Bajo un cálido sol de otoño, el Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires cobijó una feria centrada en la educación alimentaria. Sobre la base de que somos lo que comemos, los alimentos son importantes por su valor nutricional y también social.
Así, "producción orgánica", "comercio justo", "fortalecimiento de saberes y capacidades locales" fueron algunos de los conceptos más tratados. Todo esto, dentro de la visión más integral de la salud de la que ComAmbiental habló en la nota anterior, en donde la alimentación marca un vínculo fundamental entre humano y ambiente.
El encuentro fue convocado por Ambientate, "un espacio donde profesionales, organizaciones y otros actores de la sociedad puedan interactuar con el público, con el objetivo de formar conciencia ambiental", según se explica en su blog.
Entre diversos stands desfilaron turistas, familias en busca de aire libre, parejas jóvenes, amas de casa, abuelos, estudiantes. Aunque eran diferentes compartían un interés: conocer cómo mejorar su calidad de vida a través de una alimentación responsable.
Con este objetivo, hubo degustaciones, talleres, exposiciones y charlas que abarcaron desde el impacto ambiental de los agroquímicos y los monocultivos, hasta cómo crear huertas orgánicas en macetas, dónde abastecerse y cómo innovar en recetas saludables.
Con alegría, el festival ratificó la idea de que la agricultura sustentable es posible, al alcance de los habitantes de la Ciudad. Sin embargo, para que estas alternativas sigan desarrollándose la conciencia ambiental del consumidor juega un papel decisivo.
También hace unas semanas, Anima Naturalis organizó una actividad en Buenos Aires en ocasión de que el 20 de marzo se festejara el Día Mundial Sin Carne. Pero seguramente no solo el vegetarianismo es una opción a considerar, o la posibilidad de consumir menos carne, sino que, por caso, la macrobiótica implica una concepción que une alimentación, salud y espiritualidad en armonía con la naturaleza.
Así, "producción orgánica", "comercio justo", "fortalecimiento de saberes y capacidades locales" fueron algunos de los conceptos más tratados. Todo esto, dentro de la visión más integral de la salud de la que ComAmbiental habló en la nota anterior, en donde la alimentación marca un vínculo fundamental entre humano y ambiente.
El encuentro fue convocado por Ambientate, "un espacio donde profesionales, organizaciones y otros actores de la sociedad puedan interactuar con el público, con el objetivo de formar conciencia ambiental", según se explica en su blog.
Entre diversos stands desfilaron turistas, familias en busca de aire libre, parejas jóvenes, amas de casa, abuelos, estudiantes. Aunque eran diferentes compartían un interés: conocer cómo mejorar su calidad de vida a través de una alimentación responsable.
Con este objetivo, hubo degustaciones, talleres, exposiciones y charlas que abarcaron desde el impacto ambiental de los agroquímicos y los monocultivos, hasta cómo crear huertas orgánicas en macetas, dónde abastecerse y cómo innovar en recetas saludables.
Con alegría, el festival ratificó la idea de que la agricultura sustentable es posible, al alcance de los habitantes de la Ciudad. Sin embargo, para que estas alternativas sigan desarrollándose la conciencia ambiental del consumidor juega un papel decisivo.
También hace unas semanas, Anima Naturalis organizó una actividad en Buenos Aires en ocasión de que el 20 de marzo se festejara el Día Mundial Sin Carne. Pero seguramente no solo el vegetarianismo es una opción a considerar, o la posibilidad de consumir menos carne, sino que, por caso, la macrobiótica implica una concepción que une alimentación, salud y espiritualidad en armonía con la naturaleza.
Comentarios