Introducido con fines de "caza deportiva" desde Europa, el ciervo colorado es un reconocido animal exótico en Argentina. Numerosas investigaciones han señalado las amenazas para la fauna autóctona -en especial los cérvidos nativos como el huemul o el pudú- debido a las alteraciones que esta especie invasora genera sobre la vegetación. No obstante, como advierte la investigadora Elizabeth Chang Reissig (IFAB / INTA - CONICET): "En nuestra región existe aún muy poca información sobre las enfermedades que porta o transmite el ciervo colorado". Por ello, en el marco de la concepción de Una salud y el riesgo de enfermedades zoonóticas evidenciado por la actual pandemia, es necesario un monitoreo para prevenir infecciones en los animales autóctonos, así como en el ganado y el propio ser humano.
El ciervo colorado europeo (Cervus elaphus) fue introducido en muchos países del mundo y es una seria amenaza para la vida silvestre y actividades productivas. En Argentina, este cérvido exótico interfiere con la fauna nativa, así como provoca fuertes cambios y daños en la flora nativa. También pueden albergar enfermedades de riesgo para el ganado, el hombre y la fauna autóctona.
Para el ciervo colorado, introducciones posteriores (Estancia Huemul, Departamento Los Lagos, provincia de Neuquén), traslados y modificaciones ambientales favorables, tales como las plantaciones de pinos exóticos, ayudaron a su rápida dispersión en la provincia de Neuquén y parte de Río Negro. En el Parque Nacional Nahuel Huapi se introdujo el ciervo colorado en 1930 en la Isla Victoria, junto al ciervo dama (Dama dama) y al ciervo axis (Axis axis).
Los efectos negativos del ciervo colorado sobre la vegetación se comenzaron a reportar a partir de los años 40 y 50. Hacia fines de la década del 80 se realizaron las primeras evaluaciones del impacto ecológico del ciervo en la zona nor-patagónica de Argentina; complementando un estudio realizado en la zona de Osorno en Chile.
Dossier N° 1: "Animales y Salud. Modelo agropecuario y alternativas"
Por Elizabeth Chang Reissig*
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Ejemplar de ciervo colorado, especie exótica de Argentina. Fotografía: Hernán Pastore. |
Breve historia del ciervo colorado en Argentina
El ciervo colorado fue introducido desde Europa a principios del siglo XX para aportar carne y entretenimiento para los cazadores. La introducción de esta especie exótica en la Argentina fue realizada por Pedro Luro en 1906 en la Estancia San Huberto, provincia de La Pampa. La llegada del ciervo colorado a la región nor-patagónica argentina se produjo entre 1922 y 1924, con la llegada de entre 18 y 80 ciervos a la Estancia Collunco (hoy vecina al Parque Nacional Lanín, creado en 1937), ubicada en el Departamento Huiliches, provincia del Neuquén.Para el ciervo colorado, introducciones posteriores (Estancia Huemul, Departamento Los Lagos, provincia de Neuquén), traslados y modificaciones ambientales favorables, tales como las plantaciones de pinos exóticos, ayudaron a su rápida dispersión en la provincia de Neuquén y parte de Río Negro. En el Parque Nacional Nahuel Huapi se introdujo el ciervo colorado en 1930 en la Isla Victoria, junto al ciervo dama (Dama dama) y al ciervo axis (Axis axis).
Los efectos negativos del ciervo colorado sobre la vegetación se comenzaron a reportar a partir de los años 40 y 50. Hacia fines de la década del 80 se realizaron las primeras evaluaciones del impacto ecológico del ciervo en la zona nor-patagónica de Argentina; complementando un estudio realizado en la zona de Osorno en Chile.
Debido al ramoneo (tipo de conducta de alimentación de un herbívoro), al pisoteo y al raspado (marcado de las astas en los árboles) se han documentado las siguientes modificaciones: alteración de la composición y estructura de la vegetación; reducción o inhibición de la regeneración de especies arbóreas; reducción de especies vegetales palatables (las más "gustosas" para alimentarse); aparición de comunidades dominadas por herbáceas, con alta presencia de especies de flora exóticas.
Por otro lado, diversos trabajos describen los efectos indirectos: pérdida de hábitat para aves, invertebrados y mamíferos nativos, así como competencia y transmisión de enfermedades. En este último aspecto nos explayaremos a continuación.
Actualmente, las poblaciones de ciervo colorado alcanzan extensas áreas donde entran en contacto frecuente con especies domésticas y autóctonas. Una situación similar ocurre en Estados Unidos, Reino Unido, España y Nueva Zelanda, en los cuales se han convertido en reservorio de enfermedades como brucelosis y tuberculosis. Sin embargo, poco se sabe en nuestro país sobre el estado sanitario de estas especies y su rol en los ciclos de patógenos de importancia para la actividad ganadera, la salud pública y la conservación del medio ambiente.
