Más allá del apocalipsis: Palabras de Fin del Mundo

"No es el fin. No es el año 2000. El fin del mundo ya pasó", cantaba Charly García apenas empezado el siglo. Luego vino el 06/06/06 y el tono apocalítico volvió a ser tema de conversaciones. Y hoy día, aunque los mayas se ocuparon de aclararlo, volvió a surgir el tema del "fin del mundo". Más allá de quienes lo toman más en serio, o más en broma, la persistencia de este tópico puede considerarse un símbolo de estos tiempos. Y, en este sentido, la crisis ambiental planetaria tiene mucho que ver.

Imagen que circula por las redes sociales. 

Suele entenderse como catastrofismo o posturas apocalíticas a aquellas voces que magnifican la predicción de desastres futuros. Pero la cuestión es que si aplicamos este criterio, por caso, al Panel Intergubernamental de Cambio Climático no está demasiado lejos de la definición anterior. Sobre todo, en realidad, si observamos la contraparte política en la negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, cuya última reunión en Doha dio origen a una continuidad del Protocolo de Kyoto modo zombi, un muerto que camina, un documento sin espíritu.

Y entonces, en verdad la esperanza viene de los propios mayas, quienes con conocimiento ancestral avizoraban para este tiempo el fin del mundo y el comienzo de otro. Esa es la esperanza, como ya decíamos en el 2006: "El fin del mundo ya empezó". Así es, lo queramos o no, este mundo es insostenible, no aguanta el paso de las décadas, no a este nivel de consumismo e injusticia. Como hablan quienes propugnan el Buen Vivir en América Latina: "No es un cambio de épocas. Es una época de cambios". Se trata de poner en acción estas palabras, más allá de este 21 de diciembre del 2012.

Palabra de mayas. En diálogo con IPS, Antonio Mendoza, de la organización Oxlajuj Ajpop (en idioma maya quiche, significa 13 energías del mundo) expresó: "Esta nueva etapa tiene toda una gran importancia para hacer reflexiones y análisis sobre la convivencia humana y la naturaleza". 
Y agregó luego, certero: "Lo que sí nos preocupa mucho es cómo unificar esfuerzos para reorientar nuestro comportamiento frente a la naturaleza, el recalentamiento global y las políticas neoliberales que solo extraen petróleo, minerales e instalan grandes fábricas, lo cual pone en grave peligro a la humanidad".
También Mario Molina, de la organización Red Nacional de Organizaciones de Jóvenes Mayas (Renoj), dijo a IPS que esta fecha "no significa el fin de los mayas ni del mundo, sino un momento para medir el avance en el desarrollo de la naturaleza y de la humanidad". 

También Rigoberta Menchú Tum, líder indígena guatemalteca, miembro del grupo maya-quiché y ganadora del Premio Nóbel de la Paz se pronunció al respecto. Primero al decir: "Es una burla lo que se ha hecho desde Hollywood sobre el calendario maya". Y expresó: ""El 21 de diciembre dediquen un momento para dar gracias a la vida, al sol, a la luna. Interactúen con el sol y la tierra, mediten, es una fecha espiritual para pedir perdón. El 22 esperen la salida del sol. será ahí cuando los mayas hablemos".

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