Con preocupación, ONGs y asociaciones vecinales y ambientalistas postulan cuáles son los riesgos de la Incineración como método para el tratamiento de residuos sólidos urbanos. También proponen alternativas.
Ver además, nota principal: Basura, veo en tu mente y veo...
Graciela Gerola -presidenta de la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente y gerente de Control Ambiental de CEAMSE– adujo que la incineración implica “altos costos de inversión, operación y mantenimiento”.
En tanto, Greenpeace acusó públicamente que “la incineración es costosa, peligrosa, y representa una falsa opción desde lo social, lo ambiental y lo económico”. Entre sus argumentos mencionó:
- “La ciudad de Buenos Aires, al igual que más de un centenar de ciudades de todo el mundo, ha adoptado el paradigma Basura Cero”. Y por ley, “prohíbe la incineración con o sin recuperación de energía en cualquiera de sus variantes tecnológicas.
- “Los incineradores gastan más energía de la que producen” porque propone la quema en lugar del reciclado, sin poder recuperar materiales reutilizables y reinsertables en el mercado.
- “Los incineradores aportan gases de efecto invernadero a la atmósfera (responsables del calentamiento global) y son fuente inexorable de dioxinas y furanos, sustancias tóxicas con propiedades cancerígenas y teratogénicas que persisten en el medio ambiente y que se biomagnifican y bioacumulan en los tejidos grasos de los seres vivos”.
La organización GAIA denunció “Argentina NO tiene la capacidad técnica para medir dioxinas a escala real”, por lo cual ningún control de las incineradoras sería eficiente.
Por su parte, Andreína de Luca de Caraballo, presidenta de la Fundación Ciudad, expresó en La Nación que “la incineración puede ser un tratamiento peligroso y contaminante”, contrario a lo que ordena la Constitución porteña en su artículo 27, inciso 12. Por ello, de seguir adelante el proyecto, auguró la intervención de la Justicia para proteger “el derecho de los ciudadanos a un ambiente sano”.
Alternativas
Desde el Área de Investigación de la Dirección de Políticas de Reciclado Urbano, dependiente del actual Ministerio de Ambiente de la Ciudad insisten en que antes de la incineración debería inculcarse una fuerte cultura de la separación, recuperación, reciclado y reutilización de los residuos.
En coincidencia, las organizaciones opositoras a la incineración defienden los principios de Basura Cero considerado como “un paso muy importante en materia de manejo de residuos sólidos urbanos y sustentabilidad”. Y aseguran que “el avance está en aplicar lo que dice la ley, no en buscar salidas "mágicas" que se sabe que traen nuevos problemas”.
Por tratarse de un servicio público cuyas consecuencias sanitarias y ambientales tienen alta relevancia para toda la población metropolitana, sería positivo abrir la discusión a todos los habitantes para que con información y opinión crítica puedan participar en la toma de las decisiones de manera democrática y justa.
Ver además, nota principal: Basura, veo en tu mente y veo...
Graciela Gerola -presidenta de la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente y gerente de Control Ambiental de CEAMSE– adujo que la incineración implica “altos costos de inversión, operación y mantenimiento”.
En tanto, Greenpeace acusó públicamente que “la incineración es costosa, peligrosa, y representa una falsa opción desde lo social, lo ambiental y lo económico”. Entre sus argumentos mencionó:
- “La ciudad de Buenos Aires, al igual que más de un centenar de ciudades de todo el mundo, ha adoptado el paradigma Basura Cero”. Y por ley, “prohíbe la incineración con o sin recuperación de energía en cualquiera de sus variantes tecnológicas.
- “Los incineradores gastan más energía de la que producen” porque propone la quema en lugar del reciclado, sin poder recuperar materiales reutilizables y reinsertables en el mercado.
- “Los incineradores aportan gases de efecto invernadero a la atmósfera (responsables del calentamiento global) y son fuente inexorable de dioxinas y furanos, sustancias tóxicas con propiedades cancerígenas y teratogénicas que persisten en el medio ambiente y que se biomagnifican y bioacumulan en los tejidos grasos de los seres vivos”.
La organización GAIA denunció “Argentina NO tiene la capacidad técnica para medir dioxinas a escala real”, por lo cual ningún control de las incineradoras sería eficiente.
Por su parte, Andreína de Luca de Caraballo, presidenta de la Fundación Ciudad, expresó en La Nación que “la incineración puede ser un tratamiento peligroso y contaminante”, contrario a lo que ordena la Constitución porteña en su artículo 27, inciso 12. Por ello, de seguir adelante el proyecto, auguró la intervención de la Justicia para proteger “el derecho de los ciudadanos a un ambiente sano”.
Alternativas
Desde el Área de Investigación de la Dirección de Políticas de Reciclado Urbano, dependiente del actual Ministerio de Ambiente de la Ciudad insisten en que antes de la incineración debería inculcarse una fuerte cultura de la separación, recuperación, reciclado y reutilización de los residuos.
En coincidencia, las organizaciones opositoras a la incineración defienden los principios de Basura Cero considerado como “un paso muy importante en materia de manejo de residuos sólidos urbanos y sustentabilidad”. Y aseguran que “el avance está en aplicar lo que dice la ley, no en buscar salidas "mágicas" que se sabe que traen nuevos problemas”.
Por tratarse de un servicio público cuyas consecuencias sanitarias y ambientales tienen alta relevancia para toda la población metropolitana, sería positivo abrir la discusión a todos los habitantes para que con información y opinión crítica puedan participar en la toma de las decisiones de manera democrática y justa.
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