En estos días, el mundo se estremece ante la catástrofe ecológica en el Golfo de México: la exploción de la plataforma Deepwater Horizon está soltando al ambiente una gran cantidad de petróleo que contamina y perturba el ecosistema marino. No se trata de un derrame habitual a causa de un accidente, sino de una gran falla de la corporación petrolera British Petroleum (BP), en donde un flujo de 750 mil toneladas de crudo brotan por día desde 1.600 metros de profundidad, que aún no pudo detenerse pese al intento hecho ayer.

Mientras tanto, en Argentina las noticias hablan también de un conflicto diplomático con Gran Bretaña, por la exploración de crudo en la plataforma submarina de las Islas Malvinas. Esta actividad también comienza a ser criticada por organizaciones ambientistas como Falklands Conservation, ya que no se realizó un estudio de impacto ambiental, en aguas donde la profundidad es de 3 mil metros, es decir, el doble que la zona donde las cámaras apuntan hoy.
Contaminación petrolera. Las noticias que llegan desde el norte son muy preocupantes. Tanto es así que la petrolera BP en su página web solicitó ideas para frenar el drenaje continuo de crudo, a la vez que aclara que los ejecutivos están estudiando varias opciones para hacerlo. Esta confesión de parte llega luego de dos semanas de haberse producido la falla y de que ayer fracasara la primera opción que pondría fin a la primera etapa del desastre por las dificultades de operar a una profundidad tan grande del lecho submarino, con bajas temperaturas.
El petróleo se asocia en la actualidad con el fenómeno del cambio climático por su contribución habitual al efecto invernadero pero los derrames de crudo en el mar son otra causa periódica de contaminación, en la que a menudo el contaminador no paga, como expresó Medio&Medio. En Argentina, el caso más emblemático es el derrame de 5 mil toneladas de crudo ocurrido en las costas de Magdalena, que se resolvió judicialmente el año pasado, una década después del desastre, cuando la empresa Shell pagó una "indemnización" al Municipio de 9,5 millones de dólares, aceptada por la comunidad.
La contaminación del petróleo en ambientes acuáticos tiene impactos de varios tipos en el ecosistema y efectos negativos en la sociedad costera. En el caso del incidente actual, donde se prevee que se tardarán al menos tres meses en controlar el flujo, pueden estar en peligro especies de tortugas marinas y de ballenas, a la vez que la utilización de dispersantes por parte de la empresa BP puede aumentar gravemente la toxicidad del mar. Además, es muy probable que el petróleo llegue al delta del río Mississipi, el principal puerto exportador de granos de Estados Unidos.
El drenaje actual está siendo catalogado como uno de los mayores desastres ambientales de la historia, a pesar de que siempre el discurso habla siempre de mejoras continuas en la tecnología, mientras que muchas veces el interés económico de rentabilidad se impone por sobre las precauciones, como bien describió Juan Gelman en Página 12. El hecho impulsó además la suspensión del gobierno norteamericano de los planes de ampliación de las exploraciones off-shore, luego de la arremetida de organizaciones como Greenpeace, que ahora pide promulgar la moratoria de perforaciones en alta mar.
El Caso Malvinas. El desastre ambiental que está ocasionando "la falla que no podía ocurrir" de British Petroleum parecen no hacer mellas en el ánimo de su par Rockhopper Exploration, una de las empresas que operan en la costas de las Islas Malvinas. Y al conflicto diplomático entre Inglaterra y Argentina se sumó ahora la voz crítica de organizaciones ambientalistas del país del Norte, que advierten los efectos negativos que podrían sucederse en un ambiente que guarda especies como el albatro de ceja negra y los pingüinos de penacho amarillo y papúa.
Así, en un artículo publicado por el diario inglés The Guardian, Craig Dockrill, director ejecutivo de la organización ecologista Falklands Conservation, expresó: "Los sucesos recientes en el Golfo de México han aumentado la preocupación de la gente. Si va a haber explotación de los yacimientos de gas y petróleo, tiene que ser respetando el medio ambiente". La comparación no es ociosa, ya que la exploración off-shore sería aún más compleja, puesto que se están estudiando áreas de casi 3 mil metros de profundidad, con temperaturas muy bajas.
Según el diario ABC de España, Dockrill "comparó la actitud más tolerante del Reino Unido hacia las prospecciones en las aguas de las Malvinas con las del presidente de EEUU, Barack Obama, y el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que han cancelado los planes de nuevas exploraciones offshore tras el desastre del Golfo de México". Este aspecto no es tenido en cuenta aún por la diplomacia argentina, que centra sus reclamos en el discurso de la soberanía nacional, pero podría tener peso el carácter de "no innovar" en un terreno en disputa que nunca sufrió una explotación petrolera.
Para Greenpeace, en su artículo "Los derrames… una razón más para dejar los combustibles fósiles" solo existe una alternativa: "La única forma de evitar este tipo de desastres en el futuro, y prevenir un cambio climático catastrófico, es cambiar el patrón de producción, distribución y consumo de energía". El comunicado concluye: "El accidente de la Deepwater Horizon nos muestra una vez más que la industria petrolera representa un riesgo sustancial a los ecosistemas locales y regionales, donde sea que opere, además de contribuir al cambio climático global".
