Artículo editorial
Divide y reinarás, ésta parece ser la nueva estrategia de la gestión macrista en la Ciudad de Buenos Aires respecto a la implementación de la Ley de Basura Cero. Los conflictos basados, en gran medida, por la falta de información oficial, podrían romper la alianza estratégica entre las cooperativas de cartoneros y las organizaciones ecologistas, dos sectores que hicieron posible el consenso sobre la normativa que busca la sustentabilidad socioambiental.
El desacuerdo podría establecerse como una realidad no deseada ante las iniciativas del actual gobierno porteño sobre la recolección de residuos. El nuevo pliego, según adelantaron las autoridades del Ministerio de Ambiente y Espacios Públicos, incluiría solo la recolección de residuos húmedos, mientras que los vecinos sí realizarían la separación en origen en sus casas, para implementar el sistema puerta a puerta que desarolló El Ceibo en un sector de Palermo.
Esta cooperativa, junto a El Álamo, Del Oeste y El Amanecer de los Cartoneros firmaron un acta acuerdo con el gobierno porteño, después de que éste despidiera a un funcionario de la Dirección General de Limpieza, denunciada por estar enquistada de mafias que roban los materiales a los cartoneros. La división parece ser también interna, ya que Reciclando Sueños no se sumó a esta medida, explicando que "el macrismo no respeta los compromisos".
Los cruces mediáticos. “`El plan de recolección puerta a puerta es un proyecto cuasi escolar, pobre y no está a la altura de la gestión que el gobierno debe plantear´, sostiene Greenpeace.“Greenpeace no recicla, sólo habla”, replicó Juan Grabois, miembro del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), una de las organizaciones que firmó el acuerdo con el gobierno porteño".
En este cruce de declaraciones Página 12 hizo público el debate entre los dos actores, ahora en posible confrontación.Grabois recordó al mismo diario que “mientras los cartoneros recolectan en la ciudad 650 toneladas de reciclables por día, las empresas de limpieza juntan apenas 100 toneladas por año”.
La desconfianza de las organizaciones ambientalistas puede fundarse en que un gobierno cuyos funcionarios reconsideran el sistema de incineración no está comprometido con la gestión ambiental de los residuos, a pesar de que el ministro Piccardo desmintió en Página 12 a su jefe de gabinete Rodríguez Simón. Pero además la crítica más fuerte es la que cuestiona que estos sistemas desdoblados de recolección de residuos no compitan entre sí, después de abandonar la metodología del área limpia con la doble contenerización.
En este punto, se mantiene la opinión compartida entre Grabios y Juan Carlos Villalonga de Greenpeace, quien afirmó: "significa un franco retroceso y una abierta oposición entre un sistema que busca la reducción en la generación de residuos y el desvío hacia sistemas de reciclado y recuperación, y el negocio de las empresas recolectoras que cobrarán más si se genera más basura”. En el comunicado de 10 puntos, la organización ambientalista había rescatado el trabajo de El Ceibo, pero consideró que "la capacidad de recuperación que plantea la recolección diferenciada `puerta a puerta´ es muy baja".
Negociemos. Mientras la gestión macrista discute "un marco jurídico que otorgue la gestión de los residuos secos a las cooperativas y recuperadores independientes", las observaciones se suman. Conectado al punto anterior, Villalonga había recordado: “Si se paga por peso, las empresas van a empezar a denunciar a los cartoneros independientes, a los que Macri acusó hace unos años de ‘robar’ la basura cuando seleccionan en la calle”, alertó Villalonga.
Pero eso no es todo, en la Dirección de Higiene Urbana, el pliego lo dispondría Eduardo Terrigne, un ex empleado de la empresa Manliba, que formaba parte del grupo Macri. Por ello existen segundas lecturas sobre los objetivos que expresó en su momento Piccardo: "Queremos desligar a las empresas recolectoras de todo lo que sea materiales recuperables. Ellas se tienen que ocupar de mantener la ciudad limpia. Todo lo que sea reciclado y cumplimiento de la Ley de Basura Cero quedará en manos del gobierno”.
