Los animales también tienen derechos. Acompañan a la humanidad desde siempre, con afecto, protección y alimento, entre otros importantes servicios ambientales.
Trailer de Meat the Truth, documental del Partido por los Derechos de los Animales de Holanda que se muestra esta semana en el XII Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos.
En conmemoración de su día, es importante reflexionar sobre cómo tratamos a los animales en torno a diversos ejes. ¿Cuán cómplice somos del tráfico de especies en peligro de extinción? ¿Qué implica cuidar responsablemente a una mascota? ¿Cuál es el sentido de los espectáculos con animales? ¿Cuál es el límite de la experimentación en animales? ¿Cuál es nuestro impacto ambiental por consumir carne y productos que implican la matanza de animales?
En Buenos Aires, AnimaNaturalis, Fundaco, Animalitrus y Animal Sapiens presentaron un petitorio "solicitando centros de sanidad animal, la prohibición de la tracción a sangre y una ley nacional de circos sin animales". El fundamento principal es que "todos los animales, incluyendo los humanos, somos seres sintientes" capaces de percibir de igual forma el dolor y el placer.
La semana pasada activistas de Anima Naturalis hicieron una singular protesta contra la industria que prueba en animales los efectos adversos que podrían tener nuevos productos de higiene o cosméticos. El problema se agrava por el vacío legal ya que en la Argentina no existe ninguna forma de identificar aquellos productos libres de testeos en animales como sí sucede en Europa o Estados Unidos con el logo de Humane Cosmetics Standard (HCS) o Humane Household Products Standard (HHPS).
En el ámbito del entretenimiento, hace dos meses el accidente con una orca en un parque acuático de Estados Unidos abrió el debate sobre qué enseñanza transmiten los espectáculos denominados "educativos" y los circos, donde animales silvestres deben hacer malabares en cautiverio.
Con respecto a la moda, también persisten diferentes grados de rechazo a la cría o caza de animales -furtiva o legal- para matarlos y utilizar su piel en la confección de vestimentas extravagantes.
Cambiar de paradigma. La Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal promueve desde 1979 el cuidado responsable de los animales domésticos. Ofrece asesoramiento veterinario y legal para denunciar el maltrato y fomentar la adopción de animales de calle o la castración temprana, para evitar el abandono y las zoonosis.
Pero ¿qué pasaría si el problema estuviese en las costumbres más arraigadas como la alimentación a base de carne? Un documental holandés llamado Meat the Truth sostiene que el consumo de carne vacuna, desde la cría del ganado hasta que llega a la mesa, es el principal responsable del calentamiento global.
Asimismo, la campaña mundial Un día sin carne, expone cuán industrializado está la cría de animales para consumo -incluyendo a cerdos y pollos- tal que cosifica a los animales y los mantiene hacinados, mutilados y sobremedicados con antibióticos y hormonas de crecimiento para obtener el mayor rédito económico.
De allí, surgen luego epidemias como la gripe aviar o la porcina, al tiempo que para engordar estos ganados se extiende la frontera agropecuaria arrasando bosques nativos para cultivar granos.
Todo tiene que ver con todo. Los derechos de los animales no son una cuestión superficial, sentimentalista, sino que atraviesa transversalmente nuestro modo de vida. Es hora de tomar conciencia de nuestras acciones.
Link recomendado: Declaración Universal de los Derechos de los Animales
Trailer de Meat the Truth, documental del Partido por los Derechos de los Animales de Holanda que se muestra esta semana en el XII Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos.
En conmemoración de su día, es importante reflexionar sobre cómo tratamos a los animales en torno a diversos ejes. ¿Cuán cómplice somos del tráfico de especies en peligro de extinción? ¿Qué implica cuidar responsablemente a una mascota? ¿Cuál es el sentido de los espectáculos con animales? ¿Cuál es el límite de la experimentación en animales? ¿Cuál es nuestro impacto ambiental por consumir carne y productos que implican la matanza de animales?
En Buenos Aires, AnimaNaturalis, Fundaco, Animalitrus y Animal Sapiens presentaron un petitorio "solicitando centros de sanidad animal, la prohibición de la tracción a sangre y una ley nacional de circos sin animales". El fundamento principal es que "todos los animales, incluyendo los humanos, somos seres sintientes" capaces de percibir de igual forma el dolor y el placer.
La semana pasada activistas de Anima Naturalis hicieron una singular protesta contra la industria que prueba en animales los efectos adversos que podrían tener nuevos productos de higiene o cosméticos. El problema se agrava por el vacío legal ya que en la Argentina no existe ninguna forma de identificar aquellos productos libres de testeos en animales como sí sucede en Europa o Estados Unidos con el logo de Humane Cosmetics Standard (HCS) o Humane Household Products Standard (HHPS).
En el ámbito del entretenimiento, hace dos meses el accidente con una orca en un parque acuático de Estados Unidos abrió el debate sobre qué enseñanza transmiten los espectáculos denominados "educativos" y los circos, donde animales silvestres deben hacer malabares en cautiverio.
Con respecto a la moda, también persisten diferentes grados de rechazo a la cría o caza de animales -furtiva o legal- para matarlos y utilizar su piel en la confección de vestimentas extravagantes.
Cambiar de paradigma. La Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal promueve desde 1979 el cuidado responsable de los animales domésticos. Ofrece asesoramiento veterinario y legal para denunciar el maltrato y fomentar la adopción de animales de calle o la castración temprana, para evitar el abandono y las zoonosis.
Pero ¿qué pasaría si el problema estuviese en las costumbres más arraigadas como la alimentación a base de carne? Un documental holandés llamado Meat the Truth sostiene que el consumo de carne vacuna, desde la cría del ganado hasta que llega a la mesa, es el principal responsable del calentamiento global.
Asimismo, la campaña mundial Un día sin carne, expone cuán industrializado está la cría de animales para consumo -incluyendo a cerdos y pollos- tal que cosifica a los animales y los mantiene hacinados, mutilados y sobremedicados con antibióticos y hormonas de crecimiento para obtener el mayor rédito económico.
De allí, surgen luego epidemias como la gripe aviar o la porcina, al tiempo que para engordar estos ganados se extiende la frontera agropecuaria arrasando bosques nativos para cultivar granos.
Todo tiene que ver con todo. Los derechos de los animales no son una cuestión superficial, sentimentalista, sino que atraviesa transversalmente nuestro modo de vida. Es hora de tomar conciencia de nuestras acciones.
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