Fuente de la imagen: Greenpeace.

Mientras tanto, en Argentina las noticias hablan también de un conflicto diplomático con Gran Bretaña, por la exploración de crudo en la plataforma submarina de las Islas Malvinas. Esta actividad también comienza a ser criticada por organizaciones ambientistas como Falklands Conservation, ya que no se realizó un estudio de impacto ambiental, en aguas donde la profundidad es de 3 mil metros, es decir, el doble que la zona donde las cámaras apuntan hoy.
Contaminación petrolera. Las noticias que llegan desde el norte son muy preocupantes. Tanto es así que la petrolera BP en su página web solicitó ideas para frenar el drenaje continuo de crudo, a la vez que aclara que los ejecutivos están estudiando varias opciones para hacerlo. Esta confesión de parte llega luego de dos semanas de haberse producido la falla y de que ayer fracasara la primera opción que pondría fin a la primera etapa del desastre por las dificultades de operar a una profundidad tan grande del lecho submarino, con bajas temperaturas.
El petróleo se asocia en la actualidad con el fenómeno del cambio climático por su contribución habitual al efecto invernadero pero los derrames de crudo en el mar son otra causa periódica de contaminación, en la que a menudo el contaminador no paga, como expresó Medio&Medio. En Argentina, el caso más emblemático es el derrame de 5 mil toneladas de crudo ocurrido en las costas de Magdalena, que se resolvió judicialmente el año pasado, una década después del desastre, cuando la empresa Shell pagó una "indemnización" al Municipio de 9,5 millones de dólares, aceptada por la comunidad.
La contaminación del petróleo en ambientes acuáticos tiene impactos de varios tipos en el ecosistema y efectos negativos en la sociedad costera. En el caso del incidente actual, donde se prevee que se tardarán al menos tres meses en controlar el flujo, pueden estar en peligro especies de tortugas marinas y de ballenas, a la vez que la utilización de dispersantes por parte de la empresa BP puede aumentar gravemente la toxicidad del mar. Además, es muy probable que el petróleo llegue al delta del río Mississipi, el principal puerto exportador de granos de Estados Unidos.
El drenaje actual está siendo catalogado como uno de los mayores desastres ambientales de la historia, a pesar de que siempre el discurso habla siempre de mejoras continuas en la tecnología, mientras que muchas veces el interés económico de rentabilidad se impone por sobre las precauciones, como bien describió Juan Gelman en Página 12. El hecho impulsó además la suspensión del gobierno norteamericano de los planes de ampliación de las exploraciones off-shore, luego de la arremetida de organizaciones como Greenpeace, que ahora pide promulgar la moratoria de perforaciones en alta mar.
El Caso Malvinas. El desastre ambiental que está ocasionando "la falla que no podía ocurrir" de British Petroleum parecen no hacer mellas en el ánimo de su par Rockhopper Exploration, una de las empresas que operan en la costas de las Islas Malvinas. Y al conflicto diplomático entre Inglaterra y Argentina se sumó ahora la voz crítica de organizaciones ambientalistas del país del Norte, que advierten los efectos negativos que podrían sucederse en un ambiente que guarda especies como el albatro de ceja negra y los pingüinos de penacho amarillo y papúa.
Así, en un artículo publicado por el diario inglés The Guardian, Craig Dockrill, director ejecutivo de la organización ecologista Falklands Conservation, expresó: "Los sucesos recientes en el Golfo de México han aumentado la preocupación de la gente. Si va a haber explotación de los yacimientos de gas y petróleo, tiene que ser respetando el medio ambiente". La comparación no es ociosa, ya que la exploración off-shore sería aún más compleja, puesto que se están estudiando áreas de casi 3 mil metros de profundidad, con temperaturas muy bajas.
Según el diario ABC de España, Dockrill "comparó la actitud más tolerante del Reino Unido hacia las prospecciones en las aguas de las Malvinas con las del presidente de EEUU, Barack Obama, y el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que han cancelado los planes de nuevas exploraciones offshore tras el desastre del Golfo de México". Este aspecto no es tenido en cuenta aún por la diplomacia argentina, que centra sus reclamos en el discurso de la soberanía nacional, pero podría tener peso el carácter de "no innovar" en un terreno en disputa que nunca sufrió una explotación petrolera.
Para Greenpeace, en su artículo "Los derrames… una razón más para dejar los combustibles fósiles" solo existe una alternativa: "La única forma de evitar este tipo de desastres en el futuro, y prevenir un cambio climático catastrófico, es cambiar el patrón de producción, distribución y consumo de energía". El comunicado concluye: "El accidente de la Deepwater Horizon nos muestra una vez más que la industria petrolera representa un riesgo sustancial a los ecosistemas locales y regionales, donde sea que opere, además de contribuir al cambio climático global".
Fuente de la imagen: Greenpeace.
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Arlane