En este punto, si la negociación se guía por los intereses monetarios, estaremos lejos de una solución favorable a la mayoría de la sociedad. Debe mantenerse el sentido positivo de la palabra, en el que implica un acuerdo que permita desarrollar un plan de largo plazo, como el consenso que se logró para la sanción de la Ley.
¿Qué hacer? Desde ComAmbiental analizábamos la estrategia de (no) comunicación del PRO como un peligro para la implementación de Basura Cero, que ahora se agudiza por la posible destrucción de una imprescindible alianza estratégica para el desarrollo sustentable socioambiental. También escribimos que si el gobierno porteño abandona la separación en origen, es reconocer que los cartoneros pueden realizar un mejor trabajo desde abajo y casi sin recursos.
En este sentido, habrá que estudiar detenidamente el programa oficial que se prepara para que las cooperativas lleven adelante la recolección de residuos reciclabes. Esto es imprescindible para que no sea otra medida que transfiera la responsabilidad de la educación ambiental que debe recaer sobre el Estado a los cartoneros organizados, con el riesgo de que después se los culpabilice, como se hizo con los vecinos.
Sin dudas, la transferencia de recursos, basada en una verdadera descentralización y la genuina intención de incorporar a los movimientos sociales, es bienvenida. Sin embargo, hasta ahora no existen demasiadas razones ciertas para confiar en que esto forma parte de una planificación integral para cumplir con Basura Cero.
Mientras tanto, parece indispensable que se mantenga el diálogo constante entre las cooperativas y las organizaciones ecologistas, y sobre todo que se mantenga un nivel de cordialidad frente a la opinión pública. En las críticas constructivas, siendo concientes de las limitaciones de cada actor, uno más cercano al hacer y otro al reflexionar, pero los dos importantes, es donde radica el éxito a futuro de lo que nació en el 2005.
Divide y reinarás, ésta parece ser la nueva estrategia de la gestión macrista en la Ciudad de Buenos Aires respecto a la implementación de la Ley de Basura Cero. Los conflictos basados, en gran medida, por la falta de información oficial, podrían romper la alianza estratégica entre las cooperativas de cartoneros y las organizaciones ecologistas, dos sectores que hicieron posible el consenso sobre la normativa que busca la sustentabilidad socioambiental.
El desacuerdo podría establecerse como una realidad no deseada ante las iniciativas del actual gobierno porteño sobre la recolección de residuos. El nuevo pliego, según adelantaron las autoridades del Ministerio de Ambiente y Espacios Públicos, incluiría solo la recolección de residuos húmedos, mientras que los vecinos sí realizarían la separación en origen en sus casas, para implementar el sistema puerta a puerta que desarolló El Ceibo en un sector de Palermo.
Esta cooperativa, junto a El Álamo, Del Oeste y El Amanecer de los Cartoneros firmaron un acta acuerdo con el gobierno porteño, después de que éste despidiera a un funcionario de la Dirección General de Limpieza, denunciada por estar enquistada de mafias que roban los materiales a los cartoneros. La división parece ser también interna, ya que Reciclando Sueños no se sumó a esta medida, explicando que "el macrismo no respeta los compromisos".
Los cruces mediáticos. “`El plan de recolección puerta a puerta es un proyecto cuasi escolar, pobre y no está a la altura de la gestión que el gobierno debe plantear´, sostiene Greenpeace.“Greenpeace no recicla, sólo habla”, replicó Juan Grabois, miembro del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), una de las organizaciones que firmó el acuerdo con el gobierno porteño".
En este cruce de declaraciones Página 12 hizo público el debate entre los dos actores, ahora en posible confrontación.Grabois recordó al mismo diario que “mientras los cartoneros recolectan en la ciudad 650 toneladas de reciclables por día, las empresas de limpieza juntan apenas 100 toneladas por año”.
La desconfianza de las organizaciones ambientalistas puede fundarse en que un gobierno cuyos funcionarios reconsideran el sistema de incineración no está comprometido con la gestión ambiental de los residuos, a pesar de que el ministro Piccardo desmintió en Página 12 a su jefe de gabinete Rodríguez Simón. Pero además la crítica más fuerte es la que cuestiona que estos sistemas desdoblados de recolección de residuos no compitan entre sí, después de abandonar la metodología del área limpia con la doble contenerización.
