Crónicas de la Iglesia y el Banco, la Asamblea y el Estado, la Filosofía y la Ciencia, y las Papeleras
16/04/06
En este informe especial analizamos el papel de cada uno de los actores en el conflicto por las Papeleras. Los que se agregaron hace poco: las Iglesias argentina y uruguaya y el Banco Mundial. Los que vienen de hace mucho: las Asambleas de Gualeguaychú y Colón y los Estados de ambos países. Los que faltan en el debate: la Filosofía y la Ciencia.
Foto: Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú
El "conflicto de las papeleras" sigue en las tapas de los diarios. Cuando parecía que el tema se apagaba con el fin de las negociaciones, todo volvió a empezar. "Ahora solo falta que intervenga la FIFA", tituló el viernes Página 12. Se refería a la invocación de la Organización de los Estados Americanos, la Organización Mundial del Comercio, el Mercosur y La Haya por parte del gobierno uruguayo. Pero se quedaron cortos. Las Iglesias uruguaya y argentina se sumaron a la intromisión del Banco Mundial.
La Iglesia y el Banco
El martes se conocieron los resultados del nuevo estudio de impacto ambiental realizado por el Banco Mundial. Diario sobre Diarios publicó: "Local, empate y visitante para el informe del Banco Mundial sobre las `papeleras´" indicando así que el informe podía interpretarse de distinto modo según el medio, y el gobierno del que se trate. "Luz amarilla del Banco Mundial ante plantas de celulosa", informó IPS.
Según la opinión generalizada, el informe critica a las empresas por no dar toda la información necesaria pero minimiza su potencial impacto contaminante. Esta misma sensación queda también en una entrevista que Clarín le realizó a Wayne Dwernychuck, el experto canadiense redactor del informe. A su vez, se prevee que podría retrasarse el crédito hasta que se realicen algunas mejoras a los proyectos.
Pero eso no fue todo. En plenas Pascuas, fue la Iglesia quien entró en acción. El máximo titular uruguayo, arzobispo Nicolás Cotugno, y el argentino, cardenal Jorge Bergoglio, buscaron generar un clima de diálogo. El presidente Néstor Kirchner estaría de acuerdo con esta mediación.
En principio, toda ayuda es bienvenida para resolver el conflicto. Sin embargo, las dudas crecen cuando se piensa que ambas instituciones no tienen un currículum intachable en cuanto a ser consejeros de temas sociales, en general, y ambientales, en particular. El Banco Mundial, integrante del Fondo Monetario Internacional, impulsó las políticas neoliberales que, con Menem, reinaron en la Argentina de los ´90. Y ya todos saben como terminó eso. ¿Por qué ahora su palabra vuelve a tener respeto? ¿Habrá habido algún estudio de "impacto social" de esas medidas?
Pero hay datos más preocupantes. Según IPS, el organismo promueve en la región la energía nuclear e hidroeléctrica, fuentes que generan diversos tipos de impacto en el medio. Y el brazo ejecutor es el mismo que el de las pasteras: la Corporación Financiera Internacional. No debemos olvidar que a través del Banco Mundial habla el poder económico financiero. Será por eso que a través de esta medida quieren combatir el cambio climático sin exigirle nada a las potencias industriales, como EE.UU.
La Iglesia tampoco tiene una historia demasiado santa. A pesar de los pedidos de perdón, están comprobados los apoyos a ciertos regímenes autoritarios y violentos de diversos tiempos y geografías porque estos afirmaban la promesa de "paz social". En la Argentina del siglo XX, la dictadura de la que hace poco se cumplieron 30 años de su inicio, es un buen ejemplo de eso.
Tampoco es esta institución fuente confiable en cuanto al cuidado ambiental. "Henchid la tierra y sometedla", dice la Biblia. Pero más allá de eso, queda la duda de si el diálogo será constructivo o si buscará conservar los ánimos por sobre una salida propicia a la crisis.
La Asamblea y el Estado
La Asamblea Ambiental de Gualeguaychú y de Colón, y los Estados uruguayo y argentino fueron -siguen siendo- los actores principales del conflicto. Excepción hecha de las propias pasteras.
