Murió Rafael Videla. La noticia se recibió de múltiples maneras, incluso en organismos de Derechos Humanos, entre quienes dijeron que marca un punto de quiebre, o no. Si algunas voces enfatizaron la sensación de alivio, tal vez sea porque no tenerlo presente en cuerpo refuerza el sentir del Nunca Más. En esta nota nos proponemos no pasar por alto el acontecimiento y pensar también desde la Ecología Política cuáles cuáles son las marcas de la Dictadura que persisten en el presente. Desde la continuidad del modelo agroexportador que resurgió por el neoliberalismo, pasando por Atucha II, hasta llegar a los resabios de la represión como forma de controlar la protesta contra la mega-minería.
Memoria Verde. Como título es sugestivo para incorporarlo en esta nota. El libro pionero de Antonio Brailovosky y Dina Foguelman presenta una historia ecológica de Argentina. Aunque desde 1991 hasta la actualidad hubo cambios, también en nuestro conocimiento, es importante la obra que señala distintas fases históricas. Justamente, en 1975 empieza la "modernización periférica", interesante caracterización, y que sin dudas se exhacerbó durante el menemismo y la fase explícitamente neoliberal. Está en discusión el cambio de etapa en el siglo XXI, pues si pensamos como Raúl Zibechi y otros, podemos considerar el extractivismo como continuidad de todo aquello, como pasaremos a explicar.
Por Eduardo Soler
Desindustrialización. Brailovosky, con Foguelman en el libro, y Zibechi coinciden en que el principal propósito de la Dictadura fue desarticular el país industrial. En términos sociológicos, la organización sindical estaba tan avanzada, llegando a niveles de genuina distribución de la riqueza mediante altos salarios, que para el capital resultaba en un problema de "rentabilidad". Solamente a través de la represión organizada desde el Estado, que constituyó un genocidio, fue posible superar esta barrera para la acumulación económica. Al mismo tiempo, este disciplinamiento estuvo acompañado por otras formas de generar riqueza, incluyendo todo aquello que se llamó la "plata dulce".
Sin embargo, también debe decirse que la desindustrialización no significó generar menores niveles de contaminación. Como bien remarca Memoria Verde: "el conjunto de la industria se reduce, pero las fábricas contaminantes se encuentran en plena expansión". Esto se explica porque la apertura económica a empresas trasnacionales implica que los países del Norte pueden trasladar las fábricas más perniciosas a los países del Sur, ávidos por "desarrollo" , por lo cual sucede que las normas o los controles ambientales no son tan estrictos. Esto fue lo que se denunció en el caso de las pasteras. Y más bien es el marco general también del extractivismo agrícola, minero y petrolero.
AgroNegocios. El factor de poder económico que constituye el agronegocio hoy se remonta también a aquella Dictadura. Como se lee en Memoria Verde, a partir de allí se "vuelve a pensar en un país agroexportador" ya que en esa época se produce el proceso de "modernización agraria". Es decir, se trata nada menos que la "introducción de la soja" como cultivo competitivo a la par de un "proceso de concentración" de tierras. Aunque Monsanto y la soja transgénica tuvieron que esperar hasta los noventa, desde fines de los setenta con el impulso dado a las finanzas, la realidad del campo comenzó a modificarse. Más allá de la oligarquía local, las multinacionales toman relevancia.
Como expresó Norma Giarracca (Sociología Rural de la UBA) en La Vaca: "con el cambio de modelo económico internacional, la globalización, el predominio del capital financiero. Lo primero fue que aparecieron grandes empresas transnacionales que producen agroquímicos y semillas en la agroalimentación, empresas que empezaron a tomar posiciones estratégicas en Latinoamérica". En este sentido la Sociedad Rural y Martínez de Hoz son simbólicos. Así: "En la dictadura el banco de semillas del INTA se desmontó, y ese conocimiento pasó a las corporaciones que llegaban al país. La dictadura abrió el banco genético de la biodiversidad y se empezó a compartir con las multinacionales".
