Presentaron "Los mitos de la energía nuclear"

Qué creemos, qué sabemos, qué desconocemos, qué ignoramos que ignoramos. A 20 años de la tragedia de Chernobyl, representantes de distintas instituciones ambientalistas argentinas explicaron ayer el por qué del NO A LA ENERGÍA NUCLEAR, con el mismo código que manejan la ciencia, la economía de mercado y el poder político.

En el hotel Bauen, recuperado por sus trabajadores, presentaron el informe Amigos de la Tierra, Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, Greenpeace y Taller Ecologista. Entre el público estuvieron presentes damnificados de Ezeiza, la diputada Marta Maffei (ARI) e interesados en la temática ambiental.

Pablo Bertinat del Taller Ecologista abrió el encuentro. "El objetivo de este documento es brindar información -dijo- ante dos situaciones que nos preocupan: la posible alianza de los gobiernos progresistas de América del Sur (Kirchner, Lula da Silva y Chávez) a favor de los programas nucleares y la decisión del gobierno nacional de terminar la central atómica Atucha II".


Para aquellos que dicen o creen que el uso de la energía nuclear está en expansión en el mundo, Nicolás Schifman de Greenpeace demostró con estadísticas de distintas fuentes internacionales que la generación de esta energía creció menos de lo esperado.

Y recalcó que en términos generales:

  • La electricidad que aporta no es significativa en el mercado global (en 2003 representaba el 16% de toda la electricidad generada)
  • No se construyen nuevas plantas por su alto costo financiero. Por el contrario, se suele ampliar las ya existentes y se extiende su vida útil, lo cual genera desconfianza de los ambientalistas sobre la tecnología "emparchada"
  • Con este lento nivel de crecimiento de la industria nuclear no sería posible abastecer la demanda de una población mundial en aumento.

Roque Pedace de Amigos de la Tierra se refirió al amplio margen de incertidumbre que tiene la potencialidad nuclear que ni los científicos podrían prever. Tal es el caso del accidente de Chernobyl. "Lo que allí sucedió fue prácticamente un sabotaje. Los técnicos saltearon el manual de instrucciones", afirmó. "¿Qué científico hubiera calculado lo que pasaría si se hacía todo lo que no se debía hacer?"

Además concluyó que una política que fomente la energía nuclear necesita, sin dudas, un estado poderoso -trasluciendo entre chistes e ironías la gestión del presidente Bush. Para que la energía nuclear sea viable "debería ser segura, ambientalmente adecuada, barata y no proliferante", según Pedace.

"Si nos fijamos en la realidad, encontramos muy difícil que esto suceda a menos que tengamos un estado policial que controle con certeza que la energía nuclear no persiga fines bélicos, con poder económico para asumir los riesgos financieros, poder político centralizado y especialistas que puedan prever el riesgo de aquello que ignora".

Foto: Ambientum

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