La controversia por las pasteras llegó hoy a la Feria del Libro durante la conferencia "Las papeleras en la mira" organizada por la Fundación El Libro. ¿Las pasteras contaminan? ¿Cuál es la eficacia de un estudio de impacto ambiental? ¿Cuál es el rol de la ciencia y de los ciudadanos? Estas preguntas y algunas otras en el debate de cuatro panelistas bajo la coordinación del periodista Nelson Castro.
El primero en hablar fue Mario Féliz, mejor conocido en Uruguay como el científico argentino a favor de las pasteras, quien defendió su posición recalcando que la industria papelera es hoy una "actividad sustentable, la más amigable con el medio ambiente" ya que el método de dióxido de
cloro no solamente no contamina sino que tampoco tiene olor a huevo podrido.
Así, la palabra de este profesor de química inorgánica de la Universidad Nacional de La Plata se contradijo con lo que había expresado Jorge Etcharrán, químico de la Universidad Tecnológica Nacional, en el primer foro realizado por el Instituto de Geografía de la UBA: las pasteras tienen un alto impacto, mucho más cuando hay altos volúmenes, y sus gases azufrados generan el olor que nadie quiere sufrir en sus propias narices.
En una frase no muy feliz y que sería reprochada por el público, Féliz dijo que nos habíamos metido en un "merequetengue" en el que hay "gente equivocada que no se puede cambiar". Agregó que hubo un acuerdo legal entre Argentina y Uruguay y leyó las líneas del documento del Banco Mundial que menciona que no hay motivos para prever una catástrofe ambiental.
María Eugenia Di Paola, directora del área de investigación y capacitación de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), le contestó al decir que no hubo tal acuerdo bilateral (para solucionar el diferendo) porque Uruguay tomó la decisión sin consultar a Argentina. Agregó que es urgente hacer un estudio de impacto ambiental, social y económico en el que es imprescindible la instancia de participación ciudadana. (Ver al final del artículo aclaraciones de Di Paola al respecto).
Por otra parte, mencionó que aunque no exista una catástrofe eso no significa que no haya daños y recomendó leer y considerar todo el estudio. Al ser consultada por ComAmbiental sobre si es posible una "solución técnica" o se trata de una decisión ciudadana explicó que no hay que ponerlos como contrarios sino que una cosa complementa a la otra: debe haber "insumos técnicos para el proceso de toma de decisiones".
En el mismo sentido opinió Claudio Daniele, ecólogo de la UBA, quien argumentó que realizar un estudio de impacto ambiental es una tarea compleja y conflictiva incluso entre los distintos científicos que participan ya que deben considerarse relaciones entre la naturaleza, la sociedad, la economía y la política.
Un estudio de estas características es "hacer futurología, un modelo conceptual", luego habrá una instancia de audiencia pública y es la autoridad política quien decide. En su opinión, la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) sería la más idónea pero en la actualidad no está trabajando porque se disolvió con la efervecencia del debate entre ambos países.
El estudio de impacto ambiental, entonces, trata de predecir comportamientos de gases y efluentes en el funcionamiento de la atmósfera y los ríos. Por eso según Daniele él no podría resolver el asunto como tampoco afirmar, por ejemplo, si los olores van a llegar o no a Gualeguaychú. Su actitud precavida contrastó con la seguridad de Féliz quien nunca dudó de que las plantas no vayan a contaminar.
Representando a la ciudadanía participó Marta Rodríguez Santamaría quien trató de establecer la diferencia de percepción del conflicto en Buenos Aires y Gualeguaychú. En ese pueblo, dijo, hay "amor a la naturaleza, al río". Ante la palabra de la ciencia, expuso la de la poesía que nos enseña a ver la belleza natural que la sociedad industrial esconde.
A su vez, consideró que es posible un plan de producción limpia que incluya explotación forestal sustentable, proceso productivo no tóxico, desechos limpios y plan de reciclaje. Reclamó también que se aplique para las plantas "el mismo sistema acá y en Europa", lo que según ella no está previsto.
Todos los participantes coincidieron a grandes líneas en que para "sacar lo bueno de lo malo" el episodio de las papeleras debería servir para activar la conciencia ambiental y solucionar los grandes problemas que ya tenemos en el país. (Ver el editorial de mañana al respecto).
Al ser consultado, Nelson Castro volvió a afirmar que el periodismo pide una "solución técnica" aún sabiendo que la ciencia implica conflicto porque su análisis es imprescindible. Estaremos de acuerdo entonces si se aclara que debemos buscar una "solución técnica y ciudadana" donde el periodismo debería tener una participación informando a la opinión pública que todavía no terminó de asumir.
Tal vez la situación cambie ahora, si se cumplen las palabras de que "el medio ambiente es una política de estado", para que no escuchemos hablar del tema solo cuando hay catástrofes o conflictos sino que los medios hagan la cobertura con la responsabilidad que el asunto merece.
