Riachuelo: sacan el cuero a las curtiembres

Días atrás, se clausuraron doce curtiembres y una persona fue detenida, en el marco de la causa por el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo. Dado que uno de los principales compradores de cueros es la industria del calzado, Greenpeace comprometió a tres marcas para que exijan proveedores responsables en el tratamiento de sus efluentes.

Moda que contamina. Foto: campaña Riachuelo de Greenpeace.


Según informó la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), el Juzgado Federal de Quilmes -designado para cumplir el fallo de la Corte Suprema de Justicia- ordenó un operativo para allanar las curtiembres que obstruyeron el ingreso normal de los inspectores o que, cerradas en apariencia, estaban denunciadas por funcionar supuestamente de noche o los fines de semana.

Como resultado, las autoridades encontraron vuelcos clandestinos y faltas administrativas. A su vez, una persona fue detenida por un día, porque la cooperativa curtidora que integra estaba en funcionamiento a pesar de haber sido clausurada, tal como sucedió con un empresario de juguetes para mascotas quince días antes.

La cooperativa periodística La Vaca defendió a su par, denunció violencia policial y mediática, y planteó la disyuntiva -falsa- entre trabajo y ambiente como si la ecología pudiera ser un límite para las empresas recuperadas.

¿Excusas para contaminar? ACUMAR advirtió que las curtiembres constituyen “uno de los rubros considerados más conflictivos”. Greenpeace presentó un informe donde aclara que “el curtido del cuero es una actividad químicamente muy intensiva” que descarta el 80% de la piel cruda y el 85% de los químicos utilizados. Basado en datos oficiales de 2006, identificó 179 curtiembres en la cuenca, de las cuales a junio de este año ACUMAR listó a 61 como Agentes Contaminantes que deben readecuar su tecnología.

Entre los impactos ambientales, la ONG destacó que el cromo trivalente que se aplica en el curtido y se vierte al Riachuelo, se acumula en el tiempo y tiene “efectos impredecibles sobre la vida acuática”. También mencionó que su oxidación a cromo hexavalente “es un comprobado cancerígeno humano”, como quedó plasmado en la película sobre Erin Brockovich.

Estudios propios de Greenpeace detectaron cromo en sedimento “diez veces más que los valores naturales”, lo que “revela que no se trata de una descarga ocasional sino de un aporte continuo de cromo en el agua que se deposita en los barros”, detalló el reporte.

No obstante, el sector es heterogéneo. Unas pocas grandes empresas internacionales concentran “el 80% de las exportaciones mientras que el 20% del mercado local es abastecido por múltiples curtiembres medianas y chicas”. Esta diferencia, según Greenpeace, se traslada también en la tecnología implementada, siendo las Pymes las que utilizan técnicas menos eficientes.

¿A la caza de pequeñas curtiembres? El juez Luis Armella, a cargo de los operativos, afirmó en el primer seminario bonaerense sobre Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable: “no quiero una cuenca sin industria, pero esta debe ser compatible con el medio ambiente” para lo cual propende “un proceso gradual” de ordenamiento territorial y reconversión industrial.

Por su parte, Consuelo Bilbao (coordinadora de la campaña Riachuelo de Greenpeace) recalcó en diálogo con ComAmbiental que “los planes de reconversión sobre todo en relación a la recuperación del cromo en circuito cerrado no es algo difícil" y que "en seis u ocho meses se puede implementar". También adujo que hay planes de financiamiento para este fin con lo cual el tema es que “no hay voluntad de cumplir”.

Frente a este panorama, la ONG apuntó a las industrias secundarias de indumentaria para que comprometan a sus proveedores curtiembres “a que cumplan la normativa, disminuyan las sustancias peligrosas y hagan transparente sus emisiones”, explicó Bilbao. Así firmaron convenio las marcas Prüne, Grimoldi y Ricky Sarkany porque “consideramos que son responsables de sus productos en todo el ciclo de vida”. Y recordó: “esto no implica romper vínculos con uno o dos proveedores contaminantes sino llevar adelante un trabajo conjunto para lograr un cambio sistemático en los procesos de producción”.

Sin embargo, la duda persiste. Juan Ignacio de Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y referente del sector del calzado, expresó en el programa "Palabras más, palabras menos", la necesidad de aprovechar la bonanza actual para que las industrias inviertan en desarrollo y el gobierno lo propicie con políticas claras, considerando que sobre este tema aquejó: hoy “estamos en libertad condicional” porque “las normas ambientales son imposibles de cumplir”.

Link de interés:
Riachuelo: La Corte pidió “que no cambie la metodología cuando cambia el funcionario” (2/6/2011)

Comentarios

Anónimo dijo…
cierran curtiembres,gente en la calle,por otra parte la plata que le saca acumar a curtiembres,papeleras,panaderias, textiles,donde esta,por que no la reinvierten en un parque industrial,no mientan,acumar dijo pagan y el parque industrial lo construyen las pymes,estan para sacar guita,este gobierno ataca a las empresas chicas,y ayuda a los grandes,greenpece y el gobierno son la misma porqueria
Ricardo Espeche re49@yahoo.com.ar dijo…
No solo conozco bastante de Curtiembres sino que además también manejo los conceptos de lo que hoy llamamos Producción mas Limpia, y se muy bien que el tema de las Curtiembres no es un tema fácil, pero que si lo abordaran con seriedad y voluntad de trabajo, esencialmente del lado de las empresas, se podría ir reduciendo el impacto, hasta encontrar la solución definitiva.
Con la aplicación de algunos cambios en la forma de producir, (tecnologías que están disponibles en el mercado desde hace muchos años, y por ende no son costosas), sobre los procesos de pelambre, curtido y teñido, y aplicando conceptos de P+L, se podría haber reducido la carga contaminante de las empresas sin tratamiento, fácilmente en un 50%.
Como verán este es un problema de voluntad y sobre todo de ESTUPIDES.
No es necesario cerrar las empresas sino ir logrando un cambio hacia la sustentabilidad
Ricardo Espeche