“¿Por qué tanta gente compra productos que son perjudiciales para la salud?”.
Esta pregunta es el eje de la crónica de Virginia Dorado sobre la Ley de
Etiquetado Frontal de Alimentos. Se trata de proyecto con apoyo de consejos de
nutricionistas que emprenden la tarea de enfrentar al lobby de la “industria
alimenticia”. Para ello, no regula solamente el etiquetado frontal en los
productos para incidir en la decisión de compra, sino también las publicidades
que afectan nuestros imaginarios sobre comidas y bebidas. Es decir, otro modo
de fomentar nuestra soberanía alimentaria. El proyecto, que ya tiene media
sanción del Senado, ingresó hoy dentro del temario de las sesiones
extraordinarias por lo que espera la decisión en Diputados para convertirse en
Ley.
El documental brasilero "Más allá del peso" (2012) de Estela Renner comienza con la historia de Yan, de 4 años, un niño con obesidad que vive en un pueblo humilde. Ve pasar al repartidor de gaseosas y pide una. “Si no le compramos, se enoja”, explica la madre. Luego, el padre cuenta que su hijo tuvo una crisis de fatiga y que el médico les explicó que la grasa presiona sus pulmones y, por ese motivo, le falta el aire. Sí, leyeron bien: 4 años. En la siguiente escena, Yan se tira al piso a la hora de comer, llora a los gritos suplicando por papas fritas. Para que no llore más, la familia cede. Corte. El chef Jaimie Oliver, en una charla TED le dice a su audiencia que nuestros hijos vivirán 10 años menos que nosotros por el ambiente alimentario que se construye en torno a ellos. Títulos.
Por otra parte, 6 de cada 10 adultos tienen sobrepeso. “Es una pandemia silenciosa que produce más muertes que el COVID-19”, comentó Medina. Sergio Procelli, titular de la Asociación Consumidores argentinos, en el plenario del 24 de noviembre explicó que, a menor nivel económico y de estudios, existe mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad. “¿Por qué es importante tratar esta ley en este año donde otra pandemia tomó más relevancia? Porque, con el encierro, estas cuestiones se exacerbaron”, comentó Procelli.
Las causas de la obesidad son, entre otras, el sedentarismo y -como mencionó el chef Oliver- el ambiente alimentario que se construye alrededor nuestro. En especial alrededor de los niños con bombardeo publicitario, asociando determinados productos ultraprocesados a “la diversión”, a juguetes sorpresa, a personajes televisivos, a “destapar felicidad”. ¿Cuántas veces hemos padecido algún que otro pedido del estilo “comprame el postrecito de Paw Patrol”? O al revés, ¿Cuántas familias que optan por una alimentación saludable son criticados por “robarles la infancia” a sus hijos?
En el documental de Renner, Alex Bolgusky, ex socio de la agencia Crispin Porter + Bogusky, menciona que los adultos utilizan la televisión como niñeras electrónicas “pero esa niñera no es cualquier persona, es un vendedor. Si necesitás una niñera, no llamarías a un publicista graduado en Harvard para que pase tiempo con tus hijos. Yo creo que no lo haríamos, pero eso es lo que hacemos. Los padres no se dan cuenta que en el supermercado la conversación no se da entre ellos y sus hijos, sino que alguien que se graduó en Harvard se metió en el medio. Él está en nuestras familias, se metió en el carrito del supermercado”.
Fernando Zigman, especialista en salud de Unicef Argentina, se explayó sobre la publicidad de productos alimenticios en la reunión de las comisiones de diputados. Comentó que los niños están expuestos a muchas horas de publicidad que pauta sus preferencias gustativas y que la familias no están advertidas. “Los mecanismos de marketing son tan naturales para nosotros que las decisiones de compra están marcadas por los últimos minutos, por los colores, por la ubicación en las góndolas”, agregó.
En este sentido, uno de los puntos importantes del proyecto de ley que se votó en el Senado es el que hace referencia a la publicidad. Contempla la regulación de las propagandas sobre alimentos o bebidas con excesos de ingredientes críticos. Quedarían prohibidos la utilización de incentivos como juguetes y figuras coleccionables, sorteos e imágenes de famosos y personajes televisivos. “Esto no va a resolver el problema pero ayuda”, dijo Zigman.
“¿Toma gaseosa?”, le pregunta una periodista.
“Ya no toma tanto, toma jugo”.
“¿Envasado o lo hace usted?”.
“No, jugo en polvo”.
Corte. Publicidad de jugo en polvo La frutta, una marca brasilera que en nuestro país es conocida por los helados. Se muestra su composición: 28 gramos de azúcar y 1 por ciento de fruta.
