El ambiente, un tema excluido del discurso presidencial

La apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Argentino fue el escenario ideal para que la presidenta Cristina Fernández estableciera la políticas centrales de su gobierno para este año. Si así fue, dejó en claro los objetivos de crecimiento económico y reducción de la pobreza pero le faltó uno fundamental: no hubo palabras para el cuidado del medio ambiente, el otro pilar imprescindible para alcanzar un genuino desarrollo sustentable.



No se habló, por ejemplo, de la Ley de Glaciares para limitar la mega-minería y cuidar nuestras fuentes de agua limpia, por la que reclamaban afuera un grupo de manifestantes de Diálogo por el Ambiente y Proyecto Cambio Climático. Más bien, la temática ambiental estuvo presente en la ausencia: en lo no dicho de la infraestructura energética que implica un gran pasivo en contaminación e impacto ecológico.

Así, el saqueo de los bienes y servicios naturales sigue siendo una externalidad de la política económica, tanto en el país real como en el virtual... En este artículo, un análisis de los principales puntos del mensaje desde la perspectiva socioambiental, una comparación con el discurso kirchnerista del 2007 y un foco en la situación de la Ley de Glaciares del diputado Miguel Bonasso.

El discurso y la ideología. "No todo crecimiento económico es virtuoso, debe generar empleo y combatir la pobreza", expresó la presidenta con razón, pero se olvidó de agregar que tampoco es bueno ese crecimiento si se hace a costa del patrimonio natural de la Nación. Y en ese sentido, como sabemos, la cifra del PBI -que creció un 63 por ciento del 2003 al 2008- no da la dimensión de un verdadero desarrollo sustentable, sino solo del flujo monetario.

Del mismo modo, Fernández mencionó que un grave error es que "no discutimos las cosas importantes: el modelo de país. Es cierto, la continuidad del modelo económico agro-minero exportador es evidente y la alta demanda de energía se hace también mayoritariamente de manera tradicional, como con grandes represas, combustibles fósiles y energía nuclear, condenando el papel de las energías limpias a un lugar marginal.

Asimismo, un punto central en el discurso de Fernández fue sostener que el mayor logro del proyecto kircherista fue que "los partidos políticos hicieron política y no fueron gerentes de las corporaciones". Un principio aplaudible, desde ya, porque el rol del Estado en la regulación de la economía es fundamental, pero no del todo sostenido en los hechos y en la práctica gubernamental.

Glaciares y minería. De hecho, esto fue lo que reclamaron los manifestantes en la cercanía del Congreso: el llamado "veto Barrick" a la Ley de Glaciares. Así se conoce a la decisión que tomó la presidenta Fernández en el 2008 sobre una norma que había sido sancionada con total consenso de ambas Cámaras, pero que fue objetada por las corporaciones mineras, en anuencia con los Gobiernos Provinciales socios del negocio.

En ese sentido, hoy se reafirmó que el diputado Miguel Bonasso insistirá con el proyecto original denominado "Protección de Recursos Naturales Estratégicos; Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglaciar". En la tarea lo acompañará el bloque de centro-izquierda liderado por Pino Solanas, presente también en la manifestación.

Así, el proyecto original -presentado por primera vez por Martha Maffei- deberá competir con el nuevo proyecto presentado por el senador del Frente para la Victoria Daniel Filmus, que el año pasado obtuvo la media sanción de esa Cámara. Mientras tanto, Bonasso, sólo logró el apoyo de la Comisión para la cual fue re-elegido con el cambio de autoridades, la de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados, pero es la que cuenta con el apoyo popular.

Panoramas. "La protección de un ambiente sano está en el centro de nuestra política de Estado", se permitía expresar en el 2007 el entonces presidente Néstor Kirchner: si se lo compara con el discurso de hoy, las diferencias son notables. En ese momento estábamos en pleno conflcto con las pasteras y el Uruguay, que hoy está lejos de resolverse pero que desapareció casi por completo de la agenda pública.

En esa oportunidad, hubo un apartado dedicado a la política ambiental, donde se prometió la Ley de Bosques, hoy sancionada pero aún en vías de implementación por las provincias, y se anunció la ejecución de un plan integral de saneamiento del Riachuelo, por el cual los vecinos de la Cuenca aún esperan. La continuidad es alarmante en el área del Ministerio de Planificación, aunque en el 2010 -protesta de Andalgalá mediante- no se haya hablado de las bondades del modelo minero.

Por último, la noticia política del día, la derogación del Fondo del Bicentenario, nos hace reflexionar en la cuestión de la deuda externa argentina, cuestionada por los mismos sectores de centro-izquierda. Es un importante debate pendiente discutir para qué quieren usarse los fondos liberados del presupuesto nacional, para que el crecimiento económico concentrado no siga generando una gran deuda ecológica para el pueblo argentino.


Fuente de la imagen: Tierra Limpia (ver usuario en Facebook)

Comentarios

Me tomó por sorpresa y a la vez no.

A decir verdad, en Argentina nunca hubo una política ambiental concreta. Ni siquiera el área de medio ambiente está jerarquizada dentro de los ministerios del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, medidas como la promulgación de la Ley de Bosques y el intento -fallido- de poner un freno al fenómeno de la soja mediante la famosa resolución 125, mostraban aunque sea el principio de un cambio de actitud, visión y concepción sobre el medio ambiente.

Pero hoy la realidad nos muestra que es necesario continuar trabajando desde las raíces más profundas del problema: la conciencia individual, social y política de la importancia de un verdadero desarrollo sustentable.

Saludos!