En los últimos días, cada gobierno se adjudicó la razón con el informe de impacto ambiental. Además, Uruguay denunció pérdidas por 400 millones de dólares por la disminución del turismo. Entre Ríos contestó que la provincia también sufre perjuicios económicos por la situación.A su vez, dominado por el cambio en el clima social respecto a los cortes, sumado al convencimiento creciente de que así se favorecerá la posición argentina en La Haya, las Asambleas planean levantar los cortes de ruta en los puentes internacionales que unirían ambos países.
En una interesante entrevista de La Nación, el sociólogo Vicente Palermo realizó un análisis de estos dos actores, y criticó a ambos. Después de los cortes, dijo, se produjo una situación donde "hay un nacionalismo ambiental de un lado y un nacionalismo productor del otro". Cuando, en realidad, tendría que haber disenso dentro de ambos países y entre todos fomentar el diálogo.
Este es el límite de los Estados nacionales. Justamente, poner fronteras donde la naturaleza no las tiene. Más aún, donde exige que haya políticas coordinadas y acordes al medio. A su vez, el especialista criticó que "con relación a las cuestiones ambientales, la Argentina no tenía ni tiene una política al respecto" y que, además, los estados "pasaron de la subrepresentación de la crisis a la hiperrepresentación".
Las Asambleas aparecen como un nuevo espacio de participación directa que puede ser promisorio para el cuidado del ambiente: "Es muy positivo que exista una preocupación vecinal preventiva", comentó Palermo al respecto. Lograron llevar el tema a la agenda. Sin embargo, la falta de información hizo que el impacto ya esté hecho y que la angustia ganara las rutas.
IPS Noticias habló con Javier Villanueva, uno de los fundadores de la Asamblea de Gualeguaychú, quien reconoció que algunos, como él, estarían en contra de los cortes pero que el conflicto se desbordó.
La intransigencia, el no rotundo a las papeleras, puede jugarle en contra a los ambientalistas. "No siempre sus tácticas resultan acertadas. Sus demandas, simples pero radicales, complican gestiones diplomáticas entre Argentina y Uruguay, y en lugar de contribuir a una solución, agrandan las diferencias", agrega el artículo.
La Filosofía y la Ciencia
Durante el Foro científico sobre las pasteras del Río Uruguay del 22 de marzo, David González, químico de la Universidad de la República de Uruguay, abrió su intervención haciendo una reflexión sobre la química en la que citó al filósofo Hans Jonas. Este parece ser un buen punto de partida para el final de este informe especial sobre las pasteras. Filosofía y Ciencia: dos actores importantes pero que no tienen el suficiente protagonismo en el conflicto.
Hans Jonas, el filósofo de la Ética Ambiental.
Foto: http://www.filosofico.net/jonas.jpg
Jonas, judío alemán, viajero de casi todo el siglo XX, es un filósofo reconocido por fundamentar el "principio de responsabilidad". Según él, la responsabilidad nace de la libertad y del poder. En este sentido, la ética plantearía límites al accionar humano. En su obra "Técnica, medicina y ética", de 1985, el autor analiza problemas concretos de los tiempos contemporáneos: los que el avance tecnológico crea a la sociedad.
Según González, Jonas plantea la abstención por las catástrofes conocidas -y reconocidas- que crea la ciencia. Las más obvias son las armas de destrucción masiva pero hay ejemplos conocidos en todos los casos de contaminación por procesos industriales. Sin embargo, ante esto, el científico propone desarrollar una "química verde" que resuelva las limitaciones. De allí, la exposición derivó a cómo se podía aplicar la mejor tecnología a las pasteras: una "solución técnica".
Pero nos interesa volver sobre el argumento del filósofo. Para él, la ciencia y la tecnología son dos entidades que se retroalimentan y avanzan de un modo tal que no conocen límite alguno. Aquí es donde Jonas interpone el concepto de "Ética ambiental". La técnica amplió tanto el poder humano que es necesario revisar nuestras capacidades de reflexión sobre nuestro accionar.
El autor realiza cinco críticas. Primero, en la ciencia el bien de hoy puede ser el mal del mañana, porque a pesar de todo su racionalismo, los errores siempre existen e investigaciones posteriores descubren -a veces tarde- el impacto sobre la salud de una tecnología. Segundo, el automatismo que genera el descubrimiento de una aplicación científica hace peligrar un control serio sobre sus consecuencias, como en los casos actuales de la biotecnología y la clonación.
