Los recientes terremotos en la isla de Kyushu, donde está ubicada la única central nuclear en actividad de Japón, reforzaron la preocupación por la inseguridad nuclear. A cinco años de la crisis nuclear de Fukushima Dai Ichi, aún el problema de la fuga radiactiva sigue sin resolverse. Organizaciones ecologistas piden por el cierre definitivo de las centrales nucleares.
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La imagen acompaña el petitorio para cerrar la planta nuclear Sendai. |
Durante la semana que pasó, la isla de Kyushu, ubicada al sudoeste del archipiélago japonés, sufrió dos grandes terremotos que dejaron 42 personas muertas. La Agencia Metereológica de Japón, encargada de estudiar la actividad sísmica, expresó que es la primera vez que se registran dos sismos de máxima intensidad en la misma zona, dentro de la prefectura (provincia) de Kumamoto. Es decir, que no se trató de una réplica sino un terremoto de igual magnitud.
Esta actividad inusual volvió a despertar el rechazo de las organizaciones de la sociedad civil. Amigos de la Tierra Japón y Greenpeace Japón, entre otras, se sumaron al pedido de detener la actividad de la central nuclear "Sendai", ubicada en la prefectura de Kagoshima, en el sur de la isla de Kyushu. El pedido, iniciado por Hiroshi Takagi, quien es oriundo de Kumamoto, aunque no se encuentra viviendo allí, pide que la zona afecta no se vuelva "un lugar al que no se puede volver".
Esta actividad inusual volvió a despertar el rechazo de las organizaciones de la sociedad civil. Amigos de la Tierra Japón y Greenpeace Japón, entre otras, se sumaron al pedido de detener la actividad de la central nuclear "Sendai", ubicada en la prefectura de Kagoshima, en el sur de la isla de Kyushu. El pedido, iniciado por Hiroshi Takagi, quien es oriundo de Kumamoto, aunque no se encuentra viviendo allí, pide que la zona afecta no se vuelva "un lugar al que no se puede volver".
La alusión principal se refiere a la crisis nuclear iniciada en la central nuclear de Fukushima Dai Ichi, en marzo de 2011. Si bien las autoridades expresan que la situación está controlada, aún no se logró detener la fuga de material radioactivo. Del mismo modo, la zona que rodea a la planta nuclear se encuentra deshabitada. De las 150 mil personas que debieron ser evacuadas,entre 70 mil y 100 mil personas no pueden regresar a su lugar de origen, y viven en distintos hogares precarios.
En los primeros años luego del desastre nuclear, el gobierno japonés se vio forzado a consentir una política de progresivo "apagado nuclear". Sólo se reactivó la central nuclear de Oi, en la prefectura de Fukui, entre julio de 2012 y septiembre de 2013. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, y con la vuelta al poder del conservador Partido Liberal Demócrata, se retomaron los impulsos de la política nuclear, que logró aprobar su propuesta en abril de 2014.
La central de Sendai, en la isla de Kyushu, fue la primera que se reactivó bajo el nuevo plan, en agosto de 2015, con proclamadas nuevas medidas de seguridad. Luego de eso, en enero de este año, se puso en funcionamiento la planta de Takahama, también en la prefectura de Fukui. Sin embargo, tres días después uno de los reactores tuvo una falla, por lo cual una decisión judicial obligó a detener toda la actividad el 9 de marzo. Dos días antes del 5° aniversario del desastre en Fukushima Dai Ichi.
En el marco de la protesta ciudadana, la solicitud por cerrar la planta de Sendai, la única operativa en la actualidad, superó en pocos días la adhesión de 100 mil personas y fue entregada a las autoridades. Los especialistas en actividad sísmica pusieron el alerta de que podría verse afectada directamente la zona donde se ubica la central. Japón es el tercer país en potencia nuclear en el mundo, con 53 reactores operativos, pero que fueron apagados luego de la crisis nuclear iniciada en 2011, y que aún continúa.
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