Como expresó Norma Giarracca (Sociología Rural de la UBA) en La Vaca: "con el cambio de modelo económico internacional, la globalización, el predominio del capital financiero. Lo primero fue que aparecieron grandes empresas transnacionales que producen agroquímicos y semillas en la agroalimentación, empresas que empezaron a tomar posiciones estratégicas en Latinoamérica". En este sentido la Sociedad Rural y Martínez de Hoz son simbólicos. Así: "En la dictadura el banco de semillas del INTA se desmontó, y ese conocimiento pasó a las corporaciones que llegaban al país. La dictadura abrió el banco genético de la biodiversidad y se empezó a compartir con las multinacionales".
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Nora Cortiñas acompañando a las Madres de Ituzaingó en el Juicio. |
Si los crímenes a los 30 mil desaparecidos fueron denunciados por las Madres de Plaza de Mayo, los crímenes que causa el modelo económico aún persisten. En la caracterización del Juicio por las Fumigaciones, Darío Aranda nos contaba: " Las protagonistas son las Madres de Ituzaingó. Al igual que a las Madres de Plaza de Mayo durante la dictadura militar, a las mujeres del barrio Ituzaingó Anexo, Córdoba, les decían “locas”. Eran simples madres que, alertadas por las enfermedades de sus hijos y vecinos, comenzaron en 2001 a sospechar que algo sucedía. Miraron a su alrededor y no dudaron mucho: estaban rodeadas de campos de soja y las fumigaciones llegaban hasta sus casas".
El caso Ledesma. Ligado también al agronegocio, hubo un hecho durante la Dictadura que unió tanto el crimen social como la contaminación. En la localidad jujeña de Ledesma sucedió la "Noche del Apagón", como se recuerda la cruel represión vinculada con la empresa azucarera, en la que terminó desaparecido el intendente y médico del pueblo, Luis Arédez. La tragedia continuó en democracia, porque en 2005, su esposa, Olga Márquez murió de "bagazozis", producto de la contaminación, luego de luchar por la memoria de su marido y contra el ingenio por emisión de desechos de caña de azúcar, que terminó con una orden judicial para el saneamiento de la industria.
Por ello, en el año 2009 la Unión de Asambleas Ciudadanas expresó durante su reunión en Jujuy: "Derechos Humanos y derechos a un ambiente sano van de la mano. Ledesma viola ambos derechos hace un centenario". Y el comunicado agregaba: "Minería a cielo abierto, monocultivos (de soja, caña, maíz, etc), agrocombustibles, contaminación urbana y criminalización de la protesta fueron los temas centrales en la discusión, como manifestaciones concretas de un mismo modelo hegemónico". En estos días, Carlos Pedro Blaquier, propietario de Ledesma, está en juicio por sus vinculaciones con la última Dictadura Militar. Es un representante claro de la complicidad empresarial.
Tecnocracia nuclear. Otra actividad que alentó la Dictadura fue la construcción de centrales nucleares, siempre ligadas a la concentración de poder y también ambiciones militares más o menos claras. Es sabido que la central nuclear Atucha II fue iniciada en la Dictadura.En 2011, el año del desastre en Fukushima-I, la Unión de Asambleas Ciudadanas realizó una marcha de protesta hacia Atucha. Allí el referente Javier Rodríguez Pardo recordó: "El plan nuclear, concebido en tiempos de la dictadura militar argentina, previó seis centrales nucleoeléctricas y en el distrito de Zárate nadie duda de que ese departamento fue elegido como receptor de cuatro de ellas".
