buen Vivir no se mida en términos del PBI, que evalúa el crecimiento de las corporaciones. Enfatizamos que si el crecimiento necesita la extracción de petróleo no convencional en Neuquén, esto agravará la pobreza de las comunidades, porque la contaminación empeora las condiciones de vida. Sostenemos que debe enfrentarse sobre todo las injusticias propias, el colonialismo interno, para poder ver como las políticas de "desarrollo" y "crecimiento" ocasionan más y más pobreza cuando avanzan en el territorio de comunidades campesinas y pueblos originarios, para plantar soja y producir el agro-combustible.
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Por Eduardo Soler
Sin embargo, esta visión también tiene varias posibles críticas, que pueden sintetizarse en que hablar de "naciones ricas" y "naciones pobres" es una simplificación que esconde las complejidades e interrelaciones del sistema-mundo. De tal modo que, por caso, actividades económicas (y consumos energéticos) que se hacen en el Sur global sirven al Norte global, y viceversa. Pero mucho más importante aún, que las clases dominantes en los países "en vías de desarrollo" tienen también un alto nivel de consumo, por lo que puede evaluarse en términos de injusticia y de insustentabilidad. Es decir, que el discurso sobre lo internacional no puede estar alejado de la consideración de lo nacional.
La Presidente estaba en uno de los lugares más propicios para realizar esta reflexión. Los países de Oriente Medio tienen uno de los PBI más altos del planeta, pero esto no se corresponde necesariamente con la lucha con la pobreza. Más bien, justamente la posesión que tiene Emiratos Árabes de buena parte del petróleo mundial, lo convirtió en un enclave de riqueza para la aristocracia que controla el país para sostener también el consumismo de los países centrales. Claro que esto también ocasionó guerras por las pretensiones imperiales de Estados Unidos, sobre todo. Pero en tiempos de paz el resultado del crecimiento es el derroche de las elite, como el mostrado en el centro de convenciones de Abu Dhabi.
En América Latina, esto ha sido estudiado como la "Maldición de la Abundancia" por Alberto Acosta. El extractivismo se articula como una transferencia de "recursos naturales" del Sur hacia el Norte, que empezó en los tiempos de la Conquista y hoy se extiende en relaciones neo-coloniales. Uno de los casos más emblemáticos es la mega-minería. Pero también con los agro-negocios, ya que como remarcó la propia Presidente nuestro país es el principal exportador de "bio-combustibles" (agro-combustibles), que son producto de la sojización de Argentina para "alimentar los autos de los ricos", como dijera alguna vez el líder cubano Fidel Castro como reproche al entonces presidente de Brasil Lula da Silva.
Desde esta perspectiva, el énfasis no es sólo la inequidad entre los países del Norte y del Sur, sino fomentar políticas que puedan "descolonizar" esta relación. La Presidente expresó que los países del Norte hablan de "cambio climático" y que los países del Sur hablan de "acceso al desarrollo", y en este punto el límite es fino con la otra consideración, de que el patrón de consumo de los ricos "no se puede universalizar". Por lo tanto, la discusión debe concentrarse en el Desarrollo mismo, mucho más cuando se lo entiende como un imperativo de "crecimiento económico", reducido a su vez al aumento del PBI como medida del éxito de una nación. Y en este sentido aquel eslogan: "Energía para seguir creciendo".
“Detener el motor del crecimiento y el desarrollo económico impactaría terriblemente en la calidad de vida de numerosos pueblos y, por lo tanto, no sería compatible un medio ambiente sustentable con gran cantidad de población a nivel global sumida en la pobreza”, dijo la Presidente. Y ante ello agregó la frase que se convirtió en tapa de Página/12: “No habrá un medio ambiente sano mientras haya franjas numerosas de la población global sumidas en la más extrema pobreza”. Desde el ambientalismo, en cambio, la afirmación fundamental sería otra: "No podrá terminarse con la pobreza si no existe un medio ambiente sano". La frase se aplica para el futuro, pero también para el presente inmediato.
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