El sábado, cartoneros y vecinos marcharon por Cabildo y Juramento en repudio a la violencia con que fueron desalojados los recuperadores que acampaban en Barrancas de Belgrano. Si bien la movilización comenzó con un clima de solidaridad y respeto, pronto se partidizó tornándose por momentos en una discusión de sordos a favor o en contra de Macri.
Alrededor de 200 personas partieron de Virrey Vertiz y La Pampa, donde una docena de policías custodiaba el predio desalojado 28 horas antes. La mayoría de los manifestantes eran vecinos de la zona o de barrios más lejanos; los mismos que la noche anterior marcharon frente a la Comisaría 33ª y lograron la liberación de seis cartoneros y de Alejandro Tiscornia, uno de los vecinos "desprevenidos", como calificó el jefe del CGP 13 días anteriores a los ciudadanos que querían debatir sobre el problema y proponer soluciones pacíficas.
Por ese motivo, los miembros del Consejo Comunal autoconvocado del CGP 13 llevaron el lema de "No en nuestro nombre". El objetivo -tal como recalcaron en un comunicado- fue para que "las autoridades del Gobierno de la Ciudad no utilicen el nombre de los vecinos de los barrios de Belgrano, Núñez y Colegiales para justificar este tipo de medidas", refiriendo al violento desalojo.
Las consignas transmitidas durante la marcha fueron claras:
-"Todos somos cartoneros", se repetía en los cantos, los carteles y en el mismo caminar de personas con historias tan diferentes pero unidos por un pedido en común: que dejen trabajar a los cartoneros.
-"Promotores ambientales, recuperadores y recicladores somos todos ecologistas", era el mensaje para que la sociedad valore el servicio ambiental y de higiene que realizan los cartoneros.
El recorrido incluyó la entrega de panfletos en las calles Juramento, Av. Cabildo y Echeverría. Entre los receptores, la reacción fue variada. Algunos hicieron hincapié en que nadie debería verse en la necesidad de hurgar en la basura ajena para subsistir. Otros, que el cirujeo no era un trabajo sino una "elección para no trabajar" en las fábricas donde faltan operarios. Y varios prefirieron callar.
En un punto sí coincidieron todos: que los espacios públicos son de todos, para la libre circulación y el esparcimiento. Aunque la controversia quedó en la forma de "proteger" o defender esos lugares.
Pampa y la Vía: ¿un símbolo, una señal?
Desde aquel desamparo de los apostadores que llegaban en el último tranvía desde el hipódromo donde habían jugado toda su esperanza, Pampa y la Vía parece ser otra vez el nombre de esa sensación de incertidumbre a la intemperie.
Sucedió en pleno mediodía, que a la altura de Juramento, uno de los cartoneros se desplomó sobre la Av. Cabildo asediado por el calor, una posible úlcera y el hambre que dejan solo tres mates, amargos.
Por un instante se ganó la atención de los transeúntes ávidos de vidrieras. Y entre comentario y rumor, cada cual retornó a su paso. La vida continuó sembrando la extraña sensación de que al final de la marcha los vecinos irán a sus casas a almorzar mientras él, cartonero, estará en el Hospital Pirovano, sabrá Dios hasta cuándo y hasta dónde.
El debate que aún no es
De regreso al punto de partida, dos vecinas se acercaron para hacer oír su descontento con la manifestación, específicamente acerca del contenido y del destinatario del reclamo.
Por un lado interpretaron que se trataba de una forma de promover el cirujeo, en lugar de fomentar el "trabajo digno, con obra social" y los derechos laborales que todo trabajador merece. Por el otro, entendieron que se exigía al funcionario incorrecto dado que el transporte de trenes es jurisdicción del gobierno nacional, y los cartoneros son en su mayoría, habitantes de la provincia de Buenos Aires.
La crítica no fue bien recibida entre las 200 personas. Nada podría justificar el salvajismo que dejó cinco cartoneros heridos y varias familias resentidas por el maltrato. La voz se fue elevando ante algunas pocas cámaras de televisión que quedaban y pronto surgió el etiquetado político para uno y otro lado: "éstas están mandadas por Macri", "estos son vecinos kirchneristas, que no les gusta Macri". Personal policial vestido de civil tuvo que intervenir para alejar a las dos señoras.
Afortunadamente el tema no resulta indiferente pero tanto el gobierno nacional, como el provincial y el porteño deben propiciar espacios de diálogo y debate para que no se convierta en una guerra de blancos contra negros sin final. Aunque el diálogo por ahora parece cerrado.
Comentarios
Pero me parece que en este caso, el (o los) motivo(s) de la marcha fueron por dos caminos completamente paralelos. Yo estoy a favor del reclamo de los cartoneros, pero hay algo que me demuestra que algunos de los vecinos que marcharon ese día, no lo hicieron apoyando el pedido de los trabajadores, sino más bien para "sacárselos de encima". Sí, suena mal, y es lamentable. Días atrás escuché en las noticias a un señor de Belgrano que lo único que hacía era quejarse: "que los cartoneros usurpaban el espacio público, que daban mala impresión, que generaban mucho contraste, que no deberían estar en ese barrio, que son del más bajo nivel y un montón de barbaridades más...." TODO, menos expresando su apoyo a los recuperadores desalojados.
No solo no tienen en cuenta su importante labor, sino que además los ven como "una peste", cuando en realidad, el cartonero se está ganando la vida con lo que hace.
Por otra parte, si se prohíbe esta actividad, se verá perjudicada la alternativa ecológica. Pero tampoco podemos permitir que el equilibro ecológico se vea sostenido por la pobreza de la gente. Porque la verdad es que yo no creo que las personas que realizan este trabajo lo estén haciendo teniendo la posibilidad de trabajar en otro lugar: lo hacen porque no tienen más remedio, y muy pocos -casi nadie- lo hacen SOLAMENTE por la higiene de la ciudad.
Entonces, nos encontramos ante este dilema: "si no hay gente pobre, no hay cartoneros en la calle, y si no hay cartoneros no hay reciclaje; Pero si hay cartoneros hay pobreza"...... :S
Es un tema complicado, y ya que es el "boom" del momento en los noticieros, es una buena oportunidad para replantearse las cosas y buscar una alternativa:
En Bs. AS hay una Ley de Basura Cero, que instaura la creación de centros verdes. Entonces, que en vez de cartoneros sean -como bien ustedes dijeron- RECUPERADORES, que tengan un lugar de trabajo seguro, con sueldo fijo, obra social, jubilación, uniforme, etc etc etc.... Que sea como un trabajo común y corriente. Si se mejoran las condiciones se puede lograr. Por ahí los centros verdes y la colaboración del Estado pueden formar parte de la solución de este problema...
Por supuesto, este tipo de cosas no se llevan a cabo así nomás y menos en un país donde no existe la política ambiental, pero como propuesta puede marchar bien....
Repito, es un tema complicado, hay mucho por debatir y analizar...
¿Qué piensan ustedes?