A fines del 2011, hubo otro hecho lamentable sucedió en Famatina, puesto que los asambleístas descubrieron que la empresa Osisko confeccionaba "listas negras" de los vecinos, señalando a aquellos que serían "cabecillas" o incluso personas "muy peligrosas". Esto fue uno de los motivos que aumentó la protesta en enero del 2012 cuando la Presidente amagó con instalar el "debate por la minería". Sin embargo, el año terminaba en la capital de Chubut, con patotas llevadas por el sindicato de la UOCRA que golpearon a vecinos que protestaban contra las políticas mineras. El líder del sindicato, Gerardo Martínez, está denunciado como cómplice de la última Dictadura Militar.
También en 2012, hubo un intento de aplicar la Ley Anti-Terrorista a asambleístas de Catamarca. En ese marco, el fiscal Gustavo Gómez analziaba: "No castiga un delito de acción, sino que penaliza la simple pertenencia a un grupo, el que, a criterio del fiscal en turno "busque imponer sus ideas por la fuerza o por el temor". Necesario es decir que para encontrar los antecedentes de este artículo hay que remontarse hasta la última dictadura militar". Si la Dictadura habló de "terroristas" en un contexto donde sí existía lucha armada, no se entiende como hoy gobernadores hablan de "eco-terroristas" e incluso el ex-secretario de Ambiente de la Nación, Homero Bibiloni, hablaba de "soldaditos verdes".
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El caso Ledesma. Ligado también al agronegocio, hubo un hecho durante la Dictadura que unió tanto el crimen social como la contaminación. En la localidad jujeña de Ledesma sucedió la "Noche del Apagón", como se recuerda la cruel represión vinculada con la empresa azucarera, en la que terminó desaparecido el intendente y médico del pueblo, Luis Arédez. La tragedia continuó en democracia, porque en 2005, su esposa, Olga Márquez murió de "bagazozis", producto de la contaminación, luego de luchar por la memoria de su marido y contra el ingenio por emisión de desechos de caña de azúcar, que terminó con una orden judicial para el saneamiento de la industria.
Por ello, en el año 2009 la Unión de Asambleas Ciudadanas expresó durante su reunión en Jujuy: "Derechos Humanos y derechos a un ambiente sano van de la mano. Ledesma viola ambos derechos hace un centenario". Y el comunicado agregaba: "Minería a cielo abierto, monocultivos (de soja, caña, maíz, etc), agrocombustibles, contaminación urbana y criminalización de la protesta fueron los temas centrales en la discusión, como manifestaciones concretas de un mismo modelo hegemónico". En estos días, Carlos Pedro Blaquier, propietario de Ledesma, está en juicio por sus vinculaciones con la última Dictadura Militar. Es un representante claro de la complicidad empresarial.
Tecnocracia nuclear. Otra actividad que alentó la Dictadura fue la construcción de centrales nucleares, siempre ligadas a la concentración de poder y también ambiciones militares más o menos claras. Es sabido que la central nuclear Atucha II fue iniciada en la Dictadura.En 2011, el año del desastre en Fukushima-I, la Unión de Asambleas Ciudadanas realizó una marcha de protesta hacia Atucha. Allí el referente Javier Rodríguez Pardo recordó: "El plan nuclear, concebido en tiempos de la dictadura militar argentina, previó seis centrales nucleoeléctricas y en el distrito de Zárate nadie duda de que ese departamento fue elegido como receptor de cuatro de ellas".
Un informe de Greenpeace en el 2008 ya decía también: "Los gastos de Atucha II formaron parte de una serie de desmesuras cometidas dentro del denominado Plan Nuclear Argentino durante la dictadura militar y que produjeron que a fines de 1983 la deuda externa contraída por la CNEA representase el 13% de endeudamiento del país. Concluir el proyecto significa aumentar ese desatino y asumir un temerario riesgo tecnológico al no contar siquiera con los proveedores originales". Hoy el gobierno nacional, sin embargo, alienta terminar con esta obra de la Dictadura. En su seno esconde un riesgo del cual ni siquiera se conocen planes de continencia para Atucha I.
