Nada de esto fue un error

Para quienes siguen con atención el debate sobre la política energética, no fue una noticia sino una confirmación. Ya en la propia sanción de la Ley de estatización parcial de YPF se promovían tres elementos fundamentales. Primero, la asociación con corporaciones trasnacionales. Segundo, la explotación de hidrocarburos no convencionales. Tercero, la obtención de "saldos exportables" para conseguir divisas. Los puntos del triángulo tuvieron su reglamentación de hecho este lunes con el Decreto 929 “Régimen de promoción de inversión para la explotación de hidrocarburos”. La oficialización del acuerdo de Chevron realizada ayer en Casa Rosada no fue más que la frutilla del postre para el inicio del extractivismo energético. 

ANÁLISIS
Por Eduardo Soler

La primera noticia sobre el debate de la "nacionalización" de YPF en este portal fue publicada en abril del año pasado. Allí ya adelantábamos por qué más que hablar de "soberanía energética" podíamos hablar de una continuidad del neoliberalismo, por la primacía dada a los parámetros del mercado. Es decir, la causa de la estatización parcial y la expulsión de Repsol se explica, por un lado, porque la empresa española no invertía en exploraciones nuevas. Por otra parte, por el reciente descubrimiento de las riquezas "no convencionales" de Vaca Muerta, en Neuquén, y que era necesario llevar a producción. Desde este punto de vista, el paso de explotación de petróleo común a petróleo "no convencional" puede explicarse como el mismo paso de la minería a la mega-minería.

Desde este punto de vista, la estrategia ya estaba bien definida el mismo día que se sancionó la Ley. El artículo 3°, inciso h, por el cual se estatizó el 51 por ciento de las acciones lo dejaba en claro. Allí se alentaba "la integración del capital público y privado, nacional e internacional, en alianzas estratégicas dirigidas a la exploración y explotación de hidrocarburos convencionales y no convencionales". El discurso nacional y popular en torno a la recuperación del petróleo se mezclaba de nuevo con corporaciones extranjeras y con proyectos que apuntan a la mercantilización del recurso y el avance sobre territorios. El tercer elemento, ya mencionado, es que será objetivo de YPF "la obtención de saldos exportables para el mejoramiento de la balanza de pagos".

Un mes después, la búsqueda de socios comerciales para el extractivismo energético tuvo un buen día durante la participación dela Presidente Cristina Fernández en la reunión del "Consejo de las Américas". El mismo día que anunció con satisfacción las nuevas inversiones de Monsanto, la mandataria saludó la compra de acciones de YPF por parte del magnate Carlos Slim y promovió una reunión de negocios con la petrolera Chevrón. Al mismo tiempo, explicitó por qué se estatizó solamente el 51 por ciento de las acciones de YPF, correspondientes a Repsol. La mandataria explicó que se hacía para que la empresa ("nacional y popular") pudiera cotizar en la bolsa de Nueva York. 

En agosto de 2012, en la reunión anual del Consejo de las Américas en Buenos Aires, el presidente de YPF, Miguel Galuccio, volvió a confirmar que el objetivo de su gestión es "convertir a Argentina en un exportador de petróleo".  El paradigma de los commodities de la escuela neoliberal, se confirma con la alianza con multinacionales como Chevron, el socio elegido como "partner estratégico". En diciembre del mismo año, la necrofilia llegó a a tapa de Página/12, cuando Galuccio calificó la relación con Chevron como una “joint–venture”. Hace unas semanas, entre la Presidente y el gobernador de Neuquén quisieron ponerle a Vaca Muerta un nombre más lindo. Sapag propuso "Manantiales de la Patagonia". Cristina, "Vaca Viva".

Ayer se afinaron los números: una inversión de 1240 millones de dólares hasta el 2017, perforación de 1500 pozos en 395 km cuadrados. Justamente a partir del quinto año, la corporación podrá comercializar el 20 por ciento de la producción en el mercado exterior, con la ventaja de la "libre disponibilidad del total de las divisas".

Pirulo.Para los militantes genuinos del campo nacional y popular, la canción que se solía escuchar en el bunker del PRO puede resonar ahora en las unidades básicas:
Tengo una mala noticia.
No fue por casualidad.
Yo quería que esto pasara.
Y tú (y vos), lo dejaste pasar.

Hay resistencia. Tampoco es una noticia, en este contexto, la movilización de los pueblos mapuches organizada por la Confederación Mapuce de Neuquén, la misma que tuvo que desmentir al programa 678. Observando los desastres provocados por Chevron en territorio indígena del Amazonas ecuatoriano producido en una explotación convencional, y los antecedentes de la fractura hidráulica (fracking) en Estados Unidos, la combinación resultantes puede ser fatal. Hoy se levantó la protesta en forma temporal, con la esperanza de iniciar un diálogo genuino que respete el territorio libre de contaminación.

Ver también:
Ecuador versus Argentina: ¿Gana Chevron? (11-5-2013)
Sin embargo (4-6-2013)
Chevron Chevron, qué grande sos (15-5-2013)

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