Hoy 15 de mayo en algunos sitios del cyberespacio se difunde el Día Mundial de Acción Climática. Como suele decirse, aquí no hay nada que festejar, y sí mucho por lo que preocuparse. Justamente, en este mes se registró por primera vez en la historia de la humanidad un nivel de 400 partes por millón de carbono en la atmósfera. Casi podría decirse, por primera vez en la historia de la Tierra, o por lo menos en tres millones de años. Este año 2013 marca también el inicio del periodo Pos- Protocolo de Kyoto, por lo cual negociaciones internacionales demostraron su fracaso en gran escala. Por lo tanto, se hace necesario un cambio sustancial en la estrategia de los movimientos ambientales y los pueblos que sufrirán las consecuencias.
El número es simbólico pero importante. Existe una ONG que se llama justamente 350. La razón es clara: "Los científicos afirman que el límite seguro para la humanidad es 350 partes por millón de CO2", según fue confirmado en 2007. Sin embargo, hace unos días por primera vez el nivel medio de un día alcanzó la cifra de 400. "El sistema capitalista está quemando el planeta. 400 ppm de CO2 en la atmósfera no ocurrió en 2.500.000 años", expresó Pablo Solón, ex-negociador climático del Estado de Bolivia, por las redes sociales. En su diagnóstico apunta a la cuestión estructural: "¿Por qué no es posible resolver el cambio climático bajo el capitalismo? Porque las transnacionales deben dejar trillones de dólares bajo el suelo". El crecimiento infinito es imposible en un planeta finito.
350 va asociado con otro número. Dos grados es el límite aceptable de una suba de la temperatura media planetaria para evitar un "cambio climático catastrófico". Según difundió también Greenpeace Argentina, alcanzar las 400 ppm "podría aumentar, como mínimo, en 2,4 grados la temperatura, con respecto a la era preindustrial". Más aún: "Si se mantiene la tendencia actual, el aumento podría alcanzar incluso los 3 o 4 grados, con consecuencias catastróficas para la humanidad". Para Hernán Nadal, coordinador de la campaña del Artico: “Es cada vez más evidente la necesidad de hacer frente al cambio climático con una revolución energética que elimine los combustibles fósiles y las falsas soluciones como la energía nuclear e invierta en energías renovables a escala global".
Según recordó un artículo de The Guardian replicado por Clarin: "En la década de 1960, los niveles de dióxido de carbono crecieron a un ritmo de 0,7 ppm por año. En la actualidad, aumentan a un ritmo de 2,1 ppm". Si bien el autor atribuye este hecho a más países industrializados, esto es una verdad a media, ya que por ejemplo la producción en un país emergente como China responde en gran medida al híper-consumismo de los países desarrollados. Sin embargo, la nota es importante al destacar que "la última vez que la atmósfera terrestre tuvo 400 ppm de dióxido de carbono, el Ártico estaba libre de hielo y el nivel del mar era 40 metros más alto". Recordamos que el año pasado la extensión del Ártico disminuyó en una proporción récord desde que se realizan mediciones precisas.
Todo ello no hace más que demostrar el fracaso de las negociaciones internacionales. "Los Estados nacionales actúan bajo una lógica de primacía que cuando se observa el resultado final favorecen las posturas conservadoras", expresó Pablo Gavirati, becario doctoral del CONICET y colaborador de ComAmbiental. Y agregó: "Observamos que la confrontación Norte- Sur ya no puede leerse en estos simples términos. El Acuerdo de Copenhague de 2009 cristalizó la hegemonía entre Estados Unidos por sobre la Unión Europea, con China y los gigantes emergentes del BASIC por sobre otros países con posturas críticas como el Grupo ALBA". Justamente la representación de Bolivia quedó en solitario en la COP-16 de Cancún, oponiéndose al consenso de la mercantilización del clima.
"El capitalismo en crisis crónica promueve un saqueo sin precedentes de la naturaleza, un "crecimiento" especulativo y una mayor desigualdad", afirmó Solón, quien participó en Cancún y luego dejó las funciones públicas. Hoy como director de "Foco en el Sur Global" manifiesta: "La meta de las negociaciones de la ONU sobre el clima debe ser tener emisiones mundiales menores a 44 GT de CO2e para 2020. Sino las negociaciones son una farsa". Y por ello mismo avanzó en su diagnóstico crítico: "La justicia climática no va a ser decidida en la ONU. Tenemos que pelear por ello en la lucha diaria". Del mismo modo se pronuncia Gavirati: "El Estado es importante pero hoy no puede actuar por fuera de la lógica del Mercado, por ello es necesario actuar en una lógica comunitaria".
El número es simbólico pero importante. Existe una ONG que se llama justamente 350. La razón es clara: "Los científicos afirman que el límite seguro para la humanidad es 350 partes por millón de CO2", según fue confirmado en 2007. Sin embargo, hace unos días por primera vez el nivel medio de un día alcanzó la cifra de 400. "El sistema capitalista está quemando el planeta. 400 ppm de CO2 en la atmósfera no ocurrió en 2.500.000 años", expresó Pablo Solón, ex-negociador climático del Estado de Bolivia, por las redes sociales. En su diagnóstico apunta a la cuestión estructural: "¿Por qué no es posible resolver el cambio climático bajo el capitalismo? Porque las transnacionales deben dejar trillones de dólares bajo el suelo". El crecimiento infinito es imposible en un planeta finito.

Según recordó un artículo de The Guardian replicado por Clarin: "En la década de 1960, los niveles de dióxido de carbono crecieron a un ritmo de 0,7 ppm por año. En la actualidad, aumentan a un ritmo de 2,1 ppm". Si bien el autor atribuye este hecho a más países industrializados, esto es una verdad a media, ya que por ejemplo la producción en un país emergente como China responde en gran medida al híper-consumismo de los países desarrollados. Sin embargo, la nota es importante al destacar que "la última vez que la atmósfera terrestre tuvo 400 ppm de dióxido de carbono, el Ártico estaba libre de hielo y el nivel del mar era 40 metros más alto". Recordamos que el año pasado la extensión del Ártico disminuyó en una proporción récord desde que se realizan mediciones precisas.
Todo ello no hace más que demostrar el fracaso de las negociaciones internacionales. "Los Estados nacionales actúan bajo una lógica de primacía que cuando se observa el resultado final favorecen las posturas conservadoras", expresó Pablo Gavirati, becario doctoral del CONICET y colaborador de ComAmbiental. Y agregó: "Observamos que la confrontación Norte- Sur ya no puede leerse en estos simples términos. El Acuerdo de Copenhague de 2009 cristalizó la hegemonía entre Estados Unidos por sobre la Unión Europea, con China y los gigantes emergentes del BASIC por sobre otros países con posturas críticas como el Grupo ALBA". Justamente la representación de Bolivia quedó en solitario en la COP-16 de Cancún, oponiéndose al consenso de la mercantilización del clima.
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