El año pasado, la gripe A(H1N1) desnudó la vulnerabilidad de la población mundial, no tanto por la enfermedad en sí misma sino por la confusión generada desde los organismos de salud y a través de los medios masivos de comunicación. Esta semana se realizó la I Jornada Internacional de Comunicación y Salud con el objetivo de repensar este y otros temas de salud pública para no incurrir en los mismos errores.

"¿Cómo podemos pensar la comunicación para la salud y la salud en la comunicación?", esta fue una de las preguntas que guiaron la actividad, que contó con la presencia de especialistas argentinos y españoles. Y para ello trabajaron la Universidad de Flores junto a CINECYS (Centro de Investigación en Comunicación y Salud), una joven fundación que tiene como objetivo "contribuir con la producción y difusión de conocimiento en los campos de la comunicación, la salud y el ambiente".
Salud integral. Ubaldo Cuesta Cambra de la Universidad Complutense de Madrid diagnosticó que hay una obsesión por la estética considerada fuente de salud, virtud y por consiguiente de triunfo. También criticó "el mito de los cuerpos medicalizados" recordando que "la salud hunde sus raíces en la antropología" en lugar de ser solo biológica, y que por ello requiere analizar profundamente los hábitos y no quedarse en los desarrollos farmacológicos.
En este sentido, el Doctor en Psicología español reiteró que toda comunicación tendiente a la salud -sea a nivel individual (médico-paciente) o comunitaria (estado-comunidad)- debe comprender el caracter social y gregario del ser humano y su necesidad de vínculos de afecto y contención. De allí la importancia de profesionalizar la comunicación para la salud.
¿Cuánto informan las empresas de salud? La periodista Cristina Kroll, especializada en retail farmacéutico, evidenció las dificultades que tienen las empresas del rubro para difundir sus novedades económicos-financieras como lo hace cualquier otra compañía de igual envergadura.
Entre las causas del "bajo perfil", Kroll encontró que las pocas noticias que aparecen en los medios masivos suelen asociar la actividad con delito, y luego un asistente comentó que estaba mal visto lucrar con la salud o la enfermedad de las personas. Por diversos motivos, resulta que las farmacéuticas "rehuyen de ser consideradas como empresas" y solo se abocan a las Relaciones con la Comunidad como si fuesen una ONG.
¿Cómo sería un Periodismo Sanitario? Con cierto enfado, el cardiólogo Sergio Perrone (que operó a Sandro) contó anécdotas de cómo los medios tienen el poder de legitimar a los médicos o contradecirlos. Por eso instó a que los comunicadores transmitan "mensajes accesibles, con evidencia científica-médica suficiente", cuidando de "alertar sin atemorizar" a la población.
Los disertantes también coincidieron en acudir a fuentes diversas como las sociedades científicas, los distintos profesionales de la salud y también a los pacientes. A su vez, la periodista científica Nora Bär exhortó considerar los conflictos de intereses detrás de la noticia y ser cuidadoso con las estadísticas porque en este ámbito el compromiso es mayor.
Investigar para comunicar. Sebastián Meschengieser, fundador del CINECYS, se quejó de que "las Ciencias Sociales están subestimadas en Salud" y sembró disparadores para que antes de lanzar cualquier información se indague en el conocimiento del público. Así se preguntó en voz alta: "¿Por qué los hospitales tienen mala imagen? ¿Por qué ficciones como Dr. House tienen éxito? ¿Por qué algunas enfermedades son más 'prensables' que otras? ¿Por qué algunos tratan a los pacientes como niños?".
El especialista Aitor Ugarte, del Ayuntamiento de Madrid, agregó: ¿Alguien le preguntó a la población si quería ser alertada como se lo hizo por la gripe A? Y ensayó una respuesta: vivimos en una "sociedad del riesgo" donde la alarma fue mayor que la severidad del peligro real y además el afán por controlar dicho riesgo no contempló las percepciones de la población. El paradigma sanitarista no tomó en cuenta el de la comunicación.
Oportunidades 2.0. A la hora de diseñar una estrategia de comunicación, se mostraron dos paradigmas de comunicación que pueden complementarse: la castrista gestada y controlada desde la cúpula, y la horizontal basada en las nuevas tecnologías de comunicación de redes. En este segundo caso, Tania Menéndez Hevia de la Universidad Complutense de Madrid, brindó un panorama de los recursos que ya se están utilizando: blogs, videoblogs, twitter, aplicaciones en redes, comunidades de pacientes para pacientes o de profesionales para profesionales y consultas online, entre otras.
La conclusión planteó una meta. Sea desde los organismos públicos, los medios o los profesionales de la salud, los comunicadores tienen las herramientas y el deber de contribuir a que los ciudadanos desarrollen sus capacidades para un modo de vida saludable. Como dijo Roberto Kertész, rector de la Universidad de Flores, "el médico se ocupa de la enfermedad pero la salud es responsabilidad propia" desde el campo individual y también colectivo.