¿Por qué tanta gente compra este tipo de productos si son perjudiciales para la salud? Principalmente, porque lo ignoran. Sin irnos al caso de los más obvios -como las papas fritas o las golosinas- en el imaginario muchos de estos productos industriales circulan como “alimentos saludables”. Si bien tienen un etiquetado de ingredientes, es poca la gente sabe qué es exactamente la dextrina (por poner un ejemplo). Ignoran que, detrás de todas esas palabras o paquetes verdes con “porciones justas” o con fotos de frutas, se esconden grandes cantidades de azúcar, grasas o sodio.
“Los padres pueden estar muy contentos de poner una gaseosa en la mochila sin saber el daño que eso le causa”, afirmó Fernando Zigman. La población no tiene por qué saber que determinada cantidad de azúcar, sodio o grasas es buena o mala para la salud. En síntesis, no hay información clara sobre lo que estamos consumiendo.
El proyecto de Ley de etiquetado frontal exige que se brinden datos precisos sobre el contenido de los productos alimenticios. Es decir, que se advierta en el frente de los envases sobre el exceso de grasas, calorías, sodio y azúcar, adhiriendo a los estándares de la Organización Panamericana de la Salud.
Sobre este punto, Sergio Procelli señala que se pone en juego nuestro derecho a la información como consumidores pero que informar no es lo mismo que advertir. Los productos alimenticios y bebidas del supermercado tienen información sobre sus ingredientes pero lo que no hacen es advertirnos sobre sus riesgos: “si yo te advierto, te cuento que hay un riesgo para tu salud. Pensemos el caso de los remedios u otros químicos, en qué pasaría si solo vienen con los componentes pero no nos advierten sobre el riesgo de tomarlos”. Y ahí se marca la diferencia del sistema octogonal de la OPS respecto a otros como Nutriscore. Este último es el que proponen los sectores, vinculados a la “industria alimenticia”, que se oponen al proyecto de ley del Senado.
Es importante destacar las exhaustivas investigaciones de Soledad Barruti en sus ya best sellers “Malcomidos” (2013) y “Mala leche” (2018), así como también el aporte de médicos y nutricionistas influencers como Sabrina Critzmann, Adí Nativ, Naida Porreca o Jimena Le Bellot, por nombrar algunos. Es gracias a su intenso trabajo que se percibe desde las redes cierto empoderamiento de los usuarios a través de su valiosa información. Cuántas madres nos desayunamos con ellas que el JMAF es un tipo de azúcar, que la gelatina lejos está de ser saludable y que “el yogurcito” -ese alimento que supo ser nuestra primera comida- no se recomienda para menores de 1 año. Estos influencers promueven campañas a través de las redes para que el proyecto se apruebe sin modificaciones en Diputados, para que el empoderamiento llegue a toda la población.
Nutriscore es un etiquetado por colores que puede ser cambiado según las particularidades de cada país. Por ejemplo, en Francia el queso no tiene una puntuación desfavorable como sí lo tiene en otro país. Sugiere este método porque con el perfil octogonal: “el 92 por ciento de los productos serían discriminados, llevarían al menos un sello negro. Con el método británico, un 34 por ciento sería recategorizado como saludable”.
Luego de la intervención de Britos, Fernando Zigman agregó que “nos dicen que un altísimo porcentaje de productos van a llevar las etiquetas... Bueno, preguntémonos qué estamos consumiendo. Es indudable que esta ley es la mejor ley posible con el conocimiento al día de hoy. Basado en parámetros libres de conflictos de intereses. Está demostrado que son las que tienen mejor efectividad. Cualquier otro tipo de señal minimiza la advertencia e interviene en el proceso de la compra”.
Los productores de alimentos y bebidas también se manifiestan en contra, principalmente aludiendo que debemos adoptar un etiquetado armonioso con el conjunto de los países del Mercosur. El ex Ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, rebatió este punto: “en 2018, todos los ministros de los países de Mercosur, firmamos una manifestación de apoyo al etiquetado frontal”. Si bien debería haber una garantía de armonizar las normas que regulan el rotulado, dentro del marco normativo del Mercosur no hay una prohibición explícita a adoptar un etiquetado diferente al conciliado entre los países del bloque ni interferiría en el comercio al ser considerado una advertencia sanitaria.
Carla Martin Bonito (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios- COPAL) y José Luis Freijo (Centro azucarero argentino) pidieron que no se “demonicen” y difamen ciertos alimentos. En tanto, Florencia Canzonieri (Cámara Argentina de Bebidas sin Alcohol- CADIBSA) opina que el perfil de la OPS propone demasiadas advertencias y que el “exceso de información” es lo que desinforma.
