El observatorio de medios y la comunicación democrática para el desarrollo sustentable

Ante el temor paranoico que deja entrever el gran multimedios argentino y otros medios masivos ante la idea de un observatorio, aquí algunas reflexiones sobre el rol de la crítica a quienes hacen diarios, radio y televisión. También, la necesidad de que exista una comunicación democrática que necesita una nueva legislación para posibilitar el pluralismo y el derecho a la información.

Observar, reflexionar. Todo empezó con un dictamen crítico emitido por la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC) de la UBA. El mismo criticaba un tratamiento noticioso en el que "han existido expresiones de periodistas – no corregidas ni enmendadas por colegas del propio medio o sus superiores – que lejos de importar afirmaciones de hechos o apreciaciones opinables, llenan de vergüenza e indignación por sus contenidos clasistas y racistas, y por la supina ignorancia que revelan".


En el artículo, Los medios con la soja al cuello de Página 12, Federico Schuster, decano de Ciencias Sociales, fue optimista con su repercusión: “Estas críticas, si las dice el Gobierno queda en un umbral determinado(...). Pero nosotros no somos ninguna estructura del Gobierno, tenemos autonomía y podemos decirlo porque somos formadores de periodistas: coincidimos en defender la libertad de prensa, pero quisimos mostrarles a nuestros alumnos que así no se hace periodismo.” Sin embargo, los medios hicieron lo que el académico pensó que no podían.

Perfil, por ejemplo, no hizo más que desprestigiarse cuando colocó a un abogado constitucionalista a criticar a comunicólogos: "La línea editorial de un medio de prensa libre no se subordina a valores económicos", expresó con impunidad Gregorio Badeni. A su vez, el título fue falso porque prometió la mirada de "expertos constitucionalistas" y solo aportó una voz. A suvez, el mismo medio al referirse al informe, primero mencionó que tiene el sello de la UBA, pero luego lo nombró como un "informe reservado del gobierno contra los medios", publicado en la revista Noticias.

"No creemos que los valores de la libertad de expresión, de información y la no discriminación sean antagónicos, al contrario, son interdependientes”, manifestó María José Lubertino, titular del INADI, a Crítica. El artículo "En el ojo de la tormenta" relata además la historia del organismo, cuyos objetivos "parecen mucho más próximos al progresismo biempensante que a alguna pesadilla estalinista de control estatal", como sugiere la idea de la "garita policial" que difundió el Grupo Clarín en el programa "Código Político".

El mismo Julio Black atemperó un poco los ánimos en una nota del viernes 11 . Allí anotó: "La propia presidenta Cristina Kirchner quedó entrampada en esa maniobra, cuando avaló el informe de la Facultad de Ciencias Sociales que repartió elogios a los medios cercanos al Gobierno y duras críticas -varias de ellas razonables- a los que cubrieron el paro del campo con criterios y contenidos que enojaron al poder".

Influir y lucrar. Pero por supuesto, el latiguillo con que más se defendió el Grupo Clarín fue "La preservación de la libertad de prensa". Ante esto, uno puede preguntarse si se tratará de un derecho con el fin de permitir el derecho a transmitir ideas o más bien para resguardar la libertad de empresa, aunque en realidad en la prensa comercial ambos objetivos se unen, como resume Héctor Borrat en la frase "influir y lucrar".

En el artículo “Todos los días nos invaden los marcianos”, el nuevo director de la carrera de Ciencias de la Comunicación, Alejandro Kaufman, afirmó: "Como los medios hegemónicos lucran con la inminencia de la catástrofe, se trata de una política mediática destinada a provocar pánico e inquietud en la población". Por ello, "una libertad de expresión anclada en la libertad de las empresas concentradas dista mucho de garantizar el ejercicio pleno de ese derecho básico".

En Clarín tratan de defenderse en "De antinomias y oportunistas": "Son los medios y los periodistas los que deben regularse y actuar con responsabilidad democrática. Y el mejor fiscal es el lector de cada día". Claro, hay varios puntos que el Grupo no pone en debate, principalmente, que ha recibido múltiples ayudas de gobiernos de turno a través de negociados que no tuvieron esta ética periodística, como demuestran investigaciones de Guillermo Mastrini.