"¿Cómo podemos pensar la comunicación para la salud y la salud en la comunicación?", esta fue una de las preguntas que guiaron la actividad, que contó con la presencia de especialistas argentinos y españoles. Y para ello trabajaron la Universidad de Flores junto a CINECYS (Centro de Investigación en Comunicación y Salud), una joven fundación que tiene como objetivo "contribuir con la producción y difusión de conocimiento en los campos de la comunicación, la salud y el ambiente".
Salud integral. Ubaldo Cuesta Cambra de la Universidad Complutense de Madrid diagnosticó que hay una obsesión por la estética considerada fuente de salud, virtud y por consiguiente de triunfo. También criticó "el mito de los cuerpos medicalizados" recordando que "la salud hunde sus raíces en la antropología" en lugar de ser solo biológica, y que por ello requiere analizar profundamente los hábitos y no quedarse en los desarrollos farmacológicos.
En este sentido, el Doctor en Psicología español reiteró que toda comunicación tendiente a la salud -sea a nivel individual (médico-paciente) o comunitaria (estado-comunidad)- debe comprender el caracter social y gregario del ser humano y su necesidad de vínculos de afecto y contención. De allí la importancia de profesionalizar la comunicación para la salud.
¿Cuánto informan las empresas de salud? La periodista Cristina Kroll, especializada en retail farmacéutico, evidenció las dificultades que tienen las empresas del rubro para difundir sus novedades económicos-financieras como lo hace cualquier otra compañía de igual envergadura.
Entre las causas del "bajo perfil", Kroll encontró que las pocas noticias que aparecen en los medios masivos suelen asociar la actividad con delito, y luego un asistente comentó que estaba mal visto lucrar con la salud o la enfermedad de las personas. Por diversos motivos, resulta que las farmacéuticas "rehuyen de ser consideradas como empresas" y solo se abocan a las Relaciones con la Comunidad como si fuesen una ONG.
¿Cómo sería un Periodismo Sanitario? Con cierto enfado, el cardiólogo Sergio Perrone (que operó a Sandro) contó anécdotas de cómo los medios tienen el poder de legitimar a los médicos o contradecirlos. Por eso instó a que los comunicadores transmitan "mensajes accesibles, con evidencia científica-médica suficiente", cuidando de "alertar sin atemorizar" a la población.
Los disertantes también coincidieron en acudir a fuentes diversas como las sociedades científicas, los distintos profesionales de la salud y también a los pacientes. A su vez, la periodista científica Nora Bär exhortó considerar los conflictos de intereses detrás de la noticia y ser cuidadoso con las estadísticas porque en este ámbito el compromiso es mayor.
Investigar para comunicar. Sebastián Meschengieser, fundador del CINECYS, se quejó de que "las Ciencias Sociales están subestimadas en Salud" y sembró disparadores para que antes de lanzar cualquier información se indague en el conocimiento del público. Así se preguntó en voz alta: "¿Por qué los hospitales tienen mala imagen? ¿Por qué ficciones como Dr. House tienen éxito? ¿Por qué algunas enfermedades son más 'prensables' que otras? ¿Por qué algunos tratan a los pacientes como niños?".
El especialista Aitor Ugarte, del Ayuntamiento de Madrid, agregó: ¿Alguien le preguntó a la población si quería ser alertada como se lo hizo por la gripe A? Y ensayó una respuesta: vivimos en una "sociedad del riesgo" donde la alarma fue mayor que la severidad del peligro real y además el afán por controlar dicho riesgo no contempló las percepciones de la población. El paradigma sanitarista no tomó en cuenta el de la comunicación.
Oportunidades 2.0. A la hora de diseñar una estrategia de comunicación, se mostraron dos paradigmas de comunicación que pueden complementarse: la castrista gestada y controlada desde la cúpula, y la horizontal basada en las nuevas tecnologías de comunicación de redes. En este segundo caso, Tania Menéndez Hevia de la Universidad Complutense de Madrid, brindó un panorama de los recursos que ya se están utilizando: blogs, videoblogs, twitter, aplicaciones en redes, comunidades de pacientes para pacientes o de profesionales para profesionales y consultas online, entre otras.
La conclusión planteó una meta. Sea desde los organismos públicos, los medios o los profesionales de la salud, los comunicadores tienen las herramientas y el deber de contribuir a que los ciudadanos desarrollen sus capacidades para un modo de vida saludable. Como dijo Roberto Kertész, rector de la Universidad de Flores, "el médico se ocupa de la enfermedad pero la salud es responsabilidad propia" desde el campo individual y también colectivo.
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