La discusión por las "papeleras" pasó por la Feria del Libro, un escenario que nos mostró como ninguno el papel indispensable del papel para transmitir cultura. Sin embargo, deberíamos recordar también el mal uso y abuso que hacemos de él en los envoltorios industriales y en las manos de cada uno de nosotros. Allí radica el problema pero también parte de la solución.
Artículo externo relacionado. Universia, Clarín Conexiones: "Un grupo de científicos presentó un informe sobre la contaminación y el control ambiental de las papeleras".
SECCIONES: Agua / Pasteras
Comunicación / Periodismo Ambiental
Actualización del 7-5-06: A pedido de María Eugenia Di Paola, transcribimos algunas observaciones al artículo que reflejar mejor su presentación: "Uruguay tomó la decisión de otorgar el permiso a las plantas de celulosa sin consultar a Argentina. De conformidad al Estatuto del Río Uruguay y la normativa vigente internacional y nacional de ambos países debería haberse realizado un Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental y social binacional en el que es imprescindible la instancia de participación ciudadana".
El primero en hablar fue Mario Féliz, mejor conocido en Uruguay como el científico argentino a favor de las pasteras, quien defendió su posición recalcando que la industria papelera es hoy una "actividad sustentable, la más amigable con el medio ambiente" ya que el método de dióxido de
cloro no solamente no contamina sino que tampoco tiene olor a huevo podrido.
Así, la palabra de este profesor de química inorgánica de la Universidad Nacional de La Plata se contradijo con lo que había expresado Jorge Etcharrán, químico de la Universidad Tecnológica Nacional, en el primer foro realizado por el Instituto de Geografía de la UBA: las pasteras tienen un alto impacto, mucho más cuando hay altos volúmenes, y sus gases azufrados generan el olor que nadie quiere sufrir en sus propias narices.
En una frase no muy feliz y que sería reprochada por el público, Féliz dijo que nos habíamos metido en un "merequetengue" en el que hay "gente equivocada que no se puede cambiar". Agregó que hubo un acuerdo legal entre Argentina y Uruguay y leyó las líneas del documento del Banco Mundial que menciona que no hay motivos para prever una catástrofe ambiental.
María Eugenia Di Paola, directora del área de investigación y capacitación de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), le contestó al decir que no hubo tal acuerdo bilateral (para solucionar el diferendo) porque Uruguay tomó la decisión sin consultar a Argentina. Agregó que es urgente hacer un estudio de impacto ambiental, social y económico en el que es imprescindible la instancia de participación ciudadana. (Ver al final del artículo aclaraciones de Di Paola al respecto).
Por otra parte, mencionó que aunque no exista una catástrofe eso no significa que no haya daños y recomendó leer y considerar todo el estudio. Al ser consultada por ComAmbiental sobre si es posible una "solución técnica" o se trata de una decisión ciudadana explicó que no hay que ponerlos como contrarios sino que una cosa complementa a la otra: debe haber "insumos técnicos para el proceso de toma de decisiones".
En el mismo sentido opinió Claudio Daniele, ecólogo de la UBA, quien argumentó que realizar un estudio de impacto ambiental es una tarea compleja y conflictiva incluso entre los distintos científicos que participan ya que deben considerarse relaciones entre la naturaleza, la sociedad, la economía y la política.
Un estudio de estas características es "hacer futurología, un modelo conceptual", luego habrá una instancia de audiencia pública y es la autoridad política quien decide. En su opinión, la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) sería la más idónea pero en la actualidad no está trabajando porque se disolvió con la efervecencia del debate entre ambos países.
El estudio de impacto ambiental, entonces, trata de predecir comportamientos de gases y efluentes en el funcionamiento de la atmósfera y los ríos. Por eso según Daniele él no podría resolver el asunto como tampoco afirmar, por ejemplo, si los olores van a llegar o no a Gualeguaychú. Su actitud precavida contrastó con la seguridad de Féliz quien nunca dudó de que las plantas no vayan a contaminar.
Representando a la ciudadanía participó Marta Rodríguez Santamaría quien trató de establecer la diferencia de percepción del conflicto en Buenos Aires y Gualeguaychú. En ese pueblo, dijo, hay "amor a la naturaleza, al río". Ante la palabra de la ciencia, expuso la de la poesía que nos enseña a ver la belleza natural que la sociedad industrial esconde.
A su vez, consideró que es posible un plan de producción limpia que incluya explotación forestal sustentable, proceso productivo no tóxico, desechos limpios y plan de reciclaje. Reclamó también que se aplique para las plantas "el mismo sistema acá y en Europa", lo que según ella no está previsto.
