Se trata de un Contaminante Orgánico Persistente (COP) y por ello más de 60 países del mundo decidieron su prohibición paulatina. En Argentina se aplica como poderoso insecticida, sobre todo en la producción hortícola pero también para la soja. El organismo científico del Convenio de Estocolmo decidió la semana pasada que se considere la eliminación del endosulfan en la próxima reunión de las partes, dentro de 6 meses.
El Convenio de la ONU sobre Reducción y Eliminación de COPs del 2001, conocido como Convenio de Estocolmo, fue ratificado en Argentina hace 5 años por la Ley 26.011. Así, adoptó caracter constitucional y las decisiones que se tomen en ese marco deben cumplirse en el país, aunque para ello necesita consentimiento de la parte. La función del Convenio es preservar el ambiente de compuestos que son altamente perjudiciales por su persistencia y expansión en tiempo y espacio, a la vez de ser bioacumulables en la cadena trófica.
Una de las principales razones de su prohibición es que los COPs tienen graves efectos a la salud humana. Entre los perjuicios más relevantes, alteran el funcionamiento del sistema inmune y el endócrino, son cancerígenos y tóxicos para el neurodesarrollo. Para la Asociación Argentina de Medicos por el Medio Ambiente (AAMMA), la limitación del uso de estos compuestos -entre los que se incluyen las dioxinas- es una de las prioridades a nivel nacional.
A nivel mundial, el Convenio de Estocolmo realizó prohibiciones de 12 COPs de alta toxicidad. Entre ellos se incluyen dos químicos de uso industrial, como el PCB, utilizado en Argentina en los transformadores de electricidad, así como los furanos y las dioxinas, compuestos que alcanzaron trascendencia en la discusión por las pasteras del Río Uruguay. Del mismo modo, se decidió la eliminación de 7 plaguicidas y la prohibición del DDT, cuyo uso todavía se permite para combatir la malaria en África.
Una novedad trascendente. El Convenio de Estocolmo promueve la inclusión de otros COPs dentro de las listas para la prohibición mundial. En ese contexto, ya desde el 2007 se inició el proceso para considerar el perfil de riesgo del endosulfan, hasta que este año se preparó una evaluación de gestión de riesgos. La última versión sumó datos de Estados Unidos y Brasil, dos países que recientemente sancionaron la prohibición paulatina de este agroquímico, sumándose así al liderazgo de la Unión Europea.
De este modo, la sexta reunión del Comité de Revisión de los COPs del Convenio de Estocolmo, desarrollada del 11 al 15 de octubre en Suiza, se pronunció. Decidió por votación y amplia mayoría remitir a la V Reunión de las Partes del mismo Convenio la inclusión del endosulfan dentro del Anexo I, donde se encuentran las sustancias que deben ser eliminadas, aunque planteó realizar algunas excepciones. El resultado final fue de 24 miembros a favor, ninguno en contra y cinco abstenciones.
En Argentina. La representación argentina en aquel organismo científico planteó primero su inscripción en el anexo B, con restricciones menores, pero luego modificó su postura al voto mayoritario. A pesar de que el gobierno nacional, luego del conflicto del campo, se mostró preocupado por la utilización de agroquímicos, no sancionó ninguna legislación para regular su uso. Estados Unidos, Brasil y Australia recientemente tomaron esta decisión.
Actualmente, existen iniciativas legislativas del interbloque de Proyecto Sur que buscan prohibir la fumigación aerea y limitar las terrestres. A su vez, una presentación judicial de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas pidió como medida precautoria el cese de la aplicación del glifosato y del endosulfán. Una investigación de la Universidad del Litoral y el CONICET encontró el año pasado residuos del agroquímico en granos de soja, lo cual es una grave alerta para la salud pública.
El endosulfan se utiliza para la producción de diferentes cultivos, como hortalizas, pero también se aplica como insecticida para la chinche verde de la soja. Investigaciones científicas señalaron que su peligrocidad aumenta potenciado con el glifosato, el herbicida que se aplica dentro del paquete tecnológico de la soja transgénica. En agosto del año pasado, la multinacional Bayer decidió retirar su producción de endosulfan en el país para fines del 2010, justamente por las crecientes evidencias de su toxicidad.
Del 25 al 29 de abril del año próximo, entonces, la V Reunión de las Partes de la Convención de Estocolmo decidirá si incorpora finalmente al glifosato dentro del Anexo A, para iniciar así su eliminación a nivel mundial. Antes o después, Argentina también podría pensar en su prohibición a través de legislación nacional, ya que el Comité Científico de la ONU aseguró que tienen los mismos efectos nocivos de otros COPs.