En la reunión se notó cierta preocupación por parte de algunos diputados sobre los costos que implicaría adoptar el perfil octogonal. Rubinstein y Zigman respondieron que no serían significativos y este último expresó: “¿Cuáles son los costos que hay que comparar? ¿La calidad de vida de los niños y niñas en relación a seguir comiendo sin ningún tipo de advertencia? Los costos hay que calcularlos en esa perspectiva”.
En definitiva, en el debate se pone en juego nuestro derecho a ser informados sobre lo que consumimos y sin artilugios publicitarios. Allí radica la importancia de que sea votado en diputados sin alteraciones, porque de lo que se trata es, como dijo Procelli, de advertir más allá de informar. El 20 de noviembre venció el plazo para emitir dictamen en diputados y el proyecto fue incluido dentro del temario de las sesiones extraordinarias que se realizarán entre el 12 de diciembre y el 28 de febrero.
Un fragmento de la charla TED de Jaimie Oliver da fin al documental brasilero: “Mi sueño es que ustedes ayuden a crear un movimiento fuerte y sostenible para que eduquemos a cada niño sobre alimentación. Inspirar a las familias a que vuelvan a cocinar y capaciten a las personas en todas partes para que luchen contra la obesidad”. Mientras se escucha su voz en off, se panea a los niños entrevistados mirando de frente. Títulos.
¿Será posible en Argentina?
Dossier Nº 2: "Política y leyes ambientales"
Por Virginia Dorado*
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Las publicidades son un factor de peso en nuestras prácticas
alimenticias. Elaboración: Virginia Dorado. |
El documental brasilero "Más allá del peso" (2012) de Estela Renner comienza con la historia de Yan, de 4 años, un niño con obesidad que vive en un pueblo humilde. Ve pasar al repartidor de gaseosas y pide una. “Si no le compramos, se enoja”, explica la madre. Luego, el padre cuenta que su hijo tuvo una crisis de fatiga y que el médico les explicó que la grasa presiona sus pulmones y, por ese motivo, le falta el aire. Sí, leyeron bien: 4 años. En la siguiente escena, Yan se tira al piso a la hora de comer, llora a los gritos suplicando por papas fritas. Para que no llore más, la familia cede. Corte. El chef Jaimie Oliver, en una charla TED le dice a su audiencia que nuestros hijos vivirán 10 años menos que nosotros por el ambiente alimentario que se construye en torno a ellos. Títulos.
La pandemia silenciosa y el rol de los medios
Según una encuesta a nivel mundial realizada a niños en edad escolar en 2007, el porcentaje de chicos con sobrepeso era de 17,9 por ciento y de obesidad 3,2 por ciento. Así lo afirmó el Secretario de Calidad de Salud de la Nación, Arnaldo Medina, en el plenario del 13 de noviembre de las comisiones de diputados para el tratamiento de la Ley de etiquetado frontal. En la actualidad, en Argentina, las cifras que maneja el Ministerio de Salud de la Nación aumentaron de manera significativa: el 30 por ciento de los niños en edad escolar tienen sobrepeso y el 6 por ciento obesidad.Por otra parte, 6 de cada 10 adultos tienen sobrepeso. “Es una pandemia silenciosa que produce más muertes que el COVID-19”, comentó Medina. Sergio Procelli, titular de la Asociación Consumidores argentinos, en el plenario del 24 de noviembre explicó que, a menor nivel económico y de estudios, existe mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad. “¿Por qué es importante tratar esta ley en este año donde otra pandemia tomó más relevancia? Porque, con el encierro, estas cuestiones se exacerbaron”, comentó Procelli.
Las causas de la obesidad son, entre otras, el sedentarismo y -como mencionó el chef Oliver- el ambiente alimentario que se construye alrededor nuestro. En especial alrededor de los niños con bombardeo publicitario, asociando determinados productos ultraprocesados a “la diversión”, a juguetes sorpresa, a personajes televisivos, a “destapar felicidad”. ¿Cuántas veces hemos padecido algún que otro pedido del estilo “comprame el postrecito de Paw Patrol”? O al revés, ¿Cuántas familias que optan por una alimentación saludable son criticados por “robarles la infancia” a sus hijos?
En el documental de Renner, Alex Bolgusky, ex socio de la agencia Crispin Porter + Bogusky, menciona que los adultos utilizan la televisión como niñeras electrónicas “pero esa niñera no es cualquier persona, es un vendedor. Si necesitás una niñera, no llamarías a un publicista graduado en Harvard para que pase tiempo con tus hijos. Yo creo que no lo haríamos, pero eso es lo que hacemos. Los padres no se dan cuenta que en el supermercado la conversación no se da entre ellos y sus hijos, sino que alguien que se graduó en Harvard se metió en el medio. Él está en nuestras familias, se metió en el carrito del supermercado”.