En este punto, mientras que el daño ambiental se ha documentado, en nuestra región existe aún muy poca información sobre las enfermedades que porta o transmite el ciervo colorado. Las enfermedades infecciosas pueden afectar la producción ganadera y a través de ello las economías regionales y el acceso a mercados externos, por lo que su vigilancia resulta esencial.
Las infecciones también pueden ser factores críticos para la supervivencia de las especies silvestres. Nuestros ciervos nativos patagónicos, el huemul (Hippocamelus bisulcus) y el pudú (Pudu puda), se encuentran amenazados. Las enfermedades han sido identificadas como uno de los mayores riesgos para su conservación. Además, el ciervo colorado es consumido por la población humana y no siempre pasan por las inspecciones adecuadas (ejemplos: cazadores furtivos, zonas remotas), lo que aumenta el riesgo potencial de infecciones zoonóticas (transmisión de patógenos de los animales al hombre).
Se considera de interés particular por los riesgos que presentan para la salud humana, de los animales domésticos y de la fauna nativa, así como para la economía de la región las siguientes enfermedades: Fiebre Aftosa, Rinotraqueítis infecciosa, Lengua Azul, Diarrea Viral, Tuberculosis (Mycobacterium spp.), Brucelosis (Brucella spp), Leptospirosis (Leptospira spp), Toxoplasmosis (Toxoplasma gondii), Hidatidosis (Echinococcus granulosus), Sarcocystosis (Sarcocystis spp.), Fasciolosis (Fasciola hepatica), Encefalopatías espongiformes transmisibles (TSEs) como la Encefalopatía espongiforme bovina y la Enfermedad consuntiva crónica de los ciervos.
En países de Norte América y Europa es común la vigilancia pasiva con aporte de cazadores de fauna generando información epidemiológica muy relevante. Varios países realizan relevamientos sanitarios intensivos y regulares en fauna abatida por cazadores, obteniendo gran cantidad de muestras biológicas para diagnóstico de enfermedades. Con adecuada capacitación y en el marco de reglamentaciones de caza, este tipo de estrategias les han permitido obtener información clave con una inversión relativamente reducida. Ejemplos de estas instituciones que llevan adelante este tipo de estudios son US Geological Survey, Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Cooperativa Canadiense de Salud de Fauna Silvestre.
El desarrollo de un sistema de vigilancia para cérvidos exóticos, usando la caza deportiva y de control como forma pasiva de monitoreo de enfermedades, es una herramienta que puede ser realizada por personal capacitado. Las áreas de mayor importancia para estos trabajos son aquellas donde el contacto entre ciervos nativos, el ganado y los ungulados exóticos resulta más frecuente (áreas protegidas, establecimientos ganaderos y cotos de caza entre otros). Por ejemplo, en nuestros parques nacionales donde se autorizan la caza de ungulados exóticos (Nahuel Huapi, Lanin, Lihuel Calel, El Palmar, Campos del Tuyú), sería oportuno impulsar los mecanismos y capacidades de recursos humanos que permitan la vigilancia pasiva periódica en estas especies.
De este modo, la información generada sería un aporte concreto a las acciones de vigilancia desarrolladas por el SENASA (como el Programa control y erradicación de brucelosis y tuberculosis bovina) y por la OIE (Organización Internacional de Epizoóticas). Permitiría la detección temprana de patógenos relevantes para la salud pública y la fauna silvestre. Este proceso favorecería, además, la participación comunitaria y el trabajo conjunto entre profesionales de diversos organismos regionales y nacionales.
El conocimiento de las enfermedades presentes en las especies exóticas y su estado sanitario general nos permite evaluar riesgos para las poblaciones de ciervos nativos, dar recomendaciones de manejo. Asimismo, conocer los factores epidemiológicos que podrían estar condicionando la ecología, demografía, comportamiento y supervivencia de dichas especies. Todos estos factores relacionados se enmarcan en el concepto de Una Salud donde se busca alcanzar un equilibrio entre la salud animal, humana y ambiental.
En definitiva, si queremos generar ecosistemas saludables, una herramienta fundamental es el monitoreo sanitario de las comunidades de fauna silvestre, así como las comunidades de animales domésticos y exóticos asociados.
Enfermedades y la interacción entre animales silvestres, domésticos y el hombre
Interacciones entre ciervo colorado, ciervos nativos y ganado representa riesgos sanitarios. Gráfico elaboración de la autora: Elizabeth Chang Reissig. |
En este punto, mientras que el daño ambiental se ha documentado, en nuestra región existe aún muy poca información sobre las enfermedades que porta o transmite el ciervo colorado. Las enfermedades infecciosas pueden afectar la producción ganadera y a través de ello las economías regionales y el acceso a mercados externos, por lo que su vigilancia resulta esencial.