Tercero, y aquí hay un punto a destacar, la ciencia crea el poder para manipular amplios territorios con largas repercusiones en el tiempo. Por ejemplo, el desastre de Chernovyl se propagó varios kilómetros y sus efectos duran hoy. Esto pone al humano, dice Jonas, en el lugar de responsabilidad sobre el futuro de la especie. Este principio es el que se aplicaría al del desarrollo sustentable.
El cuarto punto va más allá, nuestro poder es tan grande que somos responsables de toda la vida, asegura el filósofo. El ser humano ya no tiene que velar y preocuparse por sí mismo, sino que tiene que resguardar a toda la biodiversidad de las amenazas que él mismo creó. Esto es lo que se hace difícil con todo el modelo industrial, y no solo con estas pasteras.
El quinto punto nos plantea en la perspectiva del cuestionamiento: "Hombre, ¿quién te crees que eres para hacer todo esto?" parecería advertir Jonas. La filosofía se plantea aquí como una disciplina para nada abstracta, ya que la cuestión metafísica involucra reflexiones sobre hechos cotidianos que, si los dejamos a su libre desarrollo, pueden tener consecuencias nefastas.
Todos juntos, y las Papeleras
Proponemos entonces sumar a la filosofía al debate de ideas. Jonas entiende que la ética ambiental comprende tres tipos de solidaridad. Cada una de las cuales puede aportarles algo a los actores que ya están en el campo de juego.
Solidaridad Intergeneracional: La Iglesia, y sobre todo el Banco Mundial, tienen que entender que el hombre tiene en sus manos el destino de la humanidad. La famosa frase "Dios proveerá" pierde aquí un poco de su poder, ante los avances de la ciencia. También tenemos que ocuparnos nosotros de nuestros asuntos, aunque la discusión muchas veces no sea un diálogo completamente pacífico.
El Banco Mundial, a su vez, y en general el poder económico, deberían ser presionados para que atiendan a los objetivos del desarrollo sustentable sin que se pierda su sentido original. La cuestión no consiste en mejorar el planeta haciendo que los pobres resuelvan el problema de los ricos. Es absolutamente al revés. Deberían darse cuenta, también, que la ganancia egoísta del hoy puede arruinar el mundo en el que vivirán quienes hereden su fortuna. Y que el dinero no se come.
Solidaridad Internacional: Las Asambleas y los Estados mejorarían su diálogo si antes de decir o hacer nada consideran sus medidas en la perspectiva de que el medio ambiente exige una política en conjunto. El Río Uruguay no es un límite, es el centro de un ecosistema en común. No hay aquí "causas nacionales", no se trata de cerrar posiciones del lado de cada país, sino de buscar soluciones en conjunto.
De los Estados, con sus mezquindades y tiempos políticos, cercanos al mandato que les toque cumplir, y la defensa de su territorio y soberanía, mucho no se puede esperar. Pero de las Asambleas sí podría exigirse más. Sería deseable que la población de Fray Bentos también se organice. Así, haciendo honor a los vínculos que unen ambas poblaciones, organizar un verdadero diálogo democrático y pacífico. Porque no hay trabajo y prosperidad sin el cuidado del medio ambiente, y viceversa.
Solidaridad interespecie: Por último, la filosofía debe ser la reflexión para la acción de la ciencia. Si bien creemos que no debe llegarse al extremismo de negar todo avance científico, es cierto que debe haber límites a su poder. Porque no todo es progreso. Y, tal vez, analizar la cuestión de fondo: ¿Para qué producimos papeles? Los fines de creación de material de lectura son dignos pero... ¿Lo son los de envoltorios lujosos para los productos? ¿Hasta dónde queremos llegar con la sociedad de consumo?
Tenemos que tener cuidado con lo que le hacemos al planeta, porque no solo somos responsables ya de nuestro mundo, también lo somos de toda la naturaleza. Esto, la racionalidad progresista, objetiva y muchas veces fría de la ciencia parecía no tenerlo demasiado en cuenta. Pero estamos amenazando la continuidad de la vida misma. Poniéndolo en claro: la ciencia sola no puede resolver nada, no hay tal "solución técnica del conflicto".
