La Argentina es uno de los principales productores de alimentos orgánicos, es decir sin agroquímicos ni semillas genéticamente modificadas. Sin embargo, su consumo está más difundido en el exterior que dentro del país. Para saber por qué esos productos son tan valorados, no hay mejor manera que probarlos.
La gastronomía orgánica ofrece entonces comida “saludable, segura, equilibrada y sobre todo sabrosa” según argumentan sus defensores. La propuesta reaviva tradiciones en armonía con la naturaleza y toma fuerza a medida que crece la conciencia ambiental. En la Ciudad de Buenos Aires, un caso emblemático es El Rincón Orgánico y su Bio-bar.
Consultada por ComAmbiental, María Calzada -biochef fundadora de El Rincón Orgánico- explicó que su profesión “no es solamente cocinar con productos orgánicos, sino ver qué hay detrás de todo esto” e invitó a los gastronómicos y consumidores a preguntarse “¿Por qué existe la producción orgánica?, ¿Con quién estoy colaborando cuando compro un producto orgánico?, ¿Cuál es mi compromiso?”.
En Europa, Estados Unidos y Japón –principales importadores de los productos orgánicos argentinos- la demanda crece y se diversifica con el interés de cuidar la salud del ambiente, de los productores y de los consumidores.
Por un lado, hay cierta desconfianza en los organismos genéticamente modificados y en los agroquímicos sintéticos utilizados en los campos convencionales. En la Argentina, diferentes organizaciones buscan restringir las fumigaciones a las que se les asocia problemas respiratorios, alergias e incluso cáncer.
Asimismo, investigaciones científicas encontraron restos de plaguicidas en lácteos y vegetales. Si bien las cantidades halladas estaban por debajo de los límites, su consumo acumulativo desde temprana edad podría generar deficiencias en el desarrollo neurológico y corporal.
En ese sentido, el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica aclara que los productos orgánicos se basan en “la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales”, por ello “son sabrosos y nutritivos y no contienen residuos de productos químicos”.
El portal Econoticias de España coincide en que “los productos orgánicos superan ampliamente a los industrializados en calidad” y que su “gusto, aroma, textura y hasta color son notablemente distintos porque conservan sus cualidades naturales”.
Por otro lado, la gastronomía orgánica representa menor costo ambiental y mayor valor ético ya que favorece a agricultores familiares e implica aprovechar los alimentos disponibles según la estación, la faena o la cosecha.
En palabras de Calzada, “es un tema ideológico, una filosofía de vida” dado que suele estar acompañada con otras prácticas amigables con el ambiente como reducir el uso del plástico, reciclar al máximo posible e interiorizarse en las tradiciones de donde provienen los alimentos.
Opciones para el verano. En el Bio-bar, transeúntes ocasionales y clientes asiduos se cruzan y se sorprenden siempre con una novedad. Para esta época, la biochef Calzada recomienda licuados revitalizantes de frambuesas patagónicas u otras frutas frescas, ricos sandwichs vegetarianos o con pollo orgánico, y panes y dulces caseros para comenzar el día con energía o amenizar una tarde en el barrio de Palermo.
Los precios son competitivos a su vez que la oferta de productos orgánicos se amplió y “ya no está atomizada en frutas, verduras, pollo o huevo”, resaltó Calzada. De hecho en El Rincón Orgánico hay variados alimentos de distintos puntos del país para regalar o disfrutar en casa: vinos, vinagres, aceites de oliva, yerba, té, cereales, jugos, miel, dulce de leche, mermeladas, azúcar y hasta café de Brasil, entre otros.
Distintos restaurantes y dietéticas empiezan a incorporar productos orgánicos en su menú. María Calzada recomendó preguntar siempre antes de comprar "porque también hay un poco de verso" y mencionó un caso en que vio que ofrecía carne orgánica "cuando sé que se exporta toda".
¿Esta opción será una moda o una tendencia a largo plazo? Para la biochef la respuesta vendrá con el tiempo. Sus más de 20 años de trayectoria le enseñaron que "la elección va de a poco" y el cambio es genuino cuando es "con honestidad".
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Biochef María Calzada expone los productos de su Rincón Orgánico. Foto: El Rincón Orgánico |
Consultada por ComAmbiental, María Calzada -biochef fundadora de El Rincón Orgánico- explicó que su profesión “no es solamente cocinar con productos orgánicos, sino ver qué hay detrás de todo esto” e invitó a los gastronómicos y consumidores a preguntarse “¿Por qué existe la producción orgánica?, ¿Con quién estoy colaborando cuando compro un producto orgánico?, ¿Cuál es mi compromiso?”.
En Europa, Estados Unidos y Japón –principales importadores de los productos orgánicos argentinos- la demanda crece y se diversifica con el interés de cuidar la salud del ambiente, de los productores y de los consumidores.
Por un lado, hay cierta desconfianza en los organismos genéticamente modificados y en los agroquímicos sintéticos utilizados en los campos convencionales. En la Argentina, diferentes organizaciones buscan restringir las fumigaciones a las que se les asocia problemas respiratorios, alergias e incluso cáncer.
Asimismo, investigaciones científicas encontraron restos de plaguicidas en lácteos y vegetales. Si bien las cantidades halladas estaban por debajo de los límites, su consumo acumulativo desde temprana edad podría generar deficiencias en el desarrollo neurológico y corporal.
En ese sentido, el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica aclara que los productos orgánicos se basan en “la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales”, por ello “son sabrosos y nutritivos y no contienen residuos de productos químicos”.
El portal Econoticias de España coincide en que “los productos orgánicos superan ampliamente a los industrializados en calidad” y que su “gusto, aroma, textura y hasta color son notablemente distintos porque conservan sus cualidades naturales”.
Por otro lado, la gastronomía orgánica representa menor costo ambiental y mayor valor ético ya que favorece a agricultores familiares e implica aprovechar los alimentos disponibles según la estación, la faena o la cosecha.
En palabras de Calzada, “es un tema ideológico, una filosofía de vida” dado que suele estar acompañada con otras prácticas amigables con el ambiente como reducir el uso del plástico, reciclar al máximo posible e interiorizarse en las tradiciones de donde provienen los alimentos.
Opciones para el verano. En el Bio-bar, transeúntes ocasionales y clientes asiduos se cruzan y se sorprenden siempre con una novedad. Para esta época, la biochef Calzada recomienda licuados revitalizantes de frambuesas patagónicas u otras frutas frescas, ricos sandwichs vegetarianos o con pollo orgánico, y panes y dulces caseros para comenzar el día con energía o amenizar una tarde en el barrio de Palermo.
Los precios son competitivos a su vez que la oferta de productos orgánicos se amplió y “ya no está atomizada en frutas, verduras, pollo o huevo”, resaltó Calzada. De hecho en El Rincón Orgánico hay variados alimentos de distintos puntos del país para regalar o disfrutar en casa: vinos, vinagres, aceites de oliva, yerba, té, cereales, jugos, miel, dulce de leche, mermeladas, azúcar y hasta café de Brasil, entre otros.
Distintos restaurantes y dietéticas empiezan a incorporar productos orgánicos en su menú. María Calzada recomendó preguntar siempre antes de comprar "porque también hay un poco de verso" y mencionó un caso en que vio que ofrecía carne orgánica "cuando sé que se exporta toda".
¿Esta opción será una moda o una tendencia a largo plazo? Para la biochef la respuesta vendrá con el tiempo. Sus más de 20 años de trayectoria le enseñaron que "la elección va de a poco" y el cambio es genuino cuando es "con honestidad".
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