Comenzaron las Primeras Jornadas de Salud Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires en la Legislatura porteña. Mañana se tratarán temas como gestión de residuos urbanos y salud, experiencias locales de investigación, información en salud ambiental, salud ambiental infantil y la Cuenca Matanza Riachuelo, entre otros.
El Salón Dorado de Perú 160 fue sede del acto inaugural. Discursos oficiales concisos, claros y alentadores dieron la bienvenida a unas 200 personas que integraron un público heterogéneo, interesado en la temática salud y medio ambiente.
El propósito de estas jornadas impulsadas por el Ministerio de Salud -dice el programa- es "contribuir a la instalación de la problemática en la agenda de todas las áreas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires generando políticas públicas en Salud Ambiental con participación activa de la comunidad".
Marcelo Vensentini, Ministro de Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires, se encargó de reforzar la idea. El hecho de que el medio ambiente sea política de Estado nacional requiere, según sus palabras, que "trascienda la patria consultora" y recorra de manera transversal todas las áreas de la escena pública. Por ejemplo mencionó la necesidad de incorporar la educación ambiental en la currícula y de aplicar la evaluación de impacto ambiental en toda obra pública, hechos que, como destacó Vensentini, parecen obvias pero no suceden.
Silvia Ferrer, Coordinadora de Salud Ambiental porteña, habló de la complejidad del tema y para su tratamiento promovió la solidaridad, la equidad, la integración, el trabajo intersectorial, la descentralización, la autonomía política y funcional, la importancia de "lo local" y la participación social.
Por su parte, el Ministro de Salud, Alberto De Micheli sostuvo: "que el ambiente deteriorado enferma no es una novedad, pero sí representa un nuevo escenario". De acuerdo con su explicación, antes la salud ambiental se vinculaba a condiciones puntuales como los efectos de la contaminación nuclear o ciertas profesiones "peligrosas", y se creía que la ciencia resolvería cualquier problema. Ahora, el agujero de ozono, la gestión de residuos, la calidad del agua, y "los riesgos ambientales que todavía no sabemos manejar", sumados a la pobreza y la marginación, brindan un panorama más complejo que afecta la salud pública.
Ferrer planteó que los desafíos de la salud ambiental todavía precaria son:
-Pasar del problema individual al colectivo y del tratamiento del daño a la prevención
-Sistematizar un registro unificado y articulado de calidad ambiental
-Lograr la identificación de indicadores de salud ambiental
El acceso a la información y el fomento de la participación de todos los actores de la sociedad cumplen un papel fundamental. De lo contrario, "si el Estado no interviene en la gestión ambiental CON la gente, esto no tiende a mejorar", culminó De Micheli.
El Salón Dorado de Perú 160 fue sede del acto inaugural. Discursos oficiales concisos, claros y alentadores dieron la bienvenida a unas 200 personas que integraron un público heterogéneo, interesado en la temática salud y medio ambiente.
Los anfitriones. Las autoridades porteñas de izquierda a derecha: César Saenz (Subsecretario de Salud), Alberto De Micheli (Ministro de Salud), Juan Manuel Velasco (Presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la legislatura porteña), Marcelo Vensentini (Ministro de Medio Ambiente), Silvia Ferrer (Coordinadora de Salud Ambiental y Presidenta de las Jornadas de Salud Ambiental).
El propósito de estas jornadas impulsadas por el Ministerio de Salud -dice el programa- es "contribuir a la instalación de la problemática en la agenda de todas las áreas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires generando políticas públicas en Salud Ambiental con participación activa de la comunidad".
Marcelo Vensentini, Ministro de Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires, se encargó de reforzar la idea. El hecho de que el medio ambiente sea política de Estado nacional requiere, según sus palabras, que "trascienda la patria consultora" y recorra de manera transversal todas las áreas de la escena pública. Por ejemplo mencionó la necesidad de incorporar la educación ambiental en la currícula y de aplicar la evaluación de impacto ambiental en toda obra pública, hechos que, como destacó Vensentini, parecen obvias pero no suceden.
Silvia Ferrer, Coordinadora de Salud Ambiental porteña, habló de la complejidad del tema y para su tratamiento promovió la solidaridad, la equidad, la integración, el trabajo intersectorial, la descentralización, la autonomía política y funcional, la importancia de "lo local" y la participación social.
Por su parte, el Ministro de Salud, Alberto De Micheli sostuvo: "que el ambiente deteriorado enferma no es una novedad, pero sí representa un nuevo escenario". De acuerdo con su explicación, antes la salud ambiental se vinculaba a condiciones puntuales como los efectos de la contaminación nuclear o ciertas profesiones "peligrosas", y se creía que la ciencia resolvería cualquier problema. Ahora, el agujero de ozono, la gestión de residuos, la calidad del agua, y "los riesgos ambientales que todavía no sabemos manejar", sumados a la pobreza y la marginación, brindan un panorama más complejo que afecta la salud pública.
Ferrer planteó que los desafíos de la salud ambiental todavía precaria son:
-Pasar del problema individual al colectivo y del tratamiento del daño a la prevención
-Sistematizar un registro unificado y articulado de calidad ambiental
-Lograr la identificación de indicadores de salud ambiental
El acceso a la información y el fomento de la participación de todos los actores de la sociedad cumplen un papel fundamental. De lo contrario, "si el Estado no interviene en la gestión ambiental CON la gente, esto no tiende a mejorar", culminó De Micheli.
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