La tragedia del tren Sarmiento: civilización y barbarie

Lo que ocurrió ayer por la mañana en la estación Once es una consecuencia desgraciada de un sistema en crisis. Se apunta a la responsabilidad de la concesionaria TBA por falta de inversiones en el equipamiento con el que deben operar los trabajadores. Desde distintas voces se llamó a volver considerar el tren como un servicio público más que un negocio. 


 
Este informe periodístico de "Plan M" (canal 26) fue uno de los más difundidos ayer en twitter

Hasta el momento, deben lamentarse 50 personas muertas y más de 600 heridas. El sistema ferroviario es uno de los más utilizados en una metrópolis como la Gran Buenos Aires. Parafraseando a Paul Virilio, se dice que cada invento tecnológico trae consigo su accidente, y esto es muy preciso en la sociedad moderna. Sin embargo, realizar el mantenimiento adecuado es la herramienta para reducir los riesgos propios de vivir en la civilización y evitar llegar a la barbarie. En los últimos 14 meses, 71 personas perdieron la vida por viajar en tren en el país.

La palabra oficial. Luego de unas horas de pasado el hecho, el Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, tomó la palabra: “Queremos ver si es un accidente y si fue un accidente queremos ver la responsabilidad, por lo que significa para el sistema ferroviario, donde se ha invertido muchísima plata en los últimos años”. Luego vinieron las declaraciones más desafortunadas, puesto que habló que la magnitud de la tragedia responde a que "hay una cultura muy argentina de ir a la punta del tren para bajar antes" y expresó también que "si esto hubiera ocurrido ayer (que era feriado) hubiera sido una cosa mucho menor".

Más allá de lo anterior, el secretario aportó datos brindados por el equipo GPS instalado en el tren. Según estos, a 10 cuadras de la estación la velocidad pasó de 47 a 39 kilómetros por hora; cuando faltaban 300 metros, bajó a 27 y ya en el momento de entrar al andén se redujo a 26. De este modo, lo último que se sabe hasta ahora es que a 40 metros del lugar del impacto el tren llegó a disminuir su marcha hasta los 20 kilómetros por hora. En palabras de Schiavi: “Eran velocidades habituales. Ahí está la parte de incógnita y de responsabilidad. No sabemos qué pasó porque el conductor estaba en su lugar de trabajo y el tren no paró”.

Fallas. En las primeras horas, los medios de comunicación rescataban testimonios de algunos pasajeros habituales, que daban cuenta de que el tren venía con problemas para frenar con normalidad. "En estaciones anteriores varios coches se pasaban, quedaban fuera del andén", fue una de ellas, difundida por el periodista Diego Schurman. El mismo recordó que en el año 2003, el entonces coordinador del transporte ferroviario, Pedro Cóndori, "desaconsejó el pago de subsidios por la mala prestación del Sarmiento" y que por ello el también entonces Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, lo relevó de sus funciones. La Auditoria de la Nación, por su parte, realizó cuatro auditorías que habilitan a pedir el fin de la concesión.

La hipótesis del protagonismo de una falla de la maquinaria fue acompañada por el gremio de los conductores, La Fraternidad, al decir por ejemplo que "faltan compresores". A su vez, para Horacio Caminos, secretario de prensa del sindicato, debe señalarse: “La sobrecarga de los vagones, que datan de la década de 1960 y donde viajan 250 pasajeros en vez de 68”. En la misma línea de la antigüedad de los materiales, el delegado de la Unión Ferroviaria, "Pollo" Sobrero, remarcó: "la señalización es de 1923, los vagones de 1958 y las vías de 1970". Y en declaraciones a los medios manifestó: "Habíamos denunciado esta tragedia".

Privatizado. La concesión de la línea sarmiento responde a la empresa TBA (Trenes de Buenos Aires), del grupo Cirigliano, y representa una continuidad del modelo menemista. El periodista Alejandro Bercovich, especializado en economía, precisó que "los concesionarios de trenes y subtes embolsaron subsidios por $3.385 millones entre enero y septiembre de 2011, un 47% más que en 2010". Sin embargo, dejó en claro un punto de importancia: "Luego de la privatización de los trenes en los '90, según el MONAREFA, los accidentes fatales aumentaron. En los 2000, nada cambió". El MONAREFA es el Movimiento Nacional para la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.

A su vez, en un artículo de Página/12, Carlos Badell, integrante de la Fundación Instituto Argentino de Ferrocarriles, destacó que el tren “es el medio de transporte más seguro en el mundo”. Y aclaró: “En la Argentina lo fue, pero la falta de mantenimiento y la eliminación de normas de seguridad a partir de su privatización derivaron en la repetición de accidentes”. Se expresó también durante el día que en otros países del mundo está prohibido que una misma empresa sea dueña de trenes y colectivos. El especialista apuntó a que Cirigliano también es dueño de los micros Plaza: “Si los trenes anduvieran bien estarían compitiendo con los colectivos de la propia empresa que maneja la concesión”.

Un sistema público. En las redes sociales, también pudo leerse la opinión de Enrique Martínez, hasta hace poco Presidente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial. "Sin vocación oportunista y solo porque el tremendo accidente de Once focaliza la atención: ¿No es hora definitiva de revisar concesiones?", comenzó. Y luego argumentó: "Se llegó al límite en la contradicción latente al brindar un servicio público, entre servicio y lucro. Es la hora de priorizar el servicio. Después de lo de Once, llegó la hora de la verdad. El Estado debe ser único responsable del servicio público ferroviario. La concesión mata". Y aclaró: "El lucro está detrás del drama".



Es necesaria esta visión de que el sistema de transporte sea un verdadero servicio público. Hacerlo de este modo, brinda seguridad y calidad a la sociedad, para que pueda utilizarse el tren como medio de transporte necesario en una sociedad moderna. El transporte colectivo es mucho más sustentable que el individual, representado por el automóvil, sobre todo por su eficiencia energética. Además, si se aplica bien en conjunto con el subte y los colectivos, evitaría el diario "caos vehicular" que solo empeora la calidad de vida en las grandes ciudades. Hoy por hoy, no obstante ello, el transporte público es utilizado sobre todo por las clases populares. Si las autoridades lo utilizaran, quizás otra sea la historia.




El dato. Según se dio a conocer, el grupo Cirigliano también es dueño de la empresa EMFER, "Emprendimientos Ferroviarios". En su página web, se deja constancia que entre sus trabajos también se encuentra la fabricación de "182 vagones góndola"  y la reconstrucción de "4 locomotoras EMD GP40" para la empresa Minera Alumbrera. Según señalan entre sus logros, "representó el único contrato de fabricación de vagones de carga en la Argentina". El tren se utiliza para transportar el oro y el cobre extraídos, desde el fin del mineraloducto hasta el puerto en Rosario desde donde salen del país.






Comentarios