¿Solo una Hora para el Planeta?

Pasada la campaña de La Hora del Planeta, que se celebró en nuestro país con foco en el obelisco, es momento de hacer un balance de esta iniciativa. Para la Fundación Vida Silvestre Argentian (FVSA), punto local de la iniciativa global de la WWF, se trató de dar un mensaje de unión en todo el mundo para concientizar a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos sobre la gravedad de la problemática.

Por su parte, las críticas apuntaron a diferentes aspectos, como diluir la responsabilidad de los verdaderos reponsables y, principalmente, ser solo una campaña de comunicación que habría servido para "reverdecer" la imagen del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Un vocero de este gobierno, en diálogo con ComAmbiental, mencionó que la actividad debe ser entendida como un llamado de atención y que la Ciudad es la única en el país que tiene un plan de lucha contra el cambio climático.


Repartiendo responsabilidades. Es sabido que en la Convención de Cambio Climático de la ONU rige el principio de "responsabilidades comunes pero diferenciadas", que reconoce que los países industrializados son quienes más "contribuyeron" a generar el cambio climático. Por eso, como se discutió en Copenhague, son quienes tienen obligaciones cuantificadas para reducir emisiones y deben también facilitar fondos al resto de los países, tanto para mitigación como para adaptación.

"Este tipo de movidas apuntan a la generalización de la responsabilidad (...). Absuelve a los verdaderos responsables de la degradación ambiental y utilización irracional de la energía en el mundo... Si somos todos responsables, nadie es", opinó Enrique Viale, de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas. Así, apuntó contra los países del Norte que tratan de imponer esta perspectiva en las distintas declaraciones internacionales.

Si bien esta crítica es muy certera, ante este planteo podemos decir que la división entre países desarrollados y no desarrollados no deja de tener sus falencias, sobre todo cuando se ocultan las diferencias internas entre las distintas naciones. Como se menciona en el libro Memoria Verde, la Capital Federal actuó siempre como un dominador, al interior del país, sobre los pueblos del "interior" argentino; a su vez, Buenos Aires es una de las megalópolis más prominentes del mundo, con todo el impacto que esto significa.

¿Va a ser verde Buenos Aires? "Como toda gran Ciudad estamos contribuyendo considerablemente al problema del cambio climático", reconoció Andrés Grippo, jefe de prensa de la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA). Y ponderó los logros de la gestión: "La Ciudad de Buenos Aires es la primera que tiene un plan de acción en el país sobre Cambio Climático" que incluye tanto la mitigación como la adaptación.

Sin embargo, en palabras de Juan Casavelos, quien trabajó en Greenpeace y en FVSA, con La Hora del Planeta "se le está haciendo el juego al Gobierno de la Ciudad", porque "nadie asumió una meta o un compromiso cuantificado concreto, ni nadie se los exigió". Esta sería una diferencia sustancial de lo hecho por la FVSA con las campañas organizadas en otros países, donde "han tomado medidas concretas con resultados cuantificados de reducción del consumo de energía".

"Creemos que estas iniciativas hay que apoyarlas: el secreto del éxito del mensaje ambiental es que se difunda lo más posible y que se replique", explicó por su parte Grippo, al tiempo que sostuvo la importancia del Plan de Acción para el periodo 2010-2030. Sobre un área crítica como el transporte público, el funcionario admitió que la construcción del subte "está un poco frenada" pero destacó la creación del primer prototipo de colectivos híbridos del país que, con financiamiento, esperan que llege a 10 líneas este año.

Comunicación y consumismo. En el debate de las responsabilidades, además de la cuestión internacional, para Viale "no es lo mismo cualquiera de nosotros prendiendo una lamparita que una minera como La Alumbrera que usa más energía que toda la provincia de Catamarca". Otra vez, este argumento es muy importante, pero los especialistas señalan también que se trata de un problema más profundo, ya que el consumismo es un sistema social masivo, sobre todo en las grandes ciudades.

Por eso tampoco podemos estar del todo de acuerdo con la crítica de Casavelos, cuando declara que la iniciativa "quedó en un una mera campaña de comunicación". Por el contrario, creemos que justamente es necesaria más comunicación -efectiva- para la educación ambiental, en parte justamente para contrarrestar el poderoso aparato publicitario que tienen las grandes empresas; para generar un consumidor crítico, que pueda ver cómo "todo tiene que ver con todo".

¿Cuál es el mensaje que dio La Hora del Planeta? Si el resultado fue que solo esta acción basta, si el ciudadano se quedó con la conciencia tranquila -y el político y el empresario con su imagen limpia- solo por haber participado, creemos que se ha errado en el camino. Por el contrario, si se logró contribuir a un movimiento global de consumidores responsables, entonces sí el apagón sirvió para seguir sumando voluntades a la causa.

Por último, dos consideraciones finales. La primera es que el "público" con el que trabaja la FVSA parece ser el correcto, en tanto que se trataría de los niveles sociales donde existe una mayor capacidad de consumo. En segundo lugar, habría que preguntarse por la posibilidad de "radicalizar la protesta", y en este sentido darle más importancia a su articulación con una participación política activa que demande efectivamente a los "más responsables", tanto corporaciones como gobiernos.

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