Vacaciones: sol, distención y ¿mucha basura?

El receso estival plantea para las autoridades gubernamentales, oportunidades y desafíos en la gestión de residuos. Por un lado hay menos basura en los centros administrativos, pero por el otro, los espacios turísticos reciben miles de visitantes, aumentando de igual manera el volumen de basura. Algunas ciudades ya lanzaron diversas campañas aunque no proponen cambios profundos ni ponen demasiado énfasis en la concientización.



Según Diario Hoy, en verano en Mar del Plata se recolecta 1.200 o 1.300 toneladas diarias de residuos -el doble o más que en invierno. Por ello, la municipalidad decidió aumentar la frecuencia de la limpieza, colocar más cestos, efectuar inspecciones y brindar un sistema de recolección diferenciado para los comercios gastronómicos que generen más de 20kg de residuos por día.

En tanto, los gobiernos de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires comenzaron operativos conjuntos para controlar a los intermediarios en el proceso de acopio y reciclado de la basura, con el fin primero de lograr un ordenamiento fiscal más que ambiental.

El centro porteño, además, inauguró contenedores especiales por convenio entre el gobierno local, una de las empresas recolectoras y unos 300 cartoneros. El objetivo: que estos recuperadores urbanos tengan dónde depositar prolijamente los residuos que no les sirven, en lugar de ensuciar aún más las veredas según acusan los vecinos.

Otra acción loable es que en la Capital Federal se están remodelando unos 30 espacios verdes. Sin embargo, el diario La Nación sorprendió con la noticia "Queja vecinal por la suciedad en torno a las plazas cercadas. Los perros ensucian más las veredas". Como si la culpa fuese de las mascotas y no de sus dueños.

¿De quién es la responsabilidad de la limpieza?

Todas las medidas mencionadas parecen brindar soluciones paliativas, si se quiere "televisables", "de impacto" en lugar de estar pensadas en el largo plazo. ¿Por qué? Porque el problema fundamental está en los malos hábitos de consumo y convivencia que sólo pueden corregirse si esas acciones tienen su correlato en el campo de la educación.

Por ejemplo, en el caso de Mar del Plata, el funcionario entrevistado por el Diario Hoy admitió la complejidad de emprender un proceso de educación ambiental y dijo que la Universidad Nacional de Mar del Plata estaba colaborando en ello, sin especificar cuáles eran las actividades en concreto.

Tampoco mencionó nada acerca de separación de residuos, su reciclado o reutilización como propusieron en diciembre último unas 10 organizaciones sociales marplatenses, según difundió Prensa de Frente. El plan "consistiría en educar a la población instalando una planta recicladora que incluya la reutilización de los residuos orgánicos y los inorgánicos, y que ponga a los cartoneros y cirujas como empleados municipales para trabajar en esta tarea". El rédito sería doble: "la protección social a las personas que ahora viven en la basura y el manejo adecuado de los residuos peligrosos".

En la City porteña, la campañas educativas también están de vacaciones y los recursos se destinan sólo para organizar la limpieza y no para prevenir la suciedad. Todavía la ciudadanía no asume la responsabilidad que tiene de cuidar su entorno y NO ENSUCIAR, derivando reclamos en quienes no limpian eficientemente. Y los medios de comunicación parecen mirar para otro lado.

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TEMAS: Basura


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