Todos los participantes coincidieron a grandes líneas en que para "sacar lo bueno de lo malo" el episodio de las papeleras debería servir para activar la conciencia ambiental y solucionar los grandes problemas que ya tenemos en el país. (Ver el editorial de mañana al respecto).
Al ser consultado, Nelson Castro volvió a afirmar que el periodismo pide una "solución técnica" aún sabiendo que la ciencia implica conflicto porque su análisis es imprescindible. Estaremos de acuerdo entonces si se aclara que debemos buscar una "solución técnica y ciudadana" donde el periodismo debería tener una participación informando a la opinión pública que todavía no terminó de asumir.
Tal vez la situación cambie ahora, si se cumplen las palabras de que "el medio ambiente es una política de estado", para que no escuchemos hablar del tema solo cuando hay catástrofes o conflictos sino que los medios hagan la cobertura con la responsabilidad que el asunto merece.
La discusión por las "papeleras" pasó por la Feria del Libro, un escenario que nos mostró como ninguno el papel indispensable del papel para transmitir cultura. Sin embargo, deberíamos recordar también el mal uso y abuso que hacemos de él en los envoltorios industriales y en las manos de cada uno de nosotros. Allí radica el problema pero también parte de la solución.
Artículo externo relacionado. Universia, Clarín Conexiones: "Un grupo de científicos presentó un informe sobre la contaminación y el control ambiental de las papeleras".
SECCIONES: Agua / Pasteras
Comunicación / Periodismo Ambiental
Actualización del 7-5-06: A pedido de María Eugenia Di Paola, transcribimos algunas observaciones al artículo que reflejar mejor su presentación: "Uruguay tomó la decisión de otorgar el permiso a las plantas de celulosa sin consultar a Argentina. De conformidad al Estatuto del Río Uruguay y la normativa vigente internacional y nacional de ambos países debería haberse realizado un Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental y social binacional en el que es imprescindible la instancia de participación ciudadana".
Comentarios
Gracias por los textos enviados. El gobierno peronista que viene
arruinando a la Argentina desde hace 60 años... ha arruinado las
relaciones con Uruguay y otros países. Es repugnante lo que han hecho, y se confirma lo que siempre dije: que Busti no se atrevería a armar semejante teatro sin el permiso del presidente; y que la supuesta "asamblea" de Gualeguaychú tampoco. TODOS HAN SIDO MANDADOS, pagados, engañados. Se le vio la "pata a la sota".
Gualeguaychú debería llamarse "Villa Olor a Mierda". Basta con pasear por la Costanera para percibir hedores nauseabundos, provenientes de sus cloacas, que dan directamente al río Uruguay y a las playas que tanto dicen defender. ¿Nunca se ocuparon sus patoteros "ecologistas" de ese tremendo problema de contaminación cloacal?
En realidad, lo que existe detrás de todo este tema es un gran negociado. Coimas que no les pagaron a los políticos argentinos; fábricas que prefirieron instalarse en Uruguay porque ES UN PAIS MAS SERIO Y CONFIABLE. Pero hay algo más que pocos saben. En una posterior etapa, las pasteras fabricarán en Uruguay papel para libros, diarios, etc. Y muchos dirigentes peronistas tienen en Argentina fábricas de papel (unas diez), y de cartón, celulosa, etc. (varias más), todas ellas supercontaminantes de ambos ríos, con tecnología de hace 50 años.- SE DICE QUE, AL COMENZAR LA FABRICACION DE PAPEL EN URUGUAY, SE LES VA A ACABAR A LOS PERONISTAS EL MONOPOLIO QUE AHORA TIENEN SOBRE EL PAPEL DE
LIBROS, revistas, imprenta.- Y que el precio bajaría a la mitad,
terminando con el negocio que tiene esta maffia que azuza bajas pasiones contra un país amado por todos los argentinos de bien.- Fue indignante ver en el CORSO de Gualeguaychú a gobernadores que, como el de San Juan, están contaminando y cancerificando a sus poblaciones pobres, con el CIANURO que usan las empresas extranjeras para la minería del oro. En Jáchal, en un solo año hubo 150 casos nuevos de cáncer, en población tan pequeña. Y esos descarados se atrevieron a presentarse ayer en el CORSODROMO de Gualeguaychú. Eligieron bien el lugar: es el que mejor les cuadra a semejante murga política.-
No vayan a pensar, queridos hermanos uruguayos, que todos los argentinos piensan como el gobierno y los patoteros de Gualeguaychú, que no se
sabe cuándo trabajan ni de qué viven. Nadie apoya la postura del
gobierno ni de los entrerrianos, gobernados por una maffia REPUGNANTE. Por eso se quejan de los porteños, y gastan millones en publicidad. Casi NADIE está contra Uruguay. No dejemos de querernos ni de ser hermanos. Los tiranzuelos van a quedar avergonzados frente a Uruguay y su digno presidente.