Murió el oso polar: ¿Metáfora de nuestra crisis?

En las últimas horas, hubo un corolario triste del pico de calor que sufrió Buenos Aires en la víspera de Navidad. Murió Winner, como se llamaba el oso polar que quedaba habitando en el Zoológico de Buenos Aires. Las propias autoridades explicaron que se trató de una "hipertermia", tanto por el calor extremo ambiental como el estrés causado por la pirotecnia. Por un lado, está en discusión nuestro trato hacia los animales. Por el otro, puede servir como un símbolo de los peligros del cambio climático global.


Un oso polar sufriendo el calor de Buenos Aires. Foto: Archivo Virginia Dorado.
El oso polar es uno de los más afectados por las consecuencias que ya son visibles del cambio climático global. Principalmente, la suba de la temperatura media hace que se derrita su propio hábitat, ya que el hielo del Océano Ártico desaparece y los osos tienen que nadar mucho más para poder conseguir su alimento. Según la WWF: "Clasificada como una especie en peligro de extinción, el oso polar podría desaparecer en el próximo siglo, si continúa la tendencia actual de calentamiento en el Ártico". Otra de las amenazas directas son las exploraciones de hidrocarburos, que Greenpeace está denunciando ahora.

Aquí, Winner no estaba en su hábitat natural. El sistema de ventilación (no de refrigeración) instalado no fue suficiente para sofocar el calor extremo. Según el propio Zoológico: "Lamentablemente, como consecuencia de los inusuales picos de temperatura, combinado con la pirotecnia del 24 a la noche y el temperamento nervioso del oso, dificultaron la normal termorregulación, llevando a la muerte del mismo". Este hecho también puede servir para reavivar el debate sobre el zoológico de Buenos Aires. Ya existen protestas y propuestas para que se transforme el lugar con una lógica más ambiental.

Hablando del pico de calor, lo importante es que este tipo de fenómenos será cada vez más frecuente, por la tropicalización de Buenos Aires. Y, en este sentido, debe haber políticas de adaptación de todo tipo, porque también afectará a los animales humanos. Europa ya vivió la muerte de personas, especialmente ancianos, por las olas de calor. Sobre todo, teniendo en cuenta que se une con el colapso de la infraestructura energética. Todo ello, es un desafío a corto plazo sobre el que debe trabajarse más.

Y, desde el punto de vista del trato con los animales, tenemos una muestra clara de lo daños que podemos causarles. Más allá de que Luis Pavesio dijera en C5N que tenía una pileta grande donde refrescarse, nunca puede equipararse con el territorio que tiene en libertad. Incluso, también se reveló que los animales son recluidos en espacio más pequeño durante la noche "por seguridad". El Zoo también de alguna manera responsabilizó al oso por su temperamento, e incluso señalaron que por tratarse de la novena generación criada en cautiverio  ya estaba habituado al clima templado. Una muy extraña "adaptación" de la teoría de la evolución de Darwin.


ACTUALIZACIÓN 28/12. La Fundación de Historia Natural Félix de Azara se pronunció sobre la muerte del oso polar del Zoo de Buenos Aires. Aquí lo transcribimos:
En Sudamérica hay osos polares en el zoológico de Chapultepec, México, por ejemplo, pero su recinto está refrigerado. En Brasil hay en al menos dos zoológicos en las mismas condiciones. En los zoológicos de Barcelona y Londres pasa lo mismo.
El recinto para osos polares del Jardín Zoológico debía haber estado refrigerado a no más de 10 grados y el agua haber estado aclimatada a unos 6 grados.

Era obligación porque estaba en el pliego viejo, pero nunca lo hicieron. Una de las auditorias de 2008 menciona que las condiciones en que estaba este mismo oso polar no eran las adecuadas.
En el zoológico hay varios animales en recintos no adecuados. El leopardo de las nieves es otro animal que necesitaría aclimatación de algún tipo. Los recintos de algunos de los felinos grandes, como las panteras y tigres son chicos, los monos caí -al menos hasta hace muy poco- estaban en recintos para aves, los lémures están en recintos con pisos de cemento. Y en esas condiciones los tuvo y tiene la misma empresa que hoy renovó la concesión.
Si la causa de muerte fue el calor podría haber sido evitada y la culpa no fue del clima sino de quienes no tuvieron en cuenta las condiciones propicias para un recinto de osos polares.

No es culpa del área técnica del zoológico que son gente idónea y que ponen su mayor esfuerzo sino de la falta de inversión del concesionario y de la indiferencia de quienes debieron controlarlos en todos estos años.
Los zoológicos deben ser instituciones dedicadas a la investigación, conservación, educación ambiental y divulgación científica, caso contrario no tienen razón de existir en el siglo XXI. Pueden ser también lugares de recreación desde luego pero siempre y cuando cumplan antes con todos los anteriores requisitos que son su razón de ser.

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