En este punto, se mantiene la opinión compartida entre Grabios y Juan Carlos Villalonga de Greenpeace, quien afirmó: "significa un franco retroceso y una abierta oposición entre un sistema que busca la reducción en la generación de residuos y el desvío hacia sistemas de reciclado y recuperación, y el negocio de las empresas recolectoras que cobrarán más si se genera más basura”. En el comunicado de 10 puntos, la organización ambientalista había rescatado el trabajo de El Ceibo, pero consideró que "la capacidad de recuperación que plantea la recolección diferenciada `puerta a puerta´ es muy baja".
Negociemos. Mientras la gestión macrista discute "un marco jurídico que otorgue la gestión de los residuos secos a las cooperativas y recuperadores independientes", las observaciones se suman. Conectado al punto anterior, Villalonga había recordado: “Si se paga por peso, las empresas van a empezar a denunciar a los cartoneros independientes, a los que Macri acusó hace unos años de ‘robar’ la basura cuando seleccionan en la calle”, alertó Villalonga.
Pero eso no es todo, en la Dirección de Higiene Urbana, el pliego lo dispondría Eduardo Terrigne, un ex empleado de la empresa Manliba, que formaba parte del grupo Macri. Por ello existen segundas lecturas sobre los objetivos que expresó en su momento Piccardo: "Queremos desligar a las empresas recolectoras de todo lo que sea materiales recuperables. Ellas se tienen que ocupar de mantener la ciudad limpia. Todo lo que sea reciclado y cumplimiento de la Ley de Basura Cero quedará en manos del gobierno”.
En este punto, si la negociación se guía por los intereses monetarios, estaremos lejos de una solución favorable a la mayoría de la sociedad. Debe mantenerse el sentido positivo de la palabra, en el que implica un acuerdo que permita desarrollar un plan de largo plazo, como el consenso que se logró para la sanción de la Ley.
¿Qué hacer? Desde ComAmbiental analizábamos la estrategia de (no) comunicación del PRO como un peligro para la implementación de Basura Cero, que ahora se agudiza por la posible destrucción de una imprescindible alianza estratégica para el desarrollo sustentable socioambiental. También escribimos que si el gobierno porteño abandona la separación en origen, es reconocer que los cartoneros pueden realizar un mejor trabajo desde abajo y casi sin recursos.
En este sentido, habrá que estudiar detenidamente el programa oficial que se prepara para que las cooperativas lleven adelante la recolección de residuos reciclabes. Esto es imprescindible para que no sea otra medida que transfiera la responsabilidad de la educación ambiental que debe recaer sobre el Estado a los cartoneros organizados, con el riesgo de que después se los culpabilice, como se hizo con los vecinos.
Sin dudas, la transferencia de recursos, basada en una verdadera descentralización y la genuina intención de incorporar a los movimientos sociales, es bienvenida. Sin embargo, hasta ahora no existen demasiadas razones ciertas para confiar en que esto forma parte de una planificación integral para cumplir con Basura Cero.
Mientras tanto, parece indispensable que se mantenga el diálogo constante entre las cooperativas y las organizaciones ecologistas, y sobre todo que se mantenga un nivel de cordialidad frente a la opinión pública. En las críticas constructivas, siendo concientes de las limitaciones de cada actor, uno más cercano al hacer y otro al reflexionar, pero los dos importantes, es donde radica el éxito a futuro de lo que nació en el 2005.
Comentarios
Saludos!
No es dable pensar que toda esta maniobra es una estrategia económica para bajar los costos de la puesta en marcha de la ley (una puesta en marcha seria, claro está) y pagar las tasas por utilización de los rellenos sanitarios en la provincia? ("total, les damos dos mangos a los cartoneros y listo").
El gobierno de Macri es una fachada vacía de contenido, ni siquiera creo que comprendan en su totalidad el concepto de Basura Cero.