Educación ambiental. Verdes como el pizarrón (I)

Se cumple el primer mes desde el comienzo de clases en todo el país y el desafío de las maestras recobra fuerza: brindarles a sus alumnos las mejores herramientas posibles para su desenvolvimiento en la sociedad. Una de ellas es la EDUCACIÓN AMBIENTAL. Pero ¿qué es esto? ¿Una materia? ¿Una metodología de enseñanza? ¿Qué aspectos involucra?

Una vez por semana trataremos de develar las incógnitas. Aquí, una nota introductoria. Comentarios, bienvenidos.

"La educación es un elemento indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible", subraya las Naciones Unidas en su declaración de la Década de la educación para el desarrollo sostenible 2005-2014. Porque la educación es la base para sostener y mejorar una cultura que rige todos los ámbitos de la sociedad, desde los hábitos cotidianos hasta las políticas económicas, la justicia, los código de ética profesionales y empresariales.

Esta preocupación se vislumbra en la revista Novedades Educativas de marzo que se abocó a dos grandes temas, uno de ellos, la Educación Ambiental en la Argentina. Varios de los trabajos allí publicados dan cuenta de que la comunidad global considera a "la naturaleza como bien a explotar" y se guía por el pensamiento reduccionista, la creencia del progreso continuo y el afán posmoderno de éxito que no se detiene a mirar costos.

Ante la creciente contaminación del planeta y la crisis energética, cabe fomentar más y mejor educación ambiental para generar el cambio. ¿De qué se trata esto?

La educación ambiental no basta con titular bolillas, unidades, proyectos o capítulos como "Ecología", "Cuidemos el ecosistema" o "Visita a la reserva ecológica". Las clases demandan una parte expositiva bajo una visión integradora y también un fuerte componente práctico y crítico para que los chicos puedan aplicar sus conocimientos a situaciones cotidianas y aprehender.

En otros términos, la bióloga Irene Wais de Badgen, directora del Programa de Educación y de Divulgación Científico-Técnica en Temas Ambientales, recalca que la educación ambiental puede y debe promoverse como eje transversal que vincule en una relación transdisciplinaria a las Ciencias naturales, las Ciencias sociales, la Tecnología, el Arte y la Formación ética y ciudadana.

Sin embargo la realidad en las aulas dista de lo ideal. "Resulta difícil, por no decir casi imposible, hallar una propuesta académica clara sobre lo que se espera que suceda entre los habitantes y el ambiente", escribió Eduardo Vallarino -Doctor en Ciencias, investigador y docente de EGB y Polimodal- en Novedades Educativas (p.53). El trabajo es arduo y depende en muchos casos de la sola iniciativa del docente y de su acceso a la capacitación.

En las próximas entregas hablaremos de la educación ambiental no formal, la contribución de las ONGs, la situación en la Ciudad de Buenos Aires y un panorama nacional sobre los recursos a los que pueden acceder las maestras.

Ver Agenda Ambiental: V Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental

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