Ver también:
ComAmbiental: Investigación tema glifosato, o la ciencia contra la ciencia (26/5/09)
Audiencia Pública: La aplicación de plaguicidas y su impacto en la salud (2010)
EDITADO: 8 de noviembre.
El Convenio de la ONU sobre Reducción y Eliminación de COPs del 2001, conocido como Convenio de Estocolmo, fue ratificado en Argentina hace 5 años por la Ley 26.011. Así, adoptó caracter constitucional y las decisiones que se tomen en ese marco deben cumplirse en el país, aunque para ello necesita consentimiento de la parte. La función del Convenio es preservar el ambiente de compuestos que son altamente perjudiciales por su persistencia y expansión en tiempo y espacio, a la vez de ser bioacumulables en la cadena trófica.
Una de las principales razones de su prohibición es que los COPs tienen graves efectos a la salud humana. Entre los perjuicios más relevantes, alteran el funcionamiento del sistema inmune y el endócrino, son cancerígenos y tóxicos para el neurodesarrollo. Para la Asociación Argentina de Medicos por el Medio Ambiente (AAMMA), la limitación del uso de estos compuestos -entre los que se incluyen las dioxinas- es una de las prioridades a nivel nacional.
A nivel mundial, el Convenio de Estocolmo realizó prohibiciones de 12 COPs de alta toxicidad. Entre ellos se incluyen dos químicos de uso industrial, como el PCB, utilizado en Argentina en los transformadores de electricidad, así como los furanos y las dioxinas, compuestos que alcanzaron trascendencia en la discusión por las pasteras del Río Uruguay. Del mismo modo, se decidió la eliminación de 7 plaguicidas y la prohibición del DDT, cuyo uso todavía se permite para combatir la malaria en África.
Una novedad trascendente. El Convenio de Estocolmo promueve la inclusión de otros COPs dentro de las listas para la prohibición mundial. En ese contexto, ya desde el 2007 se inició el proceso para considerar el perfil de riesgo del endosulfan, hasta que este año se preparó una evaluación de gestión de riesgos. La última versión sumó datos de Estados Unidos y Brasil, dos países que recientemente sancionaron la prohibición paulatina de este agroquímico, sumándose así al liderazgo de la Unión Europea.
De este modo, la sexta reunión del Comité de Revisión de los COPs del Convenio de Estocolmo, desarrollada del 11 al 15 de octubre en Suiza, se pronunció. Decidió por votación y amplia mayoría remitir a la V Reunión de las Partes del mismo Convenio la inclusión del endosulfan dentro del Anexo I, donde se encuentran las sustancias que deben ser eliminadas, aunque planteó realizar algunas excepciones. El resultado final fue de 24 miembros a favor, ninguno en contra y cinco abstenciones.
En Argentina. La representación argentina en aquel organismo científico planteó primero su inscripción en el anexo B, con restricciones menores, pero luego modificó su postura al voto mayoritario. A pesar de que el gobierno nacional, luego del conflicto del campo, se mostró preocupado por la utilización de agroquímicos, no sancionó ninguna legislación para regular su uso. Estados Unidos, Brasil y Australia recientemente tomaron esta decisión.
Actualmente, existen iniciativas legislativas del interbloque de Proyecto Sur que buscan prohibir la fumigación aerea y limitar las terrestres. A su vez, una presentación judicial de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas pidió como medida precautoria el cese de la aplicación del glifosato y del endosulfán. Una investigación de la Universidad del Litoral y el CONICET encontró el año pasado residuos del agroquímico en granos de soja, lo cual es una grave alerta para la salud pública.
El endosulfan se utiliza para la producción de diferentes cultivos, como hortalizas, pero también se aplica como insecticida para la chinche verde de la soja. Investigaciones científicas señalaron que su peligrocidad aumenta potenciado con el glifosato, el herbicida que se aplica dentro del paquete tecnológico de la soja transgénica. En agosto del año pasado, la multinacional Bayer decidió retirar su producción de endosulfan en el país para fines del 2010, justamente por las crecientes evidencias de su toxicidad.
Del 25 al 29 de abril del año próximo, entonces, la V Reunión de las Partes de la Convención de Estocolmo decidirá si incorpora finalmente al glifosato dentro del Anexo A, para iniciar así su eliminación a nivel mundial. Antes o después, Argentina también podría pensar en su prohibición a través de legislación nacional, ya que el Comité Científico de la ONU aseguró que tienen los mismos efectos nocivos de otros COPs.
Ver también:
ComAmbiental: Investigación tema glifosato, o la ciencia contra la ciencia (26/5/09)
Audiencia Pública: La aplicación de plaguicidas y su impacto en la salud (2010)
EDITADO: 8 de noviembre.
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