La Ideología de la Solidaridad

Lo que proponemos pensar como la Ideología de la Solidaridad obstaculiza el pensamiento crítico sobre las Responsabilidades diferenciadas en la injusticia ambiental.

OPINIÓN
Por Eduardo Soler

Ahora los periodistas de los medios masivos convergen en la "Ideología de la Solidaridad". Por supuesto, nadie puede estar en contra de la solidaridad, desde aquí cada uno puede hacer su aporte y hemos difundido dónde puede colaborar. Pero la llamamos una ideología (un discurso con poder) cuando vemos que desde la televisión, un conductor cari-lindo alecciona: "Hay que dar hasta que duela". Y eso sí tiene un costado perjudicial. Hablar así, sin distinciones, vuelve a ocultar quiénes son los responsables de la catástrofe. Vuelve a naturalizar la inundación, las muertes. Y frente a esta lluvia (que "no es peronista ni radical"), como es una desgracia sin responsable, todos debemos colaborar.

 El mecanismo de "la solidaridad", desde este punto de vista, obstaculiza el juicio. Juicio en el sentido de pensamiento crítico. ¿Por qué otros pobres deben ayudan a los pobres que perdieron todo en Villa Mitre? Si se sabe que la corporación IRSA es responsable (al menos en parte) por su shopping DOT. ¿No se le debe exigir que sea el empresario Eduardo Elsztain quien se haga cargo con su patrimonio de los daños ocasionados? (Los daños materiales, porque las pérdidas en vida son irreparables). Y no como un acto de "Solidaridad", sino como un acto de Justicia.

Llegado a este punto, la "Ideología de la Solidaridad" está institucionalizada en la "Responsabilidad Social Empresarial". Si bien puede discutirse en qué contexto puede ser positiva, sobre todo en los conflictos ambientales es usada por las corporaciones para ganarse el favor de la población. Claro, con el suelo de un Estado ausente. Un Estado desde donde hoy se promueve la solidaridad, e incluso intentan posicionar a su partido político como "el más solidario". ¿Se puede sacar un rédito político en la crisis?

Desde este punto de vista, reitero: No estoy en contra de la solidaridad en estos momentos, y de hecho el pueblo demuestra que el sufrimiento del otro sí le importa, al menos en estos tiempos de crisis. Pero entonces, otra vez, la ideología de la solidaridad impide el juicio de los responsables. Algunos pueden decir que esto debe dejarse para después. Pero es que los responsables debieran ser quienes paguen las consecuencias de sus acciones.

Parece algo mínimo, pero las empresas, por ejemplo las corporaciones urbanísticas (como también, IRSA), son las que ganan con la desplanificación urbana. Y más allá de donaciones puntuales, si la tragedia que producen la pagamos entre todos (vía la ideología de la solidaridad), entonces las externalidades ambientales pasan a solidificarse como rentabilidad de las empresas. Queda, es cierto, la posiblidad de que un juicio (legal) en el futuro pueda determinar su responsabilidad jurídica frente a la catástrofe. Y deban pagar donde más le duele (en sus cuentas bancarias).

La cuestión de las responsabilidades es un tema muy debatido en las cuestiones ambientales. Por caso, el artículo 41 de la Constitución Nacional señala que "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano" y que también "tienen el deber de preservarlo". Esta declaración de "todos los habitantes" está luego matizada cuando afirma: "Las autoridades proveerán a la protección de este derecho". Y sobre todo si sabemos que el Preámbulo condiciona: "El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes".

Entonces, desde la perspectiva asumida de la Ecología Política, sabemos que el conflicto ambiental se genera por la distribución desigual de los bienes y servicios ambientales, y también de los daños y pasivos ambientales. El caso del acceso al suelo urbano es preciso en este sentido. En el caso de La Plata, se observa claramente cómo las tierras peores, las más inundables, son las que ocupan los sectores más pobres de la sociedad.

En tal sentido, la Ideología de la Solidaridad, y el decir que "los argentinos son los más solidarios" como repiten ahora los medios en sus notas rosas, puede aplicarse a estos puntos de crisis. Sin embargo, queremos promover aquí que la interpretación política de las responsabilidades diferenciadas, ligadas al poder político y económico, debe complementar esta actitud. Así la solidaridad bien entendida no empieza y termina con la crisis, sino que debe tratar de evitar el sufrimiento ajeno interviniendo en las causas profundas de la injusticia ambiental.

Ver también: Inundación y "naturalización" de la catástrofe

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