Las infecciones también pueden ser factores críticos para la supervivencia de las especies silvestres. Nuestros ciervos nativos patagónicos, el huemul (Hippocamelus bisulcus) y el pudú (Pudu puda), se encuentran amenazados. Las enfermedades han sido identificadas como uno de los mayores riesgos para su conservación. Además, el ciervo colorado es consumido por la población humana y no siempre pasan por las inspecciones adecuadas (ejemplos: cazadores furtivos, zonas remotas), lo que aumenta el riesgo potencial de infecciones zoonóticas (transmisión de patógenos de los animales al hombre).
Se considera de interés particular por los riesgos que presentan para la salud humana, de los animales domésticos y de la fauna nativa, así como para la economía de la región las siguientes enfermedades: Fiebre Aftosa, Rinotraqueítis infecciosa, Lengua Azul, Diarrea Viral, Tuberculosis (Mycobacterium spp.), Brucelosis (Brucella spp), Leptospirosis (Leptospira spp), Toxoplasmosis (Toxoplasma gondii), Hidatidosis (Echinococcus granulosus), Sarcocystosis (Sarcocystis spp.), Fasciolosis (Fasciola hepatica), Encefalopatías espongiformes transmisibles (TSEs) como la Encefalopatía espongiforme bovina y la Enfermedad consuntiva crónica de los ciervos.
Monitoreos de salud en animales exóticos durante la caza
Hasta la fecha, no se han evaluado de manera exhaustiva los riesgos sanitarios a los que estarían expuestas las especies de fauna nativa, ni lo que estos representan para su frágil estado de conservación actual. Dado que es extremadamente difícil obtener muestras de fauna nativa, resulta prioritario estudiar las enfermedades infecciosas de los cérvidos exóticos y el ganado doméstico que podrían causar impactos negativos sobre la salud humana y ambiental.En países de Norte América y Europa es común la vigilancia pasiva con aporte de cazadores de fauna generando información epidemiológica muy relevante. Varios países realizan relevamientos sanitarios intensivos y regulares en fauna abatida por cazadores, obteniendo gran cantidad de muestras biológicas para diagnóstico de enfermedades. Con adecuada capacitación y en el marco de reglamentaciones de caza, este tipo de estrategias les han permitido obtener información clave con una inversión relativamente reducida. Ejemplos de estas instituciones que llevan adelante este tipo de estudios son US Geological Survey, Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Cooperativa Canadiense de Salud de Fauna Silvestre.
El desarrollo de un sistema de vigilancia para cérvidos exóticos, usando la caza deportiva y de control como forma pasiva de monitoreo de enfermedades, es una herramienta que puede ser realizada por personal capacitado. Las áreas de mayor importancia para estos trabajos son aquellas donde el contacto entre ciervos nativos, el ganado y los ungulados exóticos resulta más frecuente (áreas protegidas, establecimientos ganaderos y cotos de caza entre otros). Por ejemplo, en nuestros parques nacionales donde se autorizan la caza de ungulados exóticos (Nahuel Huapi, Lanin, Lihuel Calel, El Palmar, Campos del Tuyú), sería oportuno impulsar los mecanismos y capacidades de recursos humanos que permitan la vigilancia pasiva periódica en estas especies.
De este modo, la información generada sería un aporte concreto a las acciones de vigilancia desarrolladas por el SENASA (como el Programa control y erradicación de brucelosis y tuberculosis bovina) y por la OIE (Organización Internacional de Epizoóticas). Permitiría la detección temprana de patógenos relevantes para la salud pública y la fauna silvestre. Este proceso favorecería, además, la participación comunitaria y el trabajo conjunto entre profesionales de diversos organismos regionales y nacionales.
El conocimiento de las enfermedades presentes en las especies exóticas y su estado sanitario general nos permite evaluar riesgos para las poblaciones de ciervos nativos, dar recomendaciones de manejo. Asimismo, conocer los factores epidemiológicos que podrían estar condicionando la ecología, demografía, comportamiento y supervivencia de dichas especies. Todos estos factores relacionados se enmarcan en el concepto de Una Salud donde se busca alcanzar un equilibrio entre la salud animal, humana y ambiental.
En definitiva, si queremos generar ecosistemas saludables, una herramienta fundamental es el monitoreo sanitario de las comunidades de fauna silvestre, así como las comunidades de animales domésticos y exóticos asociados.
Sobre la autora
* Elizabeth Chang Reissig es Médica Veterinaria, Máster en Manejo de Vida Silvestre y Doctora en Ciencias Veterinarias. Integrante del Área de Recursos Naturales del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB, INTA - CONICET). Perfil profesional en Research Gate.
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Gracias.
Matilde Carreras