Las sombras de la soja en San Lorenzo

Febo asoma ya sus rayos. Mientras en Rosario los empresarios de la soja se reunieron a hablar de negocios, algunos kilómetros al norte vecinos de otra ciudad de Santa Fe sufren una de las consecuencias ocultas de esta actividad que, por ser la que más divisas genera al país, parece sagrada, intocable, incuestionable.

Foto aérea: Municipalidad de San Lorenzo 
"Aquí nacio la patria, aquí la Argentina crece", dice el sitio web de la Municipalidad de San Lorenzo, que quiere creer en el eslogan. De ese pueblo se trata: 150 mil habitantes, a 30 kilómetros de Rosario; Buenos Aires queda 300 kilómetros más lejos, pero la distancia parece mayor.

Porque para que sus noticias lleguen hasta aquí, donde Dios atiende, parece que debe haber millones de dólares de por medio. Ya no un triunfo histórico contra el imperio español y las hazañas de un sargento llamado Cabral sino los mega emprendimientos del modelo agroexportador que todavía vive y más que nunca con la soja transgénica.

"Si de agronegocios se trata, la cita obligada es Rosario, cuya ubicación estratégica, en pleno corazón agrícola de Argentina, concentra la mayor actividad portuaria e industrial relacionada a los agronegocios" dice el artículo de Clarín de hoy refiriéndose también al Tercer Congreso de Soja del mercosur.

Todo parece ir de maravillas en esta zona de la Argentina. Sin embargo, una vecina, Marcela Romadori, advierte: de seguir así, "San Lorenzo no tiene futuro". ¿Qué alumbran los rayos del sol? ¿Qué dejan ver y qué queda entre sombras?

Tras los muros, sordos ruidos. "Se condena a los habitantes a soportar ruidos superiores a los permitidos, poniendo en riesgo la salud auditiva y nervisa", sigue Marcela, que vive en San Lorenzo con sus hijos, realiza trabajos de costura y administrativos, y es una de las ciudadanas que se reúne preocupada por la situación ambiental del lugar donde vive.

El Campo de la Gloria es uno uno de los pocos lugares donde la ciudad se encuentra con el río Paraná. "Según todos los medios esta zona se ha visto beneficiada por inversiones millonarias, principalmente por la ampliación de cerealeras pero ellas fueron apropiándose de la costa sanlorencina para instalar sus puertos privados quedando hoy solo el 30% libre", se lamenta ella.

Marcela vive en 2 de Abril, uno de los barrios más perjudicados por el avance de cerealeras y aceiteras, la mayoría vinculadas al negocio de la soja, como Cargill, ACA y Molinos. "Las exportaciones de soja sudamericana representan el 60% del comercio de poroto, el 78% de la harina y el 86% del aceite", informa La Nación hoy con el motivo del Congreso.

El negocio que hizo aparecer la ciudad en los medios fue la ampliación de la aceitera Molinos, que invirtió 80 millones de dólares en un proceso que empezó en el 2004, todavía no terminó y valió la queja de la empresa a través de Clarín porque los "escasos ocho concejales de esa localidad" no aprobaban el proyecto.

Mientras que el artículo hablaba en ese entonces una encuesta del 97% de la población por el sí y una promesa de mil puestos de trabajo, Marcela contesta a la distancia que quienes opinaron no eran los afectados y se les preguntó por la parte económica, además de que en el mismo proyecto consta que con la obra terminada solo trabajarán 38 personas.

"Aca hubo mucha manipulación de la informacion y se utilizó a la prensa para que el Concejo Municipal aprobara la venta de tres calles que necesitaba la empresa para su ampliación. Los concejales, viendo la problemática que iba a acarrear, ponían sus objeciones, pero tuvieron muchísima presión y bajo la promesa de la erradicación del barrio, ellos aprobaron".

Sin embargo, el barrio no se erradicó y esa es hoy una de las demandas más fuertes: todavía tienen que vivir pegados a ese complejo agroindustrial. "Los habitantes fueron y son condenados a respirar aire cargado de polvillo, que según muchos especialistas contienen clorados y fosforados que causan desde alergias hasta cáncer", denuncia y no tiene respuesta. Sordos, ruidos.

A pesar de lo que dice Molinos en su página, Marcela advierte que "entre las 128 preguntas elevadas a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Santa Fé (SEMAYDS) surgidas de la lectura del EEIA presentado por Molinos Río de la Plata para ampliar la planta San Lorenzo, presentadas con antelación a la aprobación y respondidas después de la misma, la SEMAYDS reconoce que no hay ningún estudio que indique cómo y en cuánto afecta cada puerto sobre la flora y la fauna icticola".

Y da otro dato sobre el estudio: "en una de sus partes dice que en caso de accidente las personas que están a cien metros se quedarían sordas. Cuando hicimos el cuestionamiento se nos respondió que no te mataba, solo te quedabas sordo". Sordos, ruidos.

Avanza el enemigo. La situación no mejora. Este año es la Asociación de Cooperativas Argentinas la que quiere realizar una ampliación del puerto, el estudio de impacto ambiental dio negativo pero el proyecto se aprobó igual.

Desde el Taller Ecologista de Rosario advierten que la situación es compleja y que son múltiples los problemas con los que tienen que lidiar los vecinos de San Lorenzo.

La institución denunció en mayo a la SMAyDS por aprobar la ampliación de la planta de molienda de soja de Cargill en Villa Gobernador Gálvez a pesar de infringir normativas ambientales. "Antes de instalar este tipo de plantas en un país serio del mundo lo primero que hacen es una consulta a la gente, para ver si quiere vivir al lado de la planta, acá eso se pasó por alto" expresó Sergio Rinaldi a Enredando.

Las consecuencias sobre el río Paraná todavía no están estimadas, porque son muchas las empresas que operan allí y escasos los estudios con los que se cuenta. Además, hay también fallas que producen accidentes, lo que genera la exasperación de la gente: "Esto es un desastre. Estamos viviendo sobre una bomba de tiempo. Además de los ratones, la contaminación que produce la planta, el olor a podrido que hay en el ambiente y el polvillo del aire que produce alergias. Así no se puede vivir más", expresó una vecina a La Capital.

Marcela concluye sus palabras con un panorama desolador: "La situación de la ciudad es tan grave que hay una pregunta que la resume: `¿Cabe una cerealera más en San Lorenzo?´. Si se decidiera que sí, la ciudad entraría en colapso, los habitantes se tendrían que ir a vivir a otro lado y el río Parana estaría sentenciado".

¿Habrá algún funcionario que pueda al menos acercarse al gesto heroíco que hizo famosa a esta ciudad? ¿O estaremos cegados ante la estrella del momento, la soja, sin hacer nada ante sordos ruidos? Ojalá que el sol salga para todos en San Lorenzo.

SECCIÓN: Contaminación Atmosférica

Ver también: La Capital, Los antisojeros tuvieron su protagonismo

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