Esto último, claro, más allá de la controversia por las pasteras. Si hay algo provechoso de todo esto, es que es una puerta para hacer un debate en serio. Información científica y reflexión filosófica son herramientas imprescindibles que no encuentran mucho eco en los medios. Así, los pueblos y los gobiernos, con la intervención si es necesaria de bancos e iglesias, podrían con esmero llevar adelante un futuro para todos.
(Citar como Gavirati, Pablo...)
Ver notas relacionadas: SECCIÓN: AGUA/PASTERAS
SECCIÓN: AGUA/PASTERAS
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Comentarios
La verdad que no existe un término medio para nada en este mundo, yo
no he visto hasta ahora un informe técnico que realmente pueda probar
o no la posicion de cada uno, ni de los gobiernos uruguayo o
argentino, ni de los ambientalistas, ni de nadie.
Hablar se puede muchisimo, los argentinos tienen en su territorio, las
pasteras, Atucha, que es una bomba de tiempo y creo que mucho mas que
las pasteras y muchas cosas mas; los uruguayos, la fca de papel de
Juan Lacaze, y las plantaciones de eucaliptus que dejaran la tierra
completamente inerte por muchos años.
Pero tampoco se le puede pedir a la gente de Fray Bentos que sueña con
tener un trabajo estable para no morirse de hambre, ellos y sus
familias. y sin tener un informe que realmente pruebe la capacidad de
estas pasteras de provocar daños en los seres humanos, y en el
medioambiente, ofrecido por la gente mas capacitada en estos temas y
no solo de Argentina y Uruguay, sino de todo el mundo.
En Brasil tambien se esta instalando la mas grande del mundo y junto a
la hermosisima Bahia, entonces donde quedan los comentarios que dicen
que arruinaran la imagen de las playas uruguayas y argentinas, que no
son nada si las comparamos a Bahia?
Es muy dificil, sin como dije antes, tener un planteo serio, cabal y
no de quienes son los interesados, ya sea de una parte u otra, poder
conseguir un dialogo que no sea de sordos.
Ojala y espero que alguien con un criterio serio y con razonamientos
basados cietificamente, sepa conducir esto a un final feliz para todos.
Luisa Molina.
Pero sin dudas el objetivo del diálogo que debería estar liderado por los pobladores de Gualeguaychú y Fray Bentos, según nuestra opinión, es tratar de encontrar algún equilibrio entre el derecho a trabajar y el derecho a la salud y el ambiente.
Sin dudas tal vez, como mencionamos en el artículo, el debate es más complejo e incluye repensar el modo de vida que tenemos. Por eso la información científica es necesaria pero no suficiente.
La filosofía, la antropología y los estudios culturales, entre otros saberes, deben participar del debate.
Gracias por tu comentario.
La verdad que no existe un término medio para nada en este mundo, yo
no he visto hasta ahora un informe técnico que realmente pueda probar
o no la posicion de cada uno, ni de los gobiernos uruguayo o
argentino, ni de los ambientalistas, ni de nadie.
Hablar se puede muchísimo, los argentinos tienen en su territorio, las
pasteras, Atucha, que es una bomba de tiempo y creo que mucho mas que
las pasteras y muchas cosas mas; los uruguayos, la fca de papel de
Juan Lacaze, y las plantaciones de eucaliptus que dejaran la tierra
completamente inerte por muchos años.
Pero tampoco se le puede pedir a la gente de Fray Bentos que sueña con
tener un trabajo estable para no morirse de hambre, ellos y sus
familias. y sin tener un informe que realmente pruebe la capacidad de
estas pasteras de provocar daños en los seres humanos, y en el
medioambiente, ofrecido por la gente mas capacitada en estos temas y
no solo de Argentina y Uruguay, sino de todo el mundo.
En Brasil tambien se esta instalando la mas grande del mundo y junto a
la hermosísima Bahía, entonces donde quedan los comentarios que dicen
que arruinaran la imagen de las playas uruguayas y argentinas, que no
son nada si las comparamos a Bahía?
Es muy difícil, sin como dije antes, tener un planteo serio, cabal y
no de quienes son los interesados, ya sea de una parte u otra, poder
conseguir un dialogo que no sea de sordos.
Ojala y espero que alguien con un criterio serio y con razonamientos
basados cietíficamente, sepa conducir esto a un final feliz para todos.
Luisa Molina.