Todos tenemos derecho a una vivienda digna conforme lo establece nuestra Constitución Nacional. Sin embargo, solo en la Ciudad de Buenos Aires, cerca de 500.000 habitantes sobreviven en condiciones precarias y aún aquellos mejor acomodados tienen problemas en el suministro de agua, luz y cloacas.
Desde esta perspectiva el problema de la vivienda no es individual sino colectivo, ambiental. Por eso aquí mencionamos algunos esfuerzos que promueven viviendas sustentables, con el fin de encontrar un mayor equilibrio entre los factores sociales, económicos y ecológicos, antes, durante y después de la construcción.
Cuestión de principios. Ahorrar agua, aprovechar la luz natural, separar los residuos y apagar los aparatos electrónicos cuando no están en uso son buenas medidas pero estas propuestas van más allá.
La Fundación Fidentia define una vivienda sustentable como aquella que cumple con las siguientes variables:
Aunque parezca obvio, no siempre el diseño de las viviendas tiene en cuenta a las casas contiguas o al barrio donde se erigen y puede derivar en inconvenientes para los vecinos. Por ejemplo, organizaciones vecinales de Caballito se oponen a la construcción de torres de departamentos. Las principales quejas redundan en que se trata de una especulación inmobiliaria que encarece los impuestos, al tiempo que disminuye la calidad de vida en la zona a causa de la saturación de los servicios, los caminos y los espacios verdes.
Para poner la teoría en práctica, el año pasado se presentó en Casa FOA una vivienda reciclada a partir de un viejo container, tal como explica uno de sus creadores Máximo Sanguinetti para La Nación.
Pero Espacio Container es todavía una obra para exponer más que para habitarla, mientras crecen las denuncias de organizaciones de base contra políticas de desalojo sin soluciones de fondo, como las que emprende el Gobierno de la Ciudad contra medio millón de personas "okupas" o en situación de calle.
Proyecto integral. A través de BBC Mundo trascendió que una mujer, Ingrid Vaca Diez, empezó a construir casas para las personas de bajos recursos en Bolivia, a partir de botellas vacías y otros materiales de desecho. Además, la comunidad beneficiaria participa activamente en la construcción, aprendiendo el método para poder replicarlo, tal como está haciendo ahora en Roldán, en la provincia argentina de Santa Fe.
Otro caso emblemático se encuentra en la localidad bonaerense de Navarro donde los habitantes de la Ecovilla GAIA construyen sus propios hogares basándose en materiales de alto rendimiento -como el bambú- y del modelado directo de la tierra.
Hacia el interior, estas viviendas se nutren de generadores de energía solar y eólica e implementan baños secos desarrollados en conjunto con el INTI. Estos inodoros especiales representan "la oportunidad de cambiar este paradigma de la ciudad occidental moderna, cambiando la contaminación del agua y del suelo por un enriquecimiento del mismo" -sostienen desde el organismo tecnológico.
En la Ecovilla, el reciclado de los residuos es prácticamente completo, obteniéndose abono y biogás del compostaje de los orgánicos y reduciendo el consumo de los inorgánicos mediante su reemplazo por productos más "eco-amigables" y su reutilización.
Para que estas metodologías puedan estar al alcance de manera más generalizada, respetando los recursos naturales y culturales de cada región, falta un largo trecho pero no es una meta imposible. En definitiva el planeta Tierra es nuestro hogar, la casa en la que convivimos todos.
Desde esta perspectiva el problema de la vivienda no es individual sino colectivo, ambiental. Por eso aquí mencionamos algunos esfuerzos que promueven viviendas sustentables, con el fin de encontrar un mayor equilibrio entre los factores sociales, económicos y ecológicos, antes, durante y después de la construcción.
Cuestión de principios. Ahorrar agua, aprovechar la luz natural, separar los residuos y apagar los aparatos electrónicos cuando no están en uso son buenas medidas pero estas propuestas van más allá.
La Fundación Fidentia define una vivienda sustentable como aquella que cumple con las siguientes variables:
- Utilizar materiales de baja carga energética y materiales reciclados
- Emplear materiales propios del lugar
- Aprovechar estructuras existentes
- Generar un impacto menor sobre la compactación y propiedades del suelo
- Proporcionar un adecuado aislamiento térmico y acústico
- Aprovechar al máximo la luz solar y las condiciones climáticas del lugar
- Establecer la vegetación adecuada
- Disponer estratégicamente cuerpos de agua
Aunque parezca obvio, no siempre el diseño de las viviendas tiene en cuenta a las casas contiguas o al barrio donde se erigen y puede derivar en inconvenientes para los vecinos. Por ejemplo, organizaciones vecinales de Caballito se oponen a la construcción de torres de departamentos. Las principales quejas redundan en que se trata de una especulación inmobiliaria que encarece los impuestos, al tiempo que disminuye la calidad de vida en la zona a causa de la saturación de los servicios, los caminos y los espacios verdes.
Para poner la teoría en práctica, el año pasado se presentó en Casa FOA una vivienda reciclada a partir de un viejo container, tal como explica uno de sus creadores Máximo Sanguinetti para La Nación.
Pero Espacio Container es todavía una obra para exponer más que para habitarla, mientras crecen las denuncias de organizaciones de base contra políticas de desalojo sin soluciones de fondo, como las que emprende el Gobierno de la Ciudad contra medio millón de personas "okupas" o en situación de calle.
Proyecto integral. A través de BBC Mundo trascendió que una mujer, Ingrid Vaca Diez, empezó a construir casas para las personas de bajos recursos en Bolivia, a partir de botellas vacías y otros materiales de desecho. Además, la comunidad beneficiaria participa activamente en la construcción, aprendiendo el método para poder replicarlo, tal como está haciendo ahora en Roldán, en la provincia argentina de Santa Fe.
Otro caso emblemático se encuentra en la localidad bonaerense de Navarro donde los habitantes de la Ecovilla GAIA construyen sus propios hogares basándose en materiales de alto rendimiento -como el bambú- y del modelado directo de la tierra.
Hacia el interior, estas viviendas se nutren de generadores de energía solar y eólica e implementan baños secos desarrollados en conjunto con el INTI. Estos inodoros especiales representan "la oportunidad de cambiar este paradigma de la ciudad occidental moderna, cambiando la contaminación del agua y del suelo por un enriquecimiento del mismo" -sostienen desde el organismo tecnológico.
En la Ecovilla, el reciclado de los residuos es prácticamente completo, obteniéndose abono y biogás del compostaje de los orgánicos y reduciendo el consumo de los inorgánicos mediante su reemplazo por productos más "eco-amigables" y su reutilización.
Para que estas metodologías puedan estar al alcance de manera más generalizada, respetando los recursos naturales y culturales de cada región, falta un largo trecho pero no es una meta imposible. En definitiva el planeta Tierra es nuestro hogar, la casa en la que convivimos todos.
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