Así, los beneficios que obtuvieron los posicionaron en el mercado, y aún aquellos que recibieron de la Dictadura que hoy todos critican, no fueron devueltos a la sociedad, lo que hubiese significado autoregularse con el valor de la responsabilidad democrática. Para Mastrini en la presentación hoy del Instituto de Estudios sobre Comunicación, una nueva legislación debería reglamentar "que se sepan cuáles son los intereses, las relaciones ocultan de los que generan la comunicación, para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones".

En palabras de Kaufman: "No puede haber libertad de expresión exenta de crítica a los medios". Para él, "eso es lo que molesta tanto, que se difunda un discurso crítico, que la hegemonía inapelable de los medios se ponga en tela de juicio, que se haga desde afuera de ellos lo que la mayoría de ellos no hace, que es examinarse a sí mismos".

El rol de la Academia. El consejo académico de la FSOC que había publicado la primer resolución debió defender su postura en una segunda declaración. "Nuestro pronunciamiento provocó una desmedida, llamativa y por momentos insultante y hasta ofensiva respuesta de parte de algunos medios de prensa, a tal punto que se puso en cuestión y en duda no sólo la pertinencia de nuestra declaración, sino la seriedad académica de nuestra Facultad", se manifestó.

Por su parte, Horacio González escribió para Página 12 que "declaraciones como la que recientemente produjo la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA se acercan al ideal autorreflexivo que exige la compleja esfera mediática contemporánea". Y ejemplificó: "Nuevos recursos de encaminamiento técnico de las estructuras dialogales de la sociedad, como la pantalla dividida, cuando va más allá de un propósito de pedagogía en simultaneidad, deben ser cuidados al extremo como un nuevo ejercicio ético, y no como la inducción a un pobrísimo pensamiento binario".

"Se interpreta como apoyo al oficialismo cualquier actitud que no coincida con el temperamento muy extendido en la cultura política de estos años de ejercer una oposición paranoica contra el Gobierno", había manifestado Kaufman. Para el Consejo, "en nombre de la libertad de prensa de las empresas privadas, se cuestiona la libertad de opinión de una institución pública" y cuestionar esta autoridad "es ocultar que esta misma Facultad se ha pronunciado en cientos de oportunidades con el mismo nivel de independencia y libertad que lo ha hecho siempre".

Derecho a la comunicación. El gobierno, en este contexto, relanzó la necesidad de cambiar la ley de radiodifusión. Para Gabriel Marotto, interventor del CONFER, "se ha favorecido la libertad de empresa que ellos pregonan. El Gobierno dio muestras de resignar el abordaje de la ley de Radiodifusión dando una respuesta sectorial que ellos pretendían. Ahora se instala la necesidad de hablar de la ley de Radiodifusión".

"¿Hay o no una puja de intereses por la que los grandes emporios mediáticos impiden, desde hace los 25 años de democracia, sancionar una nueva Ley de Radiodifusión?", preguntó Eduardo Aliverti en su columna de Página 12, un diario en la encrucijada de ser indicado como propiedad del Grupo Clarín y como difusor de la ideología kirchnerista. Hoy durante la presentación del Instituto de Estudios sobre Comunicación, el periodista hizo incapié en pensar cuáles queremos que sean los próximos protagonistas mediáticos en la era digital.

Por su parte, desde la Iniciativa Ciudadana por una radiodifusión democrática se difunden 21 puntos que son la base para una nueva legislación, que comparte la FSOC y otras organizaciones, en la que el punto dos destaca: "La radiodifusión es una forma de ejercicio del derecho a la información y la cultura y no un simple negocio comercial" y "un servicio de carácter esencial para el desarrollo social, cultural y educativo de la población". Hoy se realizó la presentación de la propuesta a la presidente de la Nación, donde el titular Néstor Buzzo afirmó que "hay que poner límite a los monopolios"

Observar y actuar. En definitiva, no debemos quedarnos solo en la idea del observatorio de medios, que como Crítica bien informó, es una iniciativa que funciona en varias regiones del mundo. La pluraridad de los productores de discursos periodísticos es necesaria para garantizar la posibilidad de una comunicación ambiental, donde no intervengan intereses de grandes intereses empresariales que ven en el desarrollo sustentable un freno a sus negocios.

Donde la diversidad de pensamientos esté acorde con la diversidad de ecorregiones, porque se respeta el federalismo, y porque los pueblos sí están interesados en difudir sus problemáticas de contaminación o saqueo de los recursos. Y la comunicación democrática nos lleve al camino del desarrollo sustentable a través de una cultura ambiental con conciencia ecológica.

Artículo madre: Los medios que se interesan en la soja

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