Fernando Zigman, especialista en salud de Unicef Argentina, se explayó sobre la publicidad de productos alimenticios en la reunión de las comisiones de diputados. Comentó que los niños están expuestos a muchas horas de publicidad que pauta sus preferencias gustativas y que la familias no están advertidas. “Los mecanismos de marketing son tan naturales para nosotros que las decisiones de compra están marcadas por los últimos minutos, por los colores, por la ubicación en las góndolas”, agregó.
En este sentido, uno de los puntos importantes del proyecto de ley que se votó en el Senado es el que hace referencia a la publicidad. Contempla la regulación de las propagandas sobre alimentos o bebidas con excesos de ingredientes críticos. Quedarían prohibidos la utilización de incentivos como juguetes y figuras coleccionables, sorteos e imágenes de famosos y personajes televisivos. “Esto no va a resolver el problema pero ayuda”, dijo Zigman.
Información poco clara = falta de información
“Más alla del peso” nos presenta a Eduardo, un niño obeso de 5 años sentado en el regazo de la madre. Ella cuenta que, cuando su hijo camina, le duelen las piernas. “Creo que es por su peso”, opina.“¿Toma gaseosa?”, le pregunta una periodista.
“Ya no toma tanto, toma jugo”.
“¿Envasado o lo hace usted?”.
“No, jugo en polvo”.
Corte. Publicidad de jugo en polvo La frutta, una marca brasilera que en nuestro país es conocida por los helados. Se muestra su composición: 28 gramos de azúcar y 1 por ciento de fruta.
¿Por qué tanta gente compra este tipo de productos si son perjudiciales para la salud? Principalmente, porque lo ignoran. Sin irnos al caso de los más obvios -como las papas fritas o las golosinas- en el imaginario muchos de estos productos industriales circulan como “alimentos saludables”. Si bien tienen un etiquetado de ingredientes, es poca la gente sabe qué es exactamente la dextrina (por poner un ejemplo). Ignoran que, detrás de todas esas palabras o paquetes verdes con “porciones justas” o con fotos de frutas, se esconden grandes cantidades de azúcar, grasas o sodio.
“Los padres pueden estar muy contentos de poner una gaseosa en la mochila sin saber el daño que eso le causa”, afirmó Fernando Zigman. La población no tiene por qué saber que determinada cantidad de azúcar, sodio o grasas es buena o mala para la salud. En síntesis, no hay información clara sobre lo que estamos consumiendo.
El proyecto de Ley de etiquetado frontal exige que se brinden datos precisos sobre el contenido de los productos alimenticios. Es decir, que se advierta en el frente de los envases sobre el exceso de grasas, calorías, sodio y azúcar, adhiriendo a los estándares de la Organización Panamericana de la Salud.
Sobre este punto, Sergio Procelli señala que se pone en juego nuestro derecho a la información como consumidores pero que informar no es lo mismo que advertir. Los productos alimenticios y bebidas del supermercado tienen información sobre sus ingredientes pero lo que no hacen es advertirnos sobre sus riesgos: “si yo te advierto, te cuento que hay un riesgo para tu salud. Pensemos el caso de los remedios u otros químicos, en qué pasaría si solo vienen con los componentes pero no nos advierten sobre el riesgo de tomarlos”. Y ahí se marca la diferencia del sistema octogonal de la OPS respecto a otros como Nutriscore. Este último es el que proponen los sectores, vinculados a la “industria alimenticia”, que se oponen al proyecto de ley del Senado.
Famosos, influencers y la llegada del proyecto a la agenda pública.
El etiquetado frontal ya es ley en algunos países de Latinoamérica. En Argentina, es promovido por numerosas organizaciones como la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN) y tomó impulso gracias a la intervención del colectivo de cocineros vinculados a la Asociación de Cocineros y Empresarios ligados a la Gastronomía Argentina (ACELGA), integrado por Narda Lepes y Germán Martitegui, entre otros. El 12 de noviembre, Lepes denunció por twitter que algunas compañías estaban amenazando a ONGs de alimentos con quitarles las donaciones de productos si no se manifestaban en contra de la ley.![]() |
#LeydeEtiquetadoYa es el lema de la campaña. |
Es importante destacar las exhaustivas investigaciones de Soledad Barruti en sus ya best sellers “Malcomidos” (2013) y “Mala leche” (2018), así como también el aporte de médicos y nutricionistas influencers como Sabrina Critzmann, Adí Nativ, Naida Porreca o Jimena Le Bellot, por nombrar algunos. Es gracias a su intenso trabajo que se percibe desde las redes cierto empoderamiento de los usuarios a través de su valiosa información. Cuántas madres nos desayunamos con ellas que el JMAF es un tipo de azúcar, que la gelatina lejos está de ser saludable y que “el yogurcito” -ese alimento que supo ser nuestra primera comida- no se recomienda para menores de 1 año. Estos influencers promueven campañas a través de las redes para que el proyecto se apruebe sin modificaciones en Diputados, para que el empoderamiento llegue a toda la población.