Urbanización. En el área del Gran Buenos Aires la Dictadura también dejó su marca, una de las más visibles en el particular "ordenamiento" del espacio verde, que en otros términos continúa el macrismo enrejando plazas. También en esa época se crearon autopistas para fomentar a las automotrices, algunas ligadas también a las desapariciones. Pero sin dudas la creación más importante fue el Ceamse, cuyos rellenos sanitarios fueron hechos de mala forma y hoy alientan el negocio de la basura. La urbanización también creció a áreas inundables. Más aún, el actual proyecto urbanístico del grupo Techint Nueva Costa del Plata que quiere imponerse en un humedal está en tierars adquiridas en la Dictadura.
Represión Minera. Como se sabe también, la megaminería se retrotrae a la década menemista de la cual hoy sus principales operadores siguen en cargos de poder. Pero para imponer el modelo se utiliza en ocasiones a ex-represores. Por caso, en 2010 la Asambla SocioAmbiental de Catamarca, denunció que Sergio Gustavo Tomsic, representante y gerente de Asuntos Corporativos de minera Alumbrera Limitada, figura como agente informante afectado a tareas de inteligencia entre los años 1976 y 1980. Según el comunicado, la empresa contaminante estaría acogiendo "en su seno representativo y operativo, a gente vinculada directamente al terrorismo de Estado durante la Dictadura Militar".
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Garganta Poderosa retrata a Nora Cortiñas: "Barrick Go Home". |
A fines del 2011, hubo otro hecho lamentable sucedió en Famatina, puesto que los asambleístas descubrieron que la empresa Osisko confeccionaba "listas negras" de los vecinos, señalando a aquellos que serían "cabecillas" o incluso personas "muy peligrosas". Esto fue uno de los motivos que aumentó la protesta en enero del 2012 cuando la Presidente amagó con instalar el "debate por la minería". Sin embargo, el año terminaba en la capital de Chubut, con patotas llevadas por el sindicato de la UOCRA que golpearon a vecinos que protestaban contra las políticas mineras. El líder del sindicato, Gerardo Martínez, está denunciado como cómplice de la última Dictadura Militar.
También en 2012, hubo un intento de aplicar la Ley Anti-Terrorista a asambleístas de Catamarca. En ese marco, el fiscal Gustavo Gómez analziaba: "No castiga un delito de acción, sino que penaliza la simple pertenencia a un grupo, el que, a criterio del fiscal en turno "busque imponer sus ideas por la fuerza o por el temor". Necesario es decir que para encontrar los antecedentes de este artículo hay que remontarse hasta la última dictadura militar". Si la Dictadura habló de "terroristas" en un contexto donde sí existía lucha armada, no se entiende como hoy gobernadores hablan de "eco-terroristas" e incluso el ex-secretario de Ambiente de la Nación, Homero Bibiloni, hablaba de "soldaditos verdes".
De Videla a Roca. No es parte de la última Dictadura. Sin embargo, así como pensamos la Memoria en el pasado reciente a través del General Videla, también el peor genocidio que cometió el Estado Argentino está representado por otro General, Julio Argentino Roca. Así lo expresó Darío Aranda, autor de Argentina Originaria: "Los pueblos indígenas padecieron campos de concentración antes que el pueblo judío. Conocieron torturas y secuestros de bebés antes de la dictadura argentina de 1976". La llamada "Conquista del Desierto" sirvió al modelo agro-exportador.
Del mismo modo, la entonces diputada Silvia Vázquez expresaba en noviembre de 2011: "Hemos podido juzgar los crímenes de la dictadura; debatir y cambiar leyes fundamentales para constituir un sistema de medios de comunicación que realmente pusieran punto final a leyes de la dictadura. Debatimos sobre los derechos de la mujer, de las personas por nacer en el caso del aborto. Pero parece que de lo que todavía no se puede hablar en el recinto del Congreso de la Nación es el respeto de los derechos humanos de los pueblos originarios de nuestra patria".
ComAmbiental: Memoria: Derecho a un Ambiente Saludable (24/3/2010)
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