Otra lluvia torrencial sobre la Ciudad de Buenos Aires inundó de fastidio a sus habitantes y sacó a flote las falencias que tiene el sistema pluvial urbano y, más urgente aún, la falta de un plan para atender las emergencias.

Hacen agua. La avenida Juan B. Justo debería respetar el arroyo que surca bajo su asfalto y llamarse como tal, Arroyo Maldonado. Los vecinos con memoria saben que el río entubado sube a visitarlos durante las fuertes lluvias, aunque sorprendieron la frecuencia y la intensidad que no les dieron respiro.
Como en un videojuego de Pacman, ayer los colectiveros y automovilistas que se acercaban para cruzar la avenida debieron desviarse una y otra vez en el laberinto de calles anegadas. Miembros de la Guardia Urbana, la Policía Federal y la flamante Policía Metropolitana actuaban como semáforo en las esquinas donde ya se había cortado la luz.
En un momento, cientos de personas se encontraban caminando por la Av. Santa Fe a la altura de Juan B. Justo porque los colectivos en los que viajaban habían detenido su marcha allí y los choferes conversaban en la vereda sobre qué hacer. La decisión entonces fue esperar a que calmen las aguas.
No había opciones de caminos alternativos. Un médico necesitaba llegar al Hospital Naval, del otro lado frente al Parque Centenario, y un agente de la Policía Metropolitana lamentó no poder ofrecerle una solución debido a que el sistema de comunicación del propio cuerpo estaba colapsado y desconocía la situación en los otros barrios. "¡Qué comienzo!", dejó escapar este agente con ironía, refiriéndose al debut de la fuerza policial porteña, y cuyo chaleco antibalas ya se había arruinado porque estaba empapado.
Plan de emergencia. Si bien están previstas obras para aliviar el arroyo Maldonado (obras polémicas por su posible costo e impacto ambiental), los resultados se verían recién a partir de mediados de 2011. Hasta entonces, la Ciudad debería contar con un plan que no interrumpa la comunicación en todo su territorio, tanto a través de sus caminos como de la energía eléctrica y el teléfono.
Ya en 2002, Antonio Brailovsky criticaba la falta de un circuito alternativo señalizado que permitiese guiar a los automovilistas hacia su destino por caminos seguros. Las zonas vulnerables están identificadas ya que coinciden con las cuencas de los antiguos cursos superficiales que atraviesan la Ciudad, según muestra el Atlas Ambiental de Buenos Aires.
¿Infraestructura caduca? Según el mapa educativo nacional, a los factores naturales "se suma el crecimiento descontrolado de la ciudad, la obsolescencia, insuficiencia y escaso mantenimiento del sistema de desagüe pluvial, el relleno y ocupación de franjas costeras que dificultan aún más el drenaje". Por ello es necesario una planificación urbana tal como informó Mabel Santoro en 2004.
Asimismo, dos meterólogos consultados por Página 12, pronostican para las próximas cinco semanas, precipitaciones que -si bien son típicas para la época- serán más frecuentes e intensas que la media normal debido al cambio climático. De hecho, este febrero puede ser uno de los más lluviosos del que se tenga conocimiento, y para Osvaldo Canziani las tormentas veraniegas serán normales ya que nos dirigimos a un clima tropical en Buenos Aires.
Los científicos y académicos hicieron su tarea. Es cierto que no se espera la resignación pero tampoco el agua es objeto de dominación ni tiene sed de venganza. Fluye naturalmente y las medidas para evitar pérdidas humanas y materiales deberían ser tomadas con conciencia de este conocimiento complejo.

Hacen agua. La avenida Juan B. Justo debería respetar el arroyo que surca bajo su asfalto y llamarse como tal, Arroyo Maldonado. Los vecinos con memoria saben que el río entubado sube a visitarlos durante las fuertes lluvias, aunque sorprendieron la frecuencia y la intensidad que no les dieron respiro.
Como en un videojuego de Pacman, ayer los colectiveros y automovilistas que se acercaban para cruzar la avenida debieron desviarse una y otra vez en el laberinto de calles anegadas. Miembros de la Guardia Urbana, la Policía Federal y la flamante Policía Metropolitana actuaban como semáforo en las esquinas donde ya se había cortado la luz.
En un momento, cientos de personas se encontraban caminando por la Av. Santa Fe a la altura de Juan B. Justo porque los colectivos en los que viajaban habían detenido su marcha allí y los choferes conversaban en la vereda sobre qué hacer. La decisión entonces fue esperar a que calmen las aguas.
No había opciones de caminos alternativos. Un médico necesitaba llegar al Hospital Naval, del otro lado frente al Parque Centenario, y un agente de la Policía Metropolitana lamentó no poder ofrecerle una solución debido a que el sistema de comunicación del propio cuerpo estaba colapsado y desconocía la situación en los otros barrios. "¡Qué comienzo!", dejó escapar este agente con ironía, refiriéndose al debut de la fuerza policial porteña, y cuyo chaleco antibalas ya se había arruinado porque estaba empapado.
Plan de emergencia. Si bien están previstas obras para aliviar el arroyo Maldonado (obras polémicas por su posible costo e impacto ambiental), los resultados se verían recién a partir de mediados de 2011. Hasta entonces, la Ciudad debería contar con un plan que no interrumpa la comunicación en todo su territorio, tanto a través de sus caminos como de la energía eléctrica y el teléfono.
Ya en 2002, Antonio Brailovsky criticaba la falta de un circuito alternativo señalizado que permitiese guiar a los automovilistas hacia su destino por caminos seguros. Las zonas vulnerables están identificadas ya que coinciden con las cuencas de los antiguos cursos superficiales que atraviesan la Ciudad, según muestra el Atlas Ambiental de Buenos Aires.
¿Infraestructura caduca? Según el mapa educativo nacional, a los factores naturales "se suma el crecimiento descontrolado de la ciudad, la obsolescencia, insuficiencia y escaso mantenimiento del sistema de desagüe pluvial, el relleno y ocupación de franjas costeras que dificultan aún más el drenaje". Por ello es necesario una planificación urbana tal como informó Mabel Santoro en 2004.
Asimismo, dos meterólogos consultados por Página 12, pronostican para las próximas cinco semanas, precipitaciones que -si bien son típicas para la época- serán más frecuentes e intensas que la media normal debido al cambio climático. De hecho, este febrero puede ser uno de los más lluviosos del que se tenga conocimiento, y para Osvaldo Canziani las tormentas veraniegas serán normales ya que nos dirigimos a un clima tropical en Buenos Aires.
Los científicos y académicos hicieron su tarea. Es cierto que no se espera la resignación pero tampoco el agua es objeto de dominación ni tiene sed de venganza. Fluye naturalmente y las medidas para evitar pérdidas humanas y materiales deberían ser tomadas con conciencia de este conocimiento complejo.
Comentarios
Un análisis profundo y crítico, que abarca todas las causas y consecuencias.
Con hechos como estos, es hora de que toda la gente tome conciencia del profundo daño que le estamos haciendo al medio ambiente. Y de modificar los hábitos... como empezar a sacar la basura en horario, cosa que muchos vecinos no hicieron el día del temporal, y eso llevó a agravar la situación.
El cambio climático no es broma, y por más que se construyan obras, si no se ataca el problema de fondo ninguna solución será efectiva.
Saludos.