Quién es quién en el debate
Las voces opositoras, vinculadas mayormente a la industria alimenticia y de bebidas, o a provincias azucareras, expresan estar de acuerdo en que exista una ley de etiquetado pero opinan que debería sufrir modificaciones. En el plenario de comisiones del 24 de noviembre, Sergio Britos del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) propuso que el perfil nutricional tenido en cuenta para la ley no sea el octogonal de la OPS sino Nutriscore, el perfil de origen inglés.Nutriscore es un etiquetado por colores que puede ser cambiado según las particularidades de cada país. Por ejemplo, en Francia el queso no tiene una puntuación desfavorable como sí lo tiene en otro país. Sugiere este método porque con el perfil octogonal: “el 92 por ciento de los productos serían discriminados, llevarían al menos un sello negro. Con el método británico, un 34 por ciento sería recategorizado como saludable”.
Luego de la intervención de Britos, Fernando Zigman agregó que “nos dicen que un altísimo porcentaje de productos van a llevar las etiquetas... Bueno, preguntémonos qué estamos consumiendo. Es indudable que esta ley es la mejor ley posible con el conocimiento al día de hoy. Basado en parámetros libres de conflictos de intereses. Está demostrado que son las que tienen mejor efectividad. Cualquier otro tipo de señal minimiza la advertencia e interviene en el proceso de la compra”.
Los productores de alimentos y bebidas también se manifiestan en contra, principalmente aludiendo que debemos adoptar un etiquetado armonioso con el conjunto de los países del Mercosur. El ex Ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, rebatió este punto: “en 2018, todos los ministros de los países de Mercosur, firmamos una manifestación de apoyo al etiquetado frontal”. Si bien debería haber una garantía de armonizar las normas que regulan el rotulado, dentro del marco normativo del Mercosur no hay una prohibición explícita a adoptar un etiquetado diferente al conciliado entre los países del bloque ni interferiría en el comercio al ser considerado una advertencia sanitaria.
Carla Martin Bonito (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios- COPAL) y José Luis Freijo (Centro azucarero argentino) pidieron que no se “demonicen” y difamen ciertos alimentos. En tanto, Florencia Canzonieri (Cámara Argentina de Bebidas sin Alcohol- CADIBSA) opina que el perfil de la OPS propone demasiadas advertencias y que el “exceso de información” es lo que desinforma.
En la reunión se notó cierta preocupación por parte de algunos diputados sobre los costos que implicaría adoptar el perfil octogonal. Rubinstein y Zigman respondieron que no serían significativos y este último expresó: “¿Cuáles son los costos que hay que comparar? ¿La calidad de vida de los niños y niñas en relación a seguir comiendo sin ningún tipo de advertencia? Los costos hay que calcularlos en esa perspectiva”.
En definitiva, en el debate se pone en juego nuestro derecho a ser informados sobre lo que consumimos y sin artilugios publicitarios. Allí radica la importancia de que sea votado en diputados sin alteraciones, porque de lo que se trata es, como dijo Procelli, de advertir más allá de informar. El 20 de noviembre venció el plazo para emitir dictamen en diputados y el proyecto fue incluido dentro del temario de las sesiones extraordinarias que se realizarán entre el 12 de diciembre y el 28 de febrero.
Un fragmento de la charla TED de Jaimie Oliver da fin al documental brasilero: “Mi sueño es que ustedes ayuden a crear un movimiento fuerte y sostenible para que eduquemos a cada niño sobre alimentación. Inspirar a las familias a que vuelvan a cocinar y capaciten a las personas en todas partes para que luchen contra la obesidad”. Mientras se escucha su voz en off, se panea a los niños entrevistados mirando de frente. Títulos.
¿Será posible en Argentina?
Sobre la autora
Virginia Dorado. Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA).
Docente y bibliotecaria escolar. Integrante del Equipo de ComAmbiental.
Redactora de contenido para cuentas de Instagram de nutrición.
Ver también:
Documental "Más allá del peso" de Maria Farinha Filmes
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