Día de los campesinos, la otra agricultura

Casi olvidados en la cortina de humo que los separó de casi todo, entre ellos los medios de comunicación masiva, ayer escracharon a Monsanto. Durante el día mundial de la lucha campesina, el Movimiento Nacional Campesino e Indígena (MNCI) se manifestó en 7 provincias para "rechazar el actual modelo agropecuario, impulsar la reforma agraria integral, la soberanía alimentaria y expresar las voces campesinas e indígenas en lucha, lejanas a las entidades patronales que pretenden representar `el campo´".





Mientras la Sociedad Rural, Coninagro, Federación Rural y Federación de Asociaciones Rurales mantien reuniones con las primeras líneas del gobierno nacional luego de haber demostrado que pueden desabastecer al país, las organizaciones del interior profundo que nuclean a unas 15 mil familias no tienen participación alguna en el diseño de una política agropecuaria. Aunque el MNCI salió a repudiar desde el principio el lockout patronal, y planteó que las retenciones eran una medida necesaria pero no suficiente, no hubo diálogo con los verdaderos pequeños productores.


Alimentar la esperanza. Un Comunicado del (MNCI) resumió las causas de la movilización: "por la suspensión de los desalojos, por el reconocimiento de los territorios campesinos indígenas, por una ley nacional de acceso a la tierra para las familias que han sido expulsadas del campo, por una participación real de las organizaciones campesinas indígenas en los programas de desarrollo rural. Por la suspensión del uso desmedido de agrotóxicos, contra las pasteras y mineras que avanzan sobre nuestras comunidades".

"Enfrentamos la violencia de los agronegocios y desarrollamos un modelo distinto, en la diversidad, que produce alimentos sanos para los pueblos, respetando la naturaleza y la vida", decía parte de la gacetilla. Para demostrarlo, había un puesto de Puente del Sur que propone la "distribución de productos de la economía popular solidaria" y de productores familiares que "siembran sin químicos" y "entienden que la tierra no es un recurso, sino un espacio irremplazable para la vida. .

El interior profundo volvió a criticar a las llamadas organizaciones del campo: "Estos empresarios y entidades patronales que desarrollan el modelo sojero son los responsables del genocidio ambiental de millones de hectáreas de bosques y suelos, el desalojo y ataque a cientos de comunidades campesinas indígenas, la falta y el encarecimiento de los alimentos, la contaminación e intoxicación de pueblos enteros con agrotóxicos, y la destrucción de economías locales y regionales. Al mismo tiempo, ganancias millonarias son repartidas entre empresarios y Gobierno".

Un único medio. Página 12 gracias al trabajo de Darío Aranda fue el único medio masivo que hizo la cobertura del acontecimiento retrató en un recuadro el escrache. Además, publicó la nota El impacto de los agronegocios, compuesto por la publicación de un comunicado del MNCI y otro de la Red Nacional de Acción Ecologista, en el que denuncian que el gobierno que ahora descubre la sojización, es el mismo que lo avaló mediante la promoción de una agricultura industrial que saquea los recursos como la minería extractiva.

Ayer había anticipado la problemática en el artículo Protestas del campo profundo: "exhiben estudios, en base a datos oficiales, donde confirman el éxodo de 300 mil familias campesinas en los últimos diez años y pruebas judiciales con los efectos nocivos de los agrotóxicos". Además reseñaron el proyecto de ley "Compuesta por 41 artículos, propone garantizar las permanencia de campesinos e indígenas en sus tierras ancestrales, detener los desalojos, impulsar la vuelta a la tierra de quienes fueron expulsados, asegurar la función social de las parcelas improductivas, proteger el medio ambiente y los bienes naturales, evitar la explotación laboral de los trabajadores rurales, diseñar políticas diferenciales para el sector, reconocer la identidad y la diversidad cultural campesina indígena".

Santiago. En Santiago del Estero, el movimiento es uno de los más grandes, por resistir desde hace tiempo a los desalojos de los empresarios sojeros, allí se movilizaron mil personas, según un comunicado de la organización con el mismo objetivo.
Ante la expectativa que se había puesto en el nuevo gobierno provincial de Gerardo Zamora, el MOCASE denunció que también es "cómplice de la sojización". Y explicaron el por qué de un escrache: "En dos años de funcionamiento, la Mesa de Diálogo de Tierra no ha concretado ninguna acción digna de mención: continúan los desalojos, los desmontes y la criminalización de la lucha campesina".

Perspectiva crítica. Hace una semana, el Grupo de Estudios Rurales del Instituto Gino Germani de la UBA, realizó un encuentro para discutir la política agropecuaria. Para Tamara Perelmuter, debe analizarse "toda la cuestión transgénica", porque si se cambia la maldita soja por el maíz, este también está diseñado mediante un evento científico: "Se va a empezar a producir con semillas que tienen ocho modificaciones".

En el encuentro se proyectó el documental "Reverdecer" donde aparecen personajes que hoy son ministros como Lino Barañao y Martín Losteau defendiendo la economía sojera. En palabras de Fernando de Cooperativa Chaya, "ya es demasiado tarde para hablar de distribución de renta", porque "no hay un replanteo del modelo" por parte del gobierno y las retenciones pueden "expulsar a los campesinos que quedan".

A futuro. Si bien es cierto que si se mantiene el mismo esquema de propiedad las retenciones servirán para seguir concentrando la riqueza de quienes explotan la tierra en forma insustentable, también la crisis abre la posibilidad de un cambio. Pero para que esto se concrete, debería haber un cambio de los pequeños productores que hagan una alianza estratégica con las familias campesinas, en vez de formar parte del modelo de monocultivo que los expulsa de sus tierras.

Comentarios