La papelera de la que Clarín no habla

El caso de Papel Prensa reapareció en la agenda periodística luego de la tapa del último domingo en Crítica, el nuevo diario de Jorge Lanata. Más allá de su rol en la disputa mediática, el hecho toma su trascendencia en el encuadramiento de las papeleras argentinas que nos contaminan desde adentro, tal y como había denunciado Greenpeace en un informe especial.


"El agua analizada contiene `parámetros químicos y orgánicos muy por encima de lo permitido por las disposiciones ambientales de la provincia de Buenos Aires´ y `se trata de compuestos contaminantes del medio ambiente´". Crítica difundió el domingo pasado en tapa la investigación que un fiscal realiza al Estado, Clarín y La Nación por la papelera que es de su propiedad. Además, según datos que el nuevo diario encargó a un especialista de la UBA, "el nivel de contaminación es más de diez veces superior a lo permitido por la ley" en la presencia de materia orgánica en el agua.


Desde un medio local de San Pedro, escribieron que "por el momento sólo un profesional de la medicina se arriesgó a insinuar a La Opinión que estos resultados pueden estar demasiado vinculados al creciente porcentaje de casos de cáncer que están siendo prolijamente registrados desde hace dos años". Para Crítica, su artículo dejó "Una ciudad en alerta", a pesar de que ya hace dos años el diario Perfil había publicado una investigación que podría resumirse en una frase: "Pueblo chico, empresa grande, las dudas y sospechas se mez­clan con algunas certezas".

¿Tecnología limpia? "Por el tipo de papel que fabrica, el proceso de blan­queo de Papel Prensa se realiza con agua oxigenada, un sistema libre de cloro que los ambienta­les ven con buenos ojos", mencionaba Perfil. En el informe "La escalada de la celulosa en la región: industria sucia o producción limpia" Greenpeace mencionaba el mismo dato, lo cual contradiría la frase de que "Botnia parece `Alicia en el país de las Maravillas´, frente a la obsoleta tecnología que utiliza la planta sampedrina" que escribió La Opinión Semanario.

De todos modos, Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace, declaró a Crítica que “la vara con la que el Gobierno mira hacia Uruguay no es la misma que usa en la Argentina. En el caso de Papel Prensa uno de los dueños es el Estado, por lo cual no hay atenuantes”. En el mismo artículo, los asambleístas en contra de Botnia enviaron su apoyo y denunciaron: "Papel Prensa, en Buenos Aires, y Alto Paraná, en Misiones, hacen lo mismo que repudiamos en Gualeguaychú".

En el informe de Greenpeace, el ambientalista y marinero Enrique Sierra manifestó que "las muestras que se toman para medir los niveles de contaminación de los efluentes se harían (...) a 1 kilómetro de la empresa río arriba". En Baradero, localidad río abajo, "los pescadores aseguran que la pesca casi desapareció" y se sospecha que una "baba blanca" proviene de Papel Prensa.

Según publicó La Opinión de San Pedro: "Tampoco los medios se han ocupado de la grave situación que provoca la constante vertiente que arroja ese infectado caño que sin dudas, perjudica minuto a minuto la vida de los habitantes". Pero amplió la problemática ambiental de la zona: "Claro, no es el único, habría que mirar muy bien la zanja a cielo abierto que recorre impunemente la distancia entre la prolija Arcor y la rotonda de Crucero General Belgrano o la desembocadura de los líquidos cloacales, por solo citar algunos ejemplos".

Política. En la nota editorial "La historia se escribe en papel" Lanta realizó un completo resumen de la cronología con la que se hizo Papel Prensa, que incluyó el arreglo con el gobierno de la última dictadura, que le entregó un negocio por el que habían hecho aportes todos los diarios y que consolidó el oligopolio mediático. A su vez, el periodista relacionó una investigación de la secretaria de Ambiente Romina Picolotti sobre la planta con las denuncias de corrupción que Clarín realizó sobre la funcionaria el año pasado.

Mientras Picolotti sigue de cerca el caso, aunque no tanto como quisiera, el asunto también llegó al recinto, donde el diputado nacional Claudio Morgado inició un pedido parlamentario. “A partir de la nota publicada por Crítica de la Argentina queremos corroborar los estudios ambientales. El espíritu del proyecto es conocer qué grado de contaminación se produce. Si hablamos seguido de Botnia, ¿por qué no podemos hablar de Papel Prensa?”, se preguntó.

Papel limpio. En otro artículo hablábamos de que no solo un medio debe demostrar ser sustentable a través de su discurso periodístico, lo cual es importante por su implicancia en la agenda pública y en la elaboración de políticas. También lo debe ser desde sus condiciones materiales, tanto si este la propiedad de la fábrica implica una competencia desigual que atenta contra el pluralismo a través de una consesión de la dictadura, como por su posible contaminación.

Clarín y La Nación deberían ser los primeros interesados en investigar qué sucede con el proceso industrial con el que fabrican su papel, más allá de la posibilidad de encarar acciones que hagan a la sustentabilidad del ciclo de papel. Es que si una empresa periodística contamina, jamás va a poder alzar la voz contra otras fábricas que alteren la salud de otros pueblos, más allá de que sus intereses así lo permitan.

Ver también artículo madre: Los medios que se interesan en la soja
Artículo relacionado: El observatorio de medios y la comunicación democrática para el desarrollo sustentable

Actualización de agosto de 2010: Pueden ver el artículo de Crítica en este vínculo.

Comentarios

oscar dijo…
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