Editorial de la Semana
Papeleras de Fray Bentos y contaminación hídrica del Riachuelo. Hasta allí llega hoy la política ambiental argentina. La primera empujada por los ciudadanos de Gualeguaychú y sus cortes de ruta. La otra por los ciudadanos de la cuenca del Riachuelo y el fallo de la Corte Suprema. ¿La política ambiental se puede formar de una manera reactiva?
Greenpeace presentó esta semana su propuesta para la industria papelera. Ningún medio informó sobre una respuesta del gobierno que esté decidido a tomar cartas en el asunto para que no se transforme todo en una cuestión de nacionalismo contra Uruguay y empezar a cambiar la industria que hoy contamina nuestros ríos.
Más aún, el director ejecutivo, Martín Prieto, manifestó su preocupación porque no se escuchó la voz de la Secretaria en materia energética, ante los anuncios del plan nuclear y los pocos avances en energías limpias y renovables. Parece que si no sopla el viento de las protestas la energía eólica no puede remontar vuelo.
Del otro lado, está comenzando a surgir el eKologismo, el movimiento nacional y popular ecologista que se embandera con el nuevo color verde del señor presidente, sin saber todavía si el verde es signo de conciencia ambiental o de inmadurez para el desarrollo sustentable. Según sus dirigentes, el Riachuelo es una cuestión de dignidad, lucha contra las empresas contaminantes y adhesión al gobierno nacional. Por eso se diferenciaron de la sociedad civil, donde pueden existir las voces críticas.
Hoy Clarín publicó una entrevista a Francisco Anglesio, él es presidente del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) desde diciembre de 2003 y fue subsecretario de Medio Ambiente de Santa Cruz desde 1998. Según le dijo al matutino: "la cuestión ambiental pasó a ser una prioridad. El tema de la minería en Esquel y el de las papeleras en Gualeguaychú han sido hitos. La sociedad empieza a demandar resultados, y los políticos van a tener que dar respuestas".
Sin embargo, hablando de eso, el tema de la minería (de oro y de cobre) es otro que está esperando su turno. La semana pasada hubo declaraciones cruzadas entre Picolotti y los empresarios mineros que están avalados por la política extractiva del gobierno, más fuerte al parecer que la política de conservación de las fuentes de agua potable.
También lo es, para mencionar algún otro de la agenda ambiental nacional, el desmonte que están sufriendo los bosques nativos del país, cada vez más en peligro de desaparecer. Asociado a eso, el ordenamiento territorial que le ponga un freno racional a la ambición de la soja.
Estos temas (minería, deforestación) podrían mejorarse justamente mediante el COFEMA, que aunque no es un organismo ejecutivo sí podría utilizarse para bajar una verdadera política ambiental nacional donde las provincias no utilicen la excusa de que son dueñas de sus recursos naturales para fomentar un feudalismo que está barriendo con los bienes naturales. Para eso deben implementarse las leyes de presupuesto mínimo.
Durante la presentación de Greenpeace, Reynaldo Sietecases, que ofició de moderador y es periodista, mencionó que la clase política se ha vestido de verde para la ocasión. Que no sea solo una moda sino una verde esperanza producto de una nueva cultura ambiental dependerá, creemos, de que la sociedad mantenga la actitud crítica.
Para eso están las ONGs y también el periodismo.
Papeleras de Fray Bentos y contaminación hídrica del Riachuelo. Hasta allí llega hoy la política ambiental argentina. La primera empujada por los ciudadanos de Gualeguaychú y sus cortes de ruta. La otra por los ciudadanos de la cuenca del Riachuelo y el fallo de la Corte Suprema. ¿La política ambiental se puede formar de una manera reactiva?
Greenpeace presentó esta semana su propuesta para la industria papelera. Ningún medio informó sobre una respuesta del gobierno que esté decidido a tomar cartas en el asunto para que no se transforme todo en una cuestión de nacionalismo contra Uruguay y empezar a cambiar la industria que hoy contamina nuestros ríos.
Más aún, el director ejecutivo, Martín Prieto, manifestó su preocupación porque no se escuchó la voz de la Secretaria en materia energética, ante los anuncios del plan nuclear y los pocos avances en energías limpias y renovables. Parece que si no sopla el viento de las protestas la energía eólica no puede remontar vuelo.
Del otro lado, está comenzando a surgir el eKologismo, el movimiento nacional y popular ecologista que se embandera con el nuevo color verde del señor presidente, sin saber todavía si el verde es signo de conciencia ambiental o de inmadurez para el desarrollo sustentable. Según sus dirigentes, el Riachuelo es una cuestión de dignidad, lucha contra las empresas contaminantes y adhesión al gobierno nacional. Por eso se diferenciaron de la sociedad civil, donde pueden existir las voces críticas.
Hoy Clarín publicó una entrevista a Francisco Anglesio, él es presidente del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) desde diciembre de 2003 y fue subsecretario de Medio Ambiente de Santa Cruz desde 1998. Según le dijo al matutino: "la cuestión ambiental pasó a ser una prioridad. El tema de la minería en Esquel y el de las papeleras en Gualeguaychú han sido hitos. La sociedad empieza a demandar resultados, y los políticos van a tener que dar respuestas".
Sin embargo, hablando de eso, el tema de la minería (de oro y de cobre) es otro que está esperando su turno. La semana pasada hubo declaraciones cruzadas entre Picolotti y los empresarios mineros que están avalados por la política extractiva del gobierno, más fuerte al parecer que la política de conservación de las fuentes de agua potable.
También lo es, para mencionar algún otro de la agenda ambiental nacional, el desmonte que están sufriendo los bosques nativos del país, cada vez más en peligro de desaparecer. Asociado a eso, el ordenamiento territorial que le ponga un freno racional a la ambición de la soja.
Estos temas (minería, deforestación) podrían mejorarse justamente mediante el COFEMA, que aunque no es un organismo ejecutivo sí podría utilizarse para bajar una verdadera política ambiental nacional donde las provincias no utilicen la excusa de que son dueñas de sus recursos naturales para fomentar un feudalismo que está barriendo con los bienes naturales. Para eso deben implementarse las leyes de presupuesto mínimo.
Durante la presentación de Greenpeace, Reynaldo Sietecases, que ofició de moderador y es periodista, mencionó que la clase política se ha vestido de verde para la ocasión. Que no sea solo una moda sino una verde esperanza producto de una nueva cultura ambiental dependerá, creemos, de que la sociedad mantenga la actitud crítica.
Para eso están las